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CARLOS MARX / FEDERICO ENGELS
CORRESPONDENCIA
46. DE MARX A ENGELS
Londres, 18 de mayo de 1859.
El folleto de Lassalle es un enorme desatino. La aparición de tu folleto “anónimo” le quitó el sueño. La posición del partido revolucionario en Alemania es por cierto difícil por el momento; pero, con algún análisis crítico de las circunstancias, es sin embargo clara. En cuanto a los “gobiernos”, es evidente, desde todo punto de vista, aunque sólo sea por la existencia de Alemania, que debe reclamárseles que no permanezcan neutrales, sino que, como dices con razón, sean patrióticos. Pero al asunto debe dársele el elemento revolucionario, subrayando simplemente el antagonismo con Rusia, con mayor fuerza que el antagonismo con Boustrapa (Napoleón III). Esto es lo que Lassalle debió haber hecho en respuesta a los chillidos antifranceses de Neue Preussische Zeitung. Este es también el punto que, a medida que prosiga la guerra, conducirá en la práctica a los gobiernos alemanes a traicionar al Imperio, y en que serán tomados del cuello. En cuanto a lo demás, si Lassalle se toma la atribución de hablar en nombre del partido, en el futuro deberá hacerse a la idea de ser desautorizado públicamente por nosotros —pues la situación es demasiado importante como para tener consideraciones personales– o bien, en lugar de perseguir sus inspiraciones, mezcla de pasión y lógica, debe llegar previamente a un entendimiento con las opiniones sostenidas por otras personas. Debemos insistir ahora terminantemente sobró la disciplina del partido, o todo se irá al demonio...
Los señores Knoten (Este párrafo alude a algunos minúsculos grupos de refugiados políticos en Londres, que se daban a sí mismos nombres tales como “Asociación Comunista ’, etc.) han obtenido... una lindísima lección. Ese viejo asno weitlingueriano de Scherzer creyó que él podría nombrar a los representantes del partido. Cuando yo me encontré con una diputación de los Knoten (me he negado a ingresar en asociación alguna, pero Liebknecht [fue nombrado] presidente de una de ellas, y el Lapp [Anders] de la otra) les dije derechamente: No hemos recibido nuestro nombramiento de representantes del partido proletario sino de nosotros mismos. Está, sin embargo, refrendado por el exclusivo y universal odio que nos consagran todos los partidos y fracciones del viejo mundo. Puedes imaginarte lo asustados que estaban esos tontos...
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[ El folleto de Lassalle se llamaba La guerra italiana y la misión de Prusia. En este folleto reclamaba que la política nacionalista de Bonaparte en el sur, esto es, la incorporación de territorios italianos, fuera contrarrestada por una política en el norte, es decir, por la anexión de Schleswig-Holstein. En consecuencia, en realidad se entregaba a Bismarck, porque en lugar de reclamar, como Marx y Engels, la unificación revolucionaria de Alemania en contra de Francia y Rusia, presentaba una exigencia nacionalista de anexión que favorecía los intereses de Bismarck.
“En el período que va de 1864 a 1870, cuando tocaba a su fin la época en que culminó la revolución democrático-burguesa en Alemania, la época en que las clases explotadoras de Prusia y Austria luchaban por dar cima de un modo u otro a la revolución desde arriba, Marx [...]. condenó a Lassalle por sus coqueterías con Bismarck. .., Marx exigía una táctica revolucionaria... una táctica que no se adaptara al ‘vencedor’, al junker prusiano, sino que reanudase inmediatamente la lucha revolucionaria contra él, también en la situación creada por las victorias militares de Prusia.” (V. I. Lenin, Carlos Marx. Breve esbozo biográfico con una exposición del marxismo.)
Como medio de librar la lucha contra la reacción alemana, Marx y Engels ponían en primer plano la lucha contra Rusia, en aquella época reserva de la reacción, atribuyéndole importancia decisiva. La “punta” contra Rusia era al mismo tiempo la punta contra la reacción en Prusia. Por ello, Marx y Engels seguían también con gran atención los acontecimientos internos en Rusia. Al final de su folleto Saboya, Niza y el Rin, escribía Engels:
“Mientras tanto hemos ganado un aliado en el siervo ruso. La lucha que se ha desatado ahora en Rusia entre las clases dominantes y las dominadas de la población rural, ya está minando todo el sistema de la política exterior rusa. El sistema era posible sólo mientras Rusia careciera de desarrollo político interno. Pero esos tiempos han pasado. El desarrollo industrial y agrícola que han promovido el gobierno y la aristocracia en todas las formas posibles, ha prosperado en un grado tal que ya no puede concillarse con las condiciones sociales existentes. Su abolición es una necesidad por una parte, y una imposibilidad —a menos que sean cambiadas por la fuerza— por otra. Junto con la Rusia que existió desde Pedro el Grande hasta Nicolás, también cae la política exterior de esa Rusia. Parece como si se le hubiera reservado a Alemania la tarea de convencerla a Rusia de este hecho, no sólo con la pluma sino también con la espada”. ]
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