lunes, 27 de junio de 2022

 

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LA OTAN HACIA DENTRO

Manuel Sacristán

 

 

Muy poca gente cree que España tenga que mantenerse en la OTAN por la necesidad de defenderse de una agresión de los países del Pacto de Varsovia. Probablemente no lo cree ningún miembro del gobierno, y en todo el PSOE sólo algunas personalidades de mucho peso, pero escaso y reciente arraigo en lo que fue un partido socialista. Por eso es característico que el alegato a favor de la presencia de España en la OTAN no se limite a lo estratégico, sino que opere con una acumulación de argumentos: a la supuesta amenaza militar o misteriosamente política de la URSS (¿Cómo va a ser políticamente amenazador un dinosaurio de pies de barro que ha perdido casi todo prestigio ideológico?) se suma la presión de los aliados, los Estados Unidos y los gobiernos que han de darnos permiso para que entremos en la Comunidad Económica Europea. Ésta es una constricción interna al ámbito de la OTAN, a diferencia de la externa, constituida por la supuesta amenaza del Pacto de Varsovia. Alguna vez, los portavoces oficiales u oficiosos del gobierno, en vena de sinceridad y siguiendo el uso, tan instructivo, de separar radicalmente ética y política, se dejan ir a la valerosa confesión de que, propiamente, la presión a la que hay que responder integrándonos en la OTAN es la de las potencias occidentales, no la de los países del Este. Los aliados mismos, más frecuente y abiertamente que los gobernantes españoles (para los cuales ha de ser más penoso decirlo), añaden un tercer argumento en favor de la presencia de España en la OTAN, que consiste en un chantaje parecido al anterior: la integración en la OTAN satisface a los militares y los ocupa en asuntos técnicos, por lo que disminuirá su propensión a destruir la democracia mediante un golpe armado. Todos ésos son aspectos internos de la cuestión española de la OTAN, son OTAN desde dentro. Quienes esgrimen tales razones internas –internas a la Alianza o a la política española– para apoyar la integración en la OTAN son más sinceros que los autores de los discursos oficiales acerca del peligro soviético. Pero si sus argumentos prenden entre los españoles, es posible que su efecto político no sea mucho menos malo que el de la simple hipocresía  o el de la paranoia, que realmente cree en la amenaza militar del "imperialismo soviético" o del Imperio del Mal sobre España. Unos y otros están trabajando –hay que suponer que, al menos algunos, sin proponérselo– para destruir no ya la insustancial democracia que hoy tiene el país, sino algo mucho más importante, a saber, la confianza que aún le quede a una parte de los españoles en la posibilidad de una vida política decente. La insistente exhortación a aceptar como buenas bases de la actuación política falsedades manifiestas, o como fatal e ineluctable la sumisión a una o varias coacciones, siempre con el fundamento explícito o tácito de que lo político es amoral (así entienden los autores de esa conminación el hecho de que su política es inmoral), tiene que acabar por corromper políticamente a muchos y sumir a otros tantos en la inhibición. Ya se ha andado mucho por ese camino en lo que fue la izquierda social: tenemos poca militancia en partidos y poca sindicalización. En cuanto a la corrupción, no amenaza sólo a la base social que puede suponérsele afín al gobierno, sino también a la derecha: ni siquiera al más atlantista puede serle muy sano saber que está en la OTAN mediante la falsedad y el chantaje. Se ha dicho que las decisiones norteamericana y soviética de instalar proyectiles de alcance intermedio en Europa tiene acaso más sentido simbólico que directamente militar. E. P. Thompson ha sostenido eso sólidamente: en ambos casos se trata ante todo de confirmar el sometimiento de los vasallos respectivos, de subrayar "la unidad de la Alianza Atlántica" o la "fortaleza monolítica del Pacto de Varsovia". Algo semejante puede darse en este país con el asunto de la OTAN. Tal vez lo más importante que ocurra si el consenso de unos y otros políticos nos integra definitivamente en la OTAN no sea la integración misma, sino la imposición a los españoles del sentimiento de impotencia, de nulidad política, de su necesidad de obedecer y hasta de volver su cerebro y su corazón del revés. Ocurre, en efecto, que la situación de partida presenta, con más claridad que en ningún otro país de Occidente, un dato que el gobierno y sus aliados en este punto, hasta la extrema derecha, tienen que eliminar: la mayoría de los españoles es contraria a la permanencia de España en la OTAN, y el gobierno está comprometido a celebrar un referéndum sobre la cuestión. Para mantener, en esas circunstancias, la permanencia en la Alianza, no hay más que dos caminos: o un acto despótico claro, o la violentación de unos cuantos millones de conciencias por procedimientos tortuosos, por "lavado de cerebro". Es muy posible que la primera solución (la que adoptarían con gusto los franquistas) fuera menos corrosiva de la sustancia ético-política del país que la segunda. Pero ésta es seguramente la que los sedicentes socialistas tienen más a mano. Con ella el gobierno empezaría –si no ha empezado ya– a desintegrar moralmente a los militantes de su propio partido (ya más predispuestos que otros de la izquierda al indiferentismo, por su costumbre de estar en una misma organiza ción con gentes de concepciones muy distintas y hasta opuestas), y de ahí la gangrena se extendería, a través de la potente estela de arribistas que arrastra el PSOE, hasta sectores populares extensos. Hacia dentro es la OTAN para España tan temible como hacia fuera, y más corruptora.

 

 

(Manuel Sacristán  /  Publicado en Liberación, 2-12-84)

 

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3 comentarios:

  1. "Durante la "brecha de los misiles" de las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos sobrestimó enormemente la cantidad de misiles soviéticos, según 189 documentos publicados por la CIA."

    "Los documentos desclasificados 'mostraron que los soviéticos realmente no tenían ventaja alguna', según el jefe de la División de Colecciones Históricas de la CIA, Bruce S. Barkan. Durante el mencionado período, hubo una percepción creciente en los EE. UU. de que la Unión Soviética tenía cientos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). Pero los documentos desclasificados desmienten dicha percepción y proporcionan evidencia de que, en realidad, los soviéticos solo tenían cuatro misiles balísticos intercontinentales."

    https://www.thecrimson.com/article/2011/9/27/gap-missile-cia-soviets/

    Es más, la CIA informó detallada y reiteradamente al gobierno de EEUU de que la URSS no representaba una amenaza para Europa, que no tenía intención de rebasar los límites del llamado "telón de acero". Pero, ya se sabe, el miedo al comunismo y demás propaganda truculenta mantenía a la población sumisa y aterrorizada, y al músculo militar imperialista sobrealimentado.

    ¿La historia de la mentira? Ríete tú de la biblioteca de Alejandría.

    Salud y comunismo


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  2. Nines Maestro: “ …Por un lado, la actuación del poder español es un claro comportamiento de lacayo ante sus señores, poniendo en evidencia cómo se garantiza la seguridad del flanco sur de Europa frente a los deshechos humanos que intentan pasar la valla, y cómo efectivamente justo antes de la reunión de  la OTAN se ponen esos cadáveres de trabajadores jóvenes en bandeja ante los criminales que van a estar en Madrid reunidos. Esos que van a cenar en el Museo del Prado y a  los que se va a agasajar como si fueran gente decente cuando en realidad son el desecho de la humanidad y la escoria de la civilización…” 

    Completo aquí:

    https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/06/27/estado-espanol-angeles-maestro-este-fin-de-semana-hubo-una-cumbre-por-la-paz-para-blanquear-al-gobierno-espanol-y-una-contra-cumbre-no-a/

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