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ANIMALES DE LOS ESPEJOS
Jorge Luis Borges
En algún tomo de las Cartas Edificantes y Curiosas que aparecieron en París durante la primera mitad del siglo XVIII, el P. Zallinger, de la Compañía de Jesús, proyectó un examen de las ilusiones y errores del vulgo de Cantón; en un censo preliminar anotó que el pez era un ser fugitivo y resplandeciente que nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto en el fondo de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado por su pluma quedó inconcluso; ciento cincuenta años después, Herbert Allen Giles tomó la tarea interrumpida. Según Giles, la creencia del pez es parte de un mito más amplio, que se refiere a la época legendaria del Emperador Amarillo. En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la Tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a simples reflejos serviles. Un día, si redujo a simples reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico. El primero que despertará será el pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esa línea será un color no parecido a ningún otro. Después, irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua. En el Yunnan no se habla del pez sino del tigre del espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.”
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Ignoro si Forges quiso dar a esta fascinante fábula carácter premonitorio, pero hay inquietantes elementos en ella que se van ajustando cada vez más a los hechos. Según mi personal interpretación, claro.
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Parece que Borges, admirador confeso de Lewis Carroll, en este breve texto, por cierto como todos los suyos, rinde homenaje aunque sea de forma indirecta, al cuento fantástico, ‘Alicia a través del espejo’, donde Carroll inventó un país imaginario, en el que todo se ve al revés o, también, simplemente se muestra una imaginaria realidad que resulta invisible a este lado supuestamente real del espejo. La verdad es que en el texto borgiano existen ecos no sólo de Carroll sino también de Stevenson, Wilde, Orwell… y de ahí que sea tan evidente lo que llamas con acierto su carácter premonitorio. El caso es que casi todas las fantásticas distopías que la imaginación se atrevió a ‘soñar’ en el terreno del arte y la literatura, desde hace unas décadas forman parte de la realidad cotidiana, revelando además nuevas ‘propiedades’ hasta ahora desconocidas, y sobre todo insospechadas: véase que ya se fabrican, se ha descubierto en los laboratorios del Pentágono en Ucrania, virus que pueden matar selectivamente, por género, etnia (por poner un ejemplo que ha horrorizado a rusos y chinos: sólo ‘eslavos’, sólo ‘Han’)…
ResponderEliminarEn fin, el signo de los tiempos: la realidad ‘oculta’ a este lado del espejo, supera a la imaginación de este lado del espejo.
Salud y comunismo
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Qué no daría la criminal oligarquía por disponer de un virus que eliminara selectivamente a comunistas.
EliminarSalud y comunismo
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