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Berlín va a Beijing: ¿qué hay detrás del viaje del Canciller Alemán ?
PEPE ESCOBAR, ANALISTA INTERNACIONAL
6 noviembre, 2022
¿Podría ser este viaje la piedra angular para una posterior construcción de un corredor geopolítico/geoeconómico trans-Eurasia Berlín-Moscú-Beijing? Esto significaría “Bye Bye Empire”.
Con su estilo inimitable para el análisis económico, empapado de profundidad histórica, el último artículo del profesor Michael Hudson, escrito originalmente para una audiencia alemana, presenta un asombroso paralelismo entre las Cruzadas y el actual «orden internacional basado en reglas» impuesto por el hegemon.
El profesor Hudson detalla cómo el papado en Roma logró asegurar el control unipolar sobre los reinos seculares (¿le suena de algo?) cuando el juego se trataba de la primacía papal sobre los reyes, sobre todo los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Pero, como dicen los entendidos, medio en broma, este Imperio no era precisamente Sacro, ni Germánico (quizás un poco Romano), y ni siquiera un Imperio.
Una cláusula en los Edictos Papales otorgaba al Papa la autoridad para excomulgar a cualquiera que “no estuviera en paz con la Iglesia Romana”. Con agudeza Hudson señala cómo las actuales sanciones estadounidenses son el equivalente moderno de la excomunión.
Podría decirse que hay dos fechas principales en todo este proceso histórico.
La primera es con el Tercer Concilio Ecuménico, año 435, cuando el «Papa de Roma» se atribuyó asimismo la autoridad universal (católica). En aquel momento, las potestades de Alejandría y Antioquía quedaron limitadas a ser solo autoridades regionales.
La otra fecha principal es en 1054 con la separación definitiva de Roma y Constantinopla . Es decir, la Iglesia Católica Romana canceló la ortodoxia, lo que llevó a Moscú ha considerarse “la Tercera Roma”, provocando una animosidad centenaria de “Occidente” contra Rusia.
Un estado de ley marcial
Luego, el profesor Hudson profundiza en el viaje de es esta semana del canciller Scholtz a China para “exigir que desmantele su sector público y deje de subsidiar su economía, o de lo contrario, Alemania y Europa impondrán sanciones al comercio con China”.
Bueno, esto no pasa de ser solo una ilusión infantil – no precisamente de Scholtz – sino del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores en un artículo publicado por el Financial Times (medio de propiedad japonesa en la City de Londres). El Consejo, como lo describe correctamente Hudson, es “el brazo neoliberal de la OTAN que trabaja para la desindustrializar Alemania y acrecentar la dependencia” de los Estados Unidos.
Así que el Financial Times, como era de esperar, está publicando sueños húmedos de la OTAN.
El contexto es esencial. El presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en un reciente discurso en el castillo de Bellevue, casi admitió que Berlín está en bancarrota: “Está comenzando una era de vientos en contra para Alemania: se avecinan años difíciles para nosotros. Alemania está en la crisis más profunda desde la reunificación”.
Sin embargo, la esquizofrenia, reina de manera increíble en Occidente, ya que Steinmeier, después de un ridículo viaje a Kiev (estuvo agazapado siempre en un búnker) anunció el envío a Ucrania de dos lanzacohetes múltiples MARS y cuatro obuses Panzerhaubitze 2000.
Entonces, el Presidente alemán no se puede poner de acuerdo ni siquiera consigo mismo: si la economía «mundial» – en realidad la de la UE- está tan frágil que ya no pueden ayudar a Kiev sin dañar a su propia población ¿por qué razón sigue luchando por «sus valores» en el país 404?
El contexto del panorama general también es clave. Andrea Zhok, profesor de Filosofía Ética en la Universidad de Milán, ha llevado el concepto de «Estado de excepción» de Giorgio Agamben a nuevas alturas.
Zhok explica que un Occidente colectivo zombificado está ahora completamente dominado por una suerte de «Estado de ley marcial», donde “un espíritu de guerra eterna” es la máxima prioridad para sus élites gobernantes.
Las otras variables (el transhumanismo, la despoblación, la cancelación cultural) están subordinadas a este Estado de Ley Marcial. Lo único que importa es ejercer un control absoluto.
Berlín-Moscú-Beijing
A cambio, sólidas fuentes alemanas se han preocupado de contradecir por completo el “mensaje” enviado a través de el Financial Times por el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores
Según estas fuentes, la comitiva de Olaf Scholz fue a Beijing como un paso preparatorio para llegar a un acuerdo de paz con Rusia, con China en el papel de mensajero privilegiado.
Esto es, literalmente, tan explosivo, geopolítica y geo-económicamente, como parece. Como señalé en una de mis columnas anteriores, Berlín y Moscú mantuvieron un canal de comunicación secreto, a través de interlocutores comerciales, justo en el momento en que los sospechosos habituales, desesperados, decidieron volar el Nord Stream 1 y 2.
La muestra es que ahora es público el SMS que envió Liz Truss al pequeño Tony Blinken, un minuto después de las explosiones: «Está hecho».
Hay más: la comitiva de Scholz puede estar tratando de iniciar un largo y enrevesado proceso para eventualmente reemplazar a Estados Unidos con China como aliado clave. Nunca se debe olvidar que el principal terminal de conectividad/comercio las Nuevas Rutas de la Seda (BRI) en la UE es Alemania (en el valle del Ruhr).
Según fuentes empresariales, “si este esfuerzo tiene éxito, entonces Alemania, China y Rusia pueden aliarse y desalojar a Estados Unidos de Europa”.
Otra fuente nos proporcionó la guinda del pastel: «Olaf Scholz está siendo acompañado en este viaje por los industriales que realmente controlan Alemania y no se van a quedar sentados mirando cómo los destruyen».
Moscú sabe muy bien cuál es el objetivo imperial : Estados Unidos aspira tener una Unión Europea reducida al papel de un «vasallo desindustrializado» con una soberanía a nivel cero. Después de todo, los gasoductos no están hechos jirones en el fondo del Mar Báltico. Además, China no ha dado ningún indicio que su masivo comercio con Alemania y la UE esté a punto de desaparecer.
El mismo Scholz, un día antes de llegar a Beijing, enfatizó a los medios chinos que Alemania no tiene intención de desvincularse de China, y que no hay nada que justifique “los llamados para aislar a China”.
Paralelamente, Xi Jinping y el nuevo Politburó habían reiterado que China era consciente que el Kremlin permanece abierto a negociaciones… siempre que Washington ponga fin a la expansión ilimitada de una OTAN, afiebrada por una enfermedad llamada rusofobia.
Entonces, negociar significa que el Imperio firme en la línea de puntos del documento que recibió de Moscú el 1 de diciembre de 2021 , centrado en la «indivisibilidad de la seguridad». De lo contrario no hay nada que negociar.
Y cuando tenemos al cabildero del Pentágono, Lloyd “Raytheon” Austin, asesorando a los ucranianos para que avancen en Kherson, es aún más claro que no hay nada que negociar.
Entonces, ¿podría ser este viaje la piedra angular para una posterior construcción de un corredor geopolítico/geoeconómico trans-Eurasia Berlín-Moscú-Beijing? Esto significaría “Bye Bye Empire”. Una vez más: esto no termina hasta que la gorda señora imperial llegue a su destino: el glorioso “Gotterdammerung” ( El ocaso de los dioses).
Fuente:
https://observatoriocrisis.com/2022/11/06/berlin-va-a-beijing-que-hay-detras-del-viaje-del-canciller-aleman/
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Todo esto tiene un reiterado aire 'nato-hansiático' que nos recuerda la victoria de Alexánder Nevski sobre un ejército paradójicamente hundido también en el hielo.
ResponderEliminarSalud y comunismo
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ACERCA DE LA ‘GUERRA COGNITIVA’
ResponderEliminarLa ‘rusofobia’ es, como cualquier fanatismo, un tipo de pensamiento que ‘parece’ inmune a ser contaminado por la realidad histórica y de la otra. Pero no lo es en ninguno de los dos casos. Resulta que lo importante, y no por casualidad, siempre lo tienen ‘situado’ en lugares inaccesibles, o sea, más allá de los límites de nuestras posibilidades de conocimiento y por tanto del oportuno entendimiento.
J.J. Jiménez : “Si os dan papel pautado, escribid del otro lado”
De manera que al fanático hay que brindarle la oportunidad, a ser posible por las buenas, de bajar de las nubes dejando allí el lastre de sus ilusas creencias y ayudarle a poner pie en tierra, a ver si con un poco de suerte –por nuestra parte paciencia y persuasión– encuentra en su camino alguna puntita de la realidad… ¿y quién, salvo los enteraíllos más recalcitrantes, se resiste a la tentación de tirar del hilito?
Menos creer y más leer.
Salud y comunismo
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