sábado, 3 de mayo de 2025


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CARLOS MARX  / FEDERICO ENGELS

CORRESPONDENCIA

 

 

 

 

40. DE ENGELS A MARX

 

Manchester, 14 de julio de 1858. 

 

 

...Envíame la Filosofía de la naturaleza de Hegel, como me lo prometiste. Estoy estudiando algo de fisiología, y la combinaré con anatomía comparada. Estas ciencias tienen un contenido altamente filosófico, todas las cuales han sido descubiertas recientemente: estoy muy ansioso por ver si el viejo Hegel no previo algunas de ellas. Al menos esto es seguro: si escribiese hoy una filosofía de la naturaleza, las cosas afluirían a sus manos de todas partes. Además, es inimaginable el progreso que han hecho las ciencias naturales en los últimos treinta años. 



Para la fisiología, los hechos decisivos han sido, en primer lugar, el tremendo desarrollo de la química orgánica, y en segundo término, el microscopio, que sólo en los últimos veinte años ha sido usado con propiedad. El microscopio ha conducido a resultados aun más importantes que la química; la principal cosa que ha revolucionado toda la fisiología, y que hizo posible por primera vez la fisiología comparada, es el descubrimiento de la célula (en las plantas por Schleiden y en los animales per Schcvann, alrededor de 1836). Todo es célula. La célula es el “ser-en sí-mismo” de Hegel, y su desarrollo sigue exactamente el proceso hegeliano, acabando por terminar en la “idea”, esto es. en cada organismo completo. 

 


Otro resultado que habría agradado al viejo Hegel es, en física, la correlación de las fuerzas, la ley de que, en Condiciones dadas, la fuerza mecánica (producida, por ejemplo, por la fricción) se trasforma en calor, c! calor en luz, la luz en afinidad química, la afinidad química (por ejemplo, en la pila voltaica) en electricidad, la electricidad en magnetismo. Estas transiciones también pueden tener lugar en forma diferente, hacia adelante o hacia atrás. Ahora ha sido demostrado, por un inglés cuyo nombre no puedo recordar en este momento, que la trasformación de esas fuerzas, las unas en las otras, tiene lugar en condiciones cuantitativas bien determinadas, de modo que, por ejemplo, una cierta cantidad de una de ellas, digamos de electricidad, corresponde a cierta cantidad de cada una de las otras, por ejemplo, magnetismo, luz, calor, afinidad química (positiva o negativa, combinación o disociación) y movimiento. La absurda teoría del calor latente queda así superada. Pero, ¿no es esta una espléndida prueba material de la manera en que se resuelven las Reflexionsbestimmungen (determinaciones del pensamiento) las unas en las otras? 

 


Lo cierto es que la fisiología comparada le inspira a uno un desprecio enorme por la exaltación idealista del hombre sobre los demás animales. A cada paso uno se topa con la más completa uniformidad estructural con el resto de los mamíferos y, en sus aspectos principales, esta uniformidad se* extiende a todos los vertebrados, e incluso —menos claramente- a los insectos, crustáceos, lombrices, etc. El asunto hegeliano del salto cualitativo en la serie cuantitativa se presenta aquí también con mucha belleza. Por último, entre los infusorios más elementales se llega a la forma primitiva, la célula simple, que existe independientemente, la que sin embargo, no puede ser distinguida en forma perceptible alguna de las más primitivas plantas (hongos unicelulares, de las enfermedades de la papa y de los viñedos, etc.), ni de los gérmenes de las etapas más elevadas del desarrollo, el óvulo y el espermatozoide humanos inclusive: exteriormente el infusorio no se distingue en nada de las células independientes del organismo viviente (corpúsculos de la sangre, células del epitelio y las mucosas, células de secreción de las glándulas, riñones, etc.)...



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[ Marx y especialmente Engels siempre mostraron que la dialéctica es ’a ley universal del movimiento en la naturaleza y en la historia. Al mismo tiempo que combatían resueltamente el materialismo estrecho, ahistórico, derivado únicamente de la ciencia de la naturaleza, estudiaban constantemente, con igual minuciosidad, los resultados de la investigación en las ciencias naturales, lo que les proveía del más rico material para la confirmación de su concepción del mundo. 

 

 

“En la naturaleza nada ocurre en forma aislada. Cada fenómeno afecta a otro y es, a su vez, influenciado por éste; y es generalmente el olvido de este movimiento y esta interacción universal lo que impide a nuestros naturalistas percibir con claridad las cosas más simples”. 

(F. Engels. El papel del trabajo en la trasformación del mono en hombre.) 

 


Engels nos ha dejado extensos estudios sobre las ciencias naturales y sus resultados (el Anti Dühring y el gran manuscrito sobre La dialéctica de la naturaleza). La lucha para demostrar “que las leyes de la dialéctica son leyes reales del desarrollo natural, y que, en consecuencia, también se aplican al estudio teórico de la ciencia natural” (Engels) fue continuada por Lenin, quien atacó sobre todo la falsificación idealista del materialismo dialéctico en las ciencias naturales. En su libro Materialismo y empiriocriticismo, escribe: 

 


“En una palabra, el idealismo ‘físico’ de hoy, exactamente como el idealismo ‘fisiológico’ de ayer, no significa sino que una escuela de naturalistas en una rama de las ciencias naturales ha caído en la filosofía reaccionaria, a falta de haber sabido elevarse directa e inmediatamente del materialismo metafísico al materialismo dialéctico. Este paso lo dará —ya lo está dando— la física contemporánea, pero se encamina hacia el único buen método, hacia la única filosofía justa de las ciencias naturales, no en línea recta, sino en zigzag, no concientemente, sino espontáneamente, no viendo con claridad su ‘objetivo final’, sino acercándose a él a tientas, titubeando y a veces hasta de espaldas. La física contemporánea está por dar a luz. Está por dar a luz el materialismo dialéctico.” 

 


El enorme incremento de la técnica y de las ciencias naturales en la Unión Soviética y la decadencia de la técnica y de las ciencias naturales en los países capitalistas han revelado las condiciones en que es posible una completa y consecuente aplicación del materialismo dialéctico a la investigación en las ciencias naturales, y llevada a cabo en la mayor escala.]



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7 comentarios:

  1. Seguro que no te ha pasado desapercibido, pero por si acaso:

    https://elsudamericano.wordpress.com/2025/05/03/nadie-puede-ser-amigo-de-todos-testimonios-de-un-revolucionario-por-gilberto-lopez-y-ribas/

    (Prólogo de Néstor Kohan)

    Salud y comunismo

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  2. Pues la verdad es que llevo un tiempo sin visitar esa imprescindible web, imprescindible no sólo por sus estupendos artículos sino, sobre todo, por sus más de doscientos libros "revolucionarios", una completísima y variada biblioteca, que ponen a disposición del personal de forma gratuita.

    Te agradezco mucho el aviso.

    Salud y comunismo

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  3. ( No sé que ha podido ocurrir con este comentario, ya que habiendo sido sido aprobado como de costumbre, sin embargo no aparece publicado en el blog. De modo que lo publico directamente en dos partes ).


    JUAN ha comentado. Hace 11 horas



    En la unidad dialéctica de la teoría y la praxis, unidad que Marx reconoció e hizo conciente en la lucha emancipadora del proletariado, no puede haber simple conciencia, ni como «pura» teoría, ni como simple exigencia, simple deber, simple norma de la acción. La exigencia tiene también su realidad. Es decir, el nivel del proceso histórico que imprime a la conciencia de clase del proletariado un carácter de exigencia, un carácter «latente y teórico», debe hacerse realidad correspondiente y debe intervenir así de manera actuante en la totalidad del proceso. Esa forma de la conciencia de clase proletaria, es el partido. No se debió a un azar el que Rosa Luxemburgo, quien vio antes y más claramente que otros muchos el carácter esencialmente espontáneo de las acciones de masa revolucionarias (subrayando así otro aspecto de la constatación anterior, según la cual esas acciones son el producto necesario de un proceso económico necesario), haya visto claro, también antes que muchos otros, el papel del partido en la revolución. Para los vulgarizadores mecánicos, el partido era una simple forma de organización, y el movimiento de masa, la revolución también, no eran más que un problema de organización. Rosa Luxemburgo comprendió pronto que la organización es mucho más una consecuencia que una condición previa del proceso revolucionario, al igual que el proletariado mismo no puede constituirse en clase si no es en el proceso y por él. En este proceso, que el partido no puede ni provocar ni evitar, le incumbe, pues, el elevado papel de ser el portador de la conciencia de clase del proletariado, la conciencia de su misión histórica. Mientras que la actitud, aparentemente más activa y en todo Mientras que la actitud, aparentemente más activa y en todo caso más «realista» para un observador superficial, que atribuye al partido, ante todo o exclusivamente tareas de organización está abocada, ante el hecho de la revolución, a una posición de fatalismo inconsistente, la concepción de Rosa Luxemburgo es la fuente de la verdadera actividad revolucionaria.

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  4. Si el partido tiene la preocupación de «que en cada fase y en cada momento de la lucha, la suma total de la potencia presente y ya liberada, activa, del proletariado se realice y se exprese en la posición de combate del partido, de que la táctica de la socialdemocracia no esté nunca, en resolución y en perspicacia, por debajo del nivel efectivo de la correlación de fuerzas, sino que más bien vaya por delante de esa correlación», cuando el partido trasforma, en el momento agudo de la revolución, su carácter de exigencia en realidad actuante, porque él hace penetrar en el movimiento de masa espontáneo la verdad que le es inmanente, entonces la eleva de la necesidad económica de su origen a la libertad de la acción conciente. Y este paso de la instancia a la realidad se convierte en la palanca de la organización verdaderamente revolucionaria, verdaderamente conforme a la clase del proletariado. El conocimiento se torna acción, la teoría se torna consigna, la masa que actúa siguiendo las consignas se incorpora cada vez más sólidamente, más estable y concientemente a las filas de la vanguardia organizada. Las consignas justas engendran orgánicamente las condiciones y las posibilidades de la organización técnica del proletariado en lucha.


    Georg Lukács, Historia y conciencia de clase.

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    1. Marx: «No lo saben, pero lo hacen», aserto de donde podemos deducir que Marx habla de cierto tipo de inconsciencia que, sin embargo, “hace”. El libro de Lukács que citas, y que en la traducción de Manuel Sacristán se titula “Historia y consciencia de clase” y no “Historia y conciencia de clase” cosa que uno, ignorante enciclopédico, debe de reconocer que le ha desconcertado un poco a tenor de las diferentes acepciones que se pueden encontrar en diferentes diccionarios. Pero como tengo claro que este asunto está fuera de mis “aguas jurisdiccionales”, simplemente te lo planteo por si puedes aportar alguna explicación por tu parte.

      En cualquier caso está claro que, con “s” o sin “s”, todos nos referimos a un tipo de conocimiento que va más allá de lo espontáneo e inmediato y que tiene un contenido en cierto modo reflexivo que permite fundamentar el consiguiente juicio moral y ético. En este mismo libro, en el capítulo titulado “CONSCIENCIA DE CLASE”, Lukács lo encabeza con otra cita del joven Marx extraída de “La Sagrada Familia”: «No se trata de lo que directamente se imagina tal o cual proletario, o incluso el proletariado entero. Se trata de lo que es y de lo que históricamente se verá obligado a hacer por ese ser» O mucho me equivoco o de nuevo aunque con otras palabras, Marx no s habla de cierta “inconsciencia que hace”, aunque en esta ocasión culmina con una cierta conciencia obligada (como clase en sí), a hacer.

      Por otro lado, Marx nos avisa sobre un tema crucial en el complejo proceso que lleva, como individuo y como clase a adquirir “conciencia”: «No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”. Y de sus “Tesis sobre Feuerbach” unas palabras –que por cierto nos evocan al CHE– para acallar “bocas de muy conscientes oportunistas y derrotistas”:


      «La doctrina materialista de que los hombres son productos de las circunstancias y de la educación, y, por lo tanto, unos hombres nuevos serán producto de nuevas condiciones y de educación nueva, olvida que son los hombres, precisamente, los que alteran las circunstancias, y que también los educadores tienen que ser educados.»


      Indicaciones estas que, a mi entender, nos iluminan de manera muy clara sobre las condiciones contradictorias en las que está inmersa la praxis revolucionaria, tanto en la sociedad capitalista como, llegado el momento (URSS, CHINA, CUBA…) en el periodo de construcción del socialismo, periodo que el propio Marx definió como «fase inferior de la sociedad comunista». Que es a lo que vamos.


      Salud y comunismo

      *

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    2. Camarada Luis. El libro del que yo dispongo se titula 'Historia y Conciencia de Clase', término este, el de 'conciencia', que aparece sin 's' no sólo en el título, sino en todo el libro.

      Editado por el INSTITUTO DEL LIBRO, LA HABANA, 1970.
      Titulo original en alemán: GESCHICHTE UND KLASSEN-BEWUSSTSEIN
      Traducción del francés: Francisco Duque, cotejado con la
      traducción italiana por Giannina Bertorelli.
      Diseño: Roberto Casanueva
      Edición: Teresa Blanco
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      "Según el Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Bogotá: Santillana, 2005), conciencia significa ‘reconocimientos en ámbitos de ética y moral’: conciencia del bien y el mal. Mientras que consciencia alude al ‘reconocimiento de la realidad, en un sentido metafísico más general’, ya no sólo relacionado con la ética y moral. Aunque las dos voces son válidas, el diccionario citado indica que conciencia, sin s, expresa ambos sentidos; por lo que es más recomendable emplear ésta en todos los casos".

      Agustín García Calvo (gramático y filólogo) sostenía que había que eliminar esas eses intercaladas por ser manierismos obsoletos, así como ciertas 'x' (él escribía, por ejemplo: esacerbado en lugar de exacerbado). Algo que se puede comprobar en todos sus escritos y que, según él, hacía el lenguaje más accesible y sencillo. Y, por supuesto, conciencia siempre sin 's'.

      Yo, tal vez por costumbre sintáctica y familiaridad sonora, sabedor de que su significado no se altera, siempre escribo dicho término con 's'. Y por cierto, el 'sólo' de 'solamente' con acento, un acento del que también prescindía Agustín.

      ¿Qué tal lleva la fotografía tu nieto? ¿Va incorporando la cámara a su mirada?

      Salud y comunismo



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  5. Diccionario de MARÍA MOLINER : conciencia (del lat. "conscientia")
    1 f. *Conocimiento que el espíritu humano tiene de sí mismo. Facultad que hace posible ese conocimiento. ("Tener") Esa facultad considerada como censora de los propios actos…]
    Breve diccionario etimológico de la lengua castellana –
    JOAN COROMINAS

    CONIENCIA [ver CIENCIA] 1220-1250. Tomado del latino scientia ‘conocimiento’, derivado de sciens, -tis, participio activo de scire ‘saber’.

    Derivados. Conciencia, hacia 1300, latino conscientia ‘conocimiento’, ‘conciencia’; concienzudo, 1611; consciente, 1884, latino consciens, -tis, participio de conscire ‘tener conciencia de’; inconsciente, inconsciencia; subconsciente, subconsciencia.

    Estoy muy agradecido por tus esclarecedoras aportaciones (valoro mucho tu manera dialéctica de asumir las contradicciones entre tu saber y hacer cotidiano) sobre el asunto de la “conciencia/consciencia” que, como resulta obvio, no es asunto banal dentro del marco de la desigual lucha ideológica. Por mi parte, aporto esas dos citas (arriba) que he tomado de los diccionarios que, junto con el de la RAE, más suelo consultar, aunque con menos frecuencia de la que requiere mi nivel de insuficiencia en estos asuntos de la gramática. La verdad es que desde que empecé a leer “en serio” las obras de Marx, he podido comprobar que las interpretaciones de sus textos escritos fundamentalmente en alemán, han variado mucho en forma/contenido (no se trata de meras discusiones terminológicas sino sobre todo de acepciones y conceptos) en función de los idiomas a los que han sido volcados y, por si fuera poca mediación, el origen de las distintas traducciones. Tal y como ocurre en la literatura cuando a un autor japonés se le traduce al castellano no directamente sino desde la versión francesa o inglesa. También recuerdo la manía “formal” de Juan Ramón Jiménez con la ‘j’ o, la de Unamuno con la variante ‘oscuro’/‘obscuro’… en fin, un asunto apasionante este, de plantear los problemas y resolverlos, por medio también de la lengua, el lenguaje, la comunicación: para conocer, ver, percibir, comprender… y sus opuestos.


    Lo de mi nieto con la cámara fotográfica será también una lucha larga y desigual, puesto que la ideología dominante (por medio de la coacción social e institucional) no quiere cuerpos pensantes, sino más bien cuerpos privados de pensamiento, de criterio propio, que por el contrario sean manejables y obedientes productores… y sobre todo consumidores acríticos.

    [ Te informo que en los próximos meses, hasta diciembre, dispondré de poco tiempo para dedicarle al blog, lo que no obsta para que sigamos comentando y leyéndonos.]

    Salud y comunismo

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