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CARLOS MARX / FEDERICO ENGELS
CORRESPONDENCIA
28. DE MARX A ENGELS
Londres, 12 de febrero de 1856.
... Lo he visto a Bruno (se refiere a Bruno Bauer) una o dos veces más desde entonces. El hombre tiene, evidentemente, un plan, ya que vino a lo de su querido hermano sin un centavo. Es un viejo solterón de punta a cabo, ansiosamente preocupado por su propia conservación y preservación y no sin algunos secretos recelos acerca de su relación con los tiempos presentes.
Está empezando a descubrir por grados que Londres es un lugar notable, que incluso hay aquí “contrastes entre ricos y pobres”, y otros “descubrimientos” similares. Sus aires de superioridad y su pose de “terminado con el mundo”, por una parte, y su infantil curiosidad y rústico asombro por todo y por cualquier cosa, por otra parte, constituyen un contraste que es cualquier cosa menos placentero. Ahora está puliendo su inglés.
Tan pronto como tenga otro encuentro con él te daré un informe del mismo.
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29. DE MARX A ENGELS
Londres, 5 de marzo de 1856.
Levy. Enviado por los obreros de Düsseldorf con una doble misión.
Denunciar a Lassalle. Y luego de un examen muy agudo creo que tienen razón. Lassalle está bastante trasformado desde que la Condesa consiguió sus 300.000 talers (un taler equivale a tres marcos), rechaza deliberadamente a los obreros, está hecho un sibarita y coquetea con los azules (aristócratas). Además, lo acusan de haber explotado constantemente al partido para su Privatedreck e incluso de haber tratado de utilizar a los obreros para delitos personales en interés del caso. La cosa llegó a su fin de esta manera: el administrador de propiedades del conde Hatzfeld, Stockum —quien, como sabes, fue luego sentenciado a cinco años de trabajos forzados en las Assizes— había reñido con el Conde. Le hizo saber a Lassalle que tenía en su poder documentos que llevarían a la cárcel al Conde por perjurio, falsificación. etc. Lassalle le prometió 10.000 talers y luego persuadió al fiscal principal Kósteritz (quien ha debido renunciar a causa de este asunto), de que le hiciera saber al Conde que existía acusación en contra de él. Hatzfeld está ya por huir a París cuando Lassalle le alcanza los comprometedores documentos y retira la acusación a condición de que firme el acuerdo con la Condesa. (Kósteritz actuó, desde luego, como simple instrumento de Lassalle.) De modo que no fue su cacumen legal, sino una grande y baja intriga lo que provocó un repentino final en el caso. No pagó los 10.000 talers a Stockum y los obreros dicen con mucha razón que una prevaricación tan sólo podría olvidarse si se hubiera pasado el dinero al partido en lugar de desfalcarlo para la Condesa. Cuentan una pila de sucios asuntos personales, que no puedo repetir porque los olvidé unos tras otros. Entre ellos: Lassalle especuló en títulos gubernamentales de la deuda exterior, con un hombre de Düssekloif, Scheuer, quien le adelantó el dinero para este objeto. Perdieron. Entre tanto, Scheuer se arruinó. Lassalle gana el caso. Scheuer le reclama entonces el dinero que le adelantó a Lassalle. Lassalle lo remite burlonamente al parágrafo 6 del Código (Código de Napoleón. La constitución burguesa de Francia, que también estaba en vigencia en las provincias renanas.), que prohíbe la especulación sobre cambios. Los obreros dicen que le dejaron pasar a Lassalle todo lo que hizo con la excusa de que estaba implicado en el caso como cuestión de honor. Ahora, una vez que ha ganado, en lugar de hacer que la Condesa le pague por su trabajo, y de independizarse, vive vergonzosamente como amante en medio de sus bromas, sin pretexto alguno. Siempre alardeó de lo que iría a hacer apenas se ganara el caso. Ahora, en forma deliberadamente provocadora, deja de lado a los obreros como si fueran instrumentos superfluos. Asistió a otra reunión (privada), en el día de Año Nuevo, porque estaba presente un coronel francés. Ante el asombro general, habló frente a setenta obreros nada menos que de la “lucha de la civilización contra la barbarie”, de las potencias occidentales contra Rusia. Dicen que su plan era ir a Berlín, hacer el gran señor y abrir un “salón". A su vuelta de allí prometió a la Condesa, en presencia de Levy, crear para ella una “corte de hombres de letras”. Constantemente, también en presencia de Levy, expresó su “ansia de dictadura”, etc., etc. (parece tener de sí mismo una idea bastante distinta de la que tenemos nosotros; se considera eje del mundo porque ha sido temerario en una intriga personal, como si un hombre de verdadera importancia fuese a sacrificar diez años a una trivialidad como esa). Otra cosa muestra cuán peligroso es: a fin de hacer pasar a un hombre, del partido obrero a la policía, como agente secreto, le dio una de mis cartas, diciéndole que hiciera valer como credencial el hecho de que se la había robado a Lassalle. Los obreros dicen, además, que con sus maneras diplomáticas nunca se habrían enfrentado con él tan abiertamente si no intentase pasarse al partido burgués. Al mismo tiempo se adjudica influencias suficientes como para hablarles en el momento de la insurrección, si se sube a una mesa y arenga a las masas, etc. El odio contra él es tan grande, dice Levy, que sea lo que fuere lo que decidamos, los obreros lo masacrarían si se hallara en Dusseldorf en el momento de producirse un movimiento. Están convencidos, más aun, de que elegirá el momento adecuado para trasladarse a cualquier parte si llega a sus oídos cualquier cosa sospechosa.
Todos estos son tan sólo detalles aislados de lo que escuché y retuve en forma incoherente. El conjunto nos ha producido a Freiligrath y a mí una impresión precisa, si bien yo tenía fuertes prejuicios en favor de Lassalle, y si bien desconfío de los chismes de los obreros. Le dije a Levy que es desde luego imposible llegar a una decisión en base a un informe de una sola de las partes; que de todos modos la sospecha fue útil; que debieran continuar vigilándolo pero evitando, por el momento, cualquier ruptura abierta; que quizás encontremos una oportunidad de obligar a Lassalle a tomar una posición clara, etc.
¿Qué piensas de esto? También me gustaría conocer la opinión de
Lupus (Wilhelm Wolff).
2) El segundo objeto de la misión de Levy era informarme acerca de la posición de los obreros en la provincia del Rin. Los obreros de Dusseldorf siguen en contacto con los de Colonia, donde ya no hay “caballeros”. Pero la principal propaganda se lleva ahora a cabo entre los obreros fabriles de Solingen, Iserlohn y su distrito, así como en Elberfeld y el ducado de Westfalia.
En los distritos metalúrgicos los hombres quieren recurrir a la fuerza y sólo se contienen por la perspectiva de una revolución francesa y porque “los londinenses no creen que haya llegado el momento”. Si la cosa sigue así por mucho tiempo, Levy cree que será difícil impedir un levantamiento. Pero, de todos modos, una insurrección en París sería la señal. Esta gente parece estar firmemente convencida de que nosotros y nuestros amigos acudiremos en su ayuda desde el primer momento. Naturalmente, sienten necesidad de dirigentes políticos y militares. Nadie puede culparlos por esto. Pero, me temo que, con sus planes tan simplistas serían aplastados cuatro veces antes de que pudiéramos siquiera salir de Inglaterra. En todo caso, es preciso que se les explique exactamente, desde el punto de vista militar, lo que puede y lo que no puede hacerse. Les he dicho, desde luego, que si las circunstancias lo permitieran iríamos a reunimos con los obreros renanos; que cualquier levantamiento por su cuenta, sin iniciativa de París, Viena o Berlín, carecería de sentido, que si París da la señal, convendría arriesgarlo todo en cualquier caso, porque entonces incluso una derrota momentánea únicamente podría tener malas consecuencias también momentáneas; que yo consultaría seriamente a mis amigos sobre el problema de qué puede hacer directamente la clase obrera en la propia provincia del Rin; que después de un tiempo debieran enviar nuevamente a alguien a Londres y que no deben hacer nada sin previo acuerdo...
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[ Lasalle, Ferdinand (1825-1864). Abogado, fundador del reformismo en el movimiento obrero alemán.
En 1857 publicó La filosofía de Heráclito el escuro, de Efeso, obra de la que trata Marx en la carta 37. Su folleto La guerra italiana y la misión de Prusia, que menciona Marx en la carta 46, apareció en 1859, y su Sistema de los derechos adquiridos en 1861 (cartas 51 y 52). El 23 de mayo de 1863 fue fundada la Allgemeine Deutsche Arbeiterverein (Sociedad General de Obreros Alemanes) en la que Lassalle desempeñó el papel fundamental. En la Carta abierta al Comité obrero de la Asociación Obrera de Leipzig, que ya había escrito en febrero de 1863.
Lassalle expuso las dos reclamaciones principales de la Asociación: sufragio universal y créditos del Estado para las cooperativas de producción (carta 63). Lassalle condujo a la Asociación por el camino del compromiso con el Estado de los junkers prusianos, y en negociaciones secretas con Bismarck le prometió el apoyo de los obreros.En julio de 1864 Lassalle fue de vacaciones a Suiza, donde se comprometió con Helene von Dónniges. Cuando ella fue obligada por sus padres a romper el compromiso, se vio envuelto en un duelo con el novio de ella, lo que condujo a su muerte. El mérito histórico de Lassalle fue que “trasformó a la clase obrera de apéndice de la burguesía liberal, en partido político independiente” (Lenin, Protesta de los socialdemócratas de Rusia). Pero “Lassalle y sus adeptos, en vista de las pocas probabilidades que tenía la vía proletaria y democrática, siguieron una táctica indecisa y se adaptaron a la dirección del junker Bismarck. Su error consistió en desviar al partido obrero hacia el camino del socialismo de Estado bonapartista”. (Lenin, August Bebel.)
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Levy, Gustav. Comerciante de Düsseldorf, uno de los más activos agitadores de la Allgemeine Deutsche Arbeiterverein.
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Hatzfeld, Sophic Von, condesa (1805-1881). Sufrió mucho por causa de su marido, el conde Hatzfeld; Lassalle manejó los trámites de su divorcio durante diez años, terminando por ganar el caso.]
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