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HISTORIAS DE ALMANAQUE
Bertolt Brecht
El niño indefenso
Hablando en cierta ocasión del vicio que suponía el hecho de sufrir en silencio la injusticia, relató el señor K. la siguiente historia: «Un transeúnte preguntó a un niño que lloraba amargamente por la razón de su congoja.
—Había logrado reunir dos monedas para ir al cine, pero vino un chico y me arrebató una —explicó el niño, señalando a un muchacho que estaba a cierta distancia.
—¿Y no pediste auxilio?
—Claro que sí —contestó el niño, y sus sollozos se hicieron aún más intensos.
—¿Nadie te oyó? —preguntó el hombre, acariciando tiernamente al muchacho.
—No —sollozó el niño.
—¿Es que no sabes gritar más fuerte? —preguntó el hombre—. En ese caso, dame también la otra.
Y tras quitarle la moneda que le quedaba, el hombre siguió tranquilamente su camino.»
Sobre si existe un dios
Alguien preguntó al señor K. si existía un dios. El señor K. respondió:
—Te aconsejo que medites si tu comportamiento variaría según la respuesta que se diese a esa pregunta. Si permaneciese inalterable, la pregunta sería ociosa. Si, por el contrario, tu conducta variase, en tal caso puedo ayudarte diciendo que tú mismo habrías zanjado la cuestión: Efectivamente, necesitarías ese dios.
Conversaciones
—No podemos seguir conversando —dijo el señor K. a cierto individuo.
—¿Por qué razón? —preguntó éste sorprendido.
—No consigo decir nada razonable cuando usted está delante —se lamentó el señor K.
—Pero si eso a mí no me molesta —dijo el otro, tratando de consolarle.
—Le creo —replicó el señor K. irritado—, pero a mí sí.
[ Fragmentos de: Bertolt Brecht. “Historias de almanaque” ]
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