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DICCIONARIO GRAMSCIANO (1926-1937)
Guido Liguori, Massimo Modonesi, Pasquale Voza (edts.)
edición al español de
Maria Cristina Secci y Massimo Modonesi
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GIORGIO BARATTA
Americanismo y fordismo
La expresión paradigmática «Americanismo y fordismo» aparece como undécimo de los «temas principales» enumerados en la primera página del Cuaderno 1. Es, asimismo, el título de uno de los cuadernos “especiales” más famosos, el Cuaderno 22, de 1934. En él confluyen, casi exclusivamente, notas (o partes suyas) de la primera fase de escritura de los Cuadernos, tituladas Americanismo y, solo más tarde, Americanismo y fordismo, las cuales versan sobre temas de naturaleza diversa, desde la composición demográfica a la cuestión sexual, la cuestión meridional, la taylorización del trabajo en las industrias fordistas, argumentos financieros y de teoría del Estado, la relación Europa-América, etc. En su conjunto el Cuaderno 22 se presenta como una amalgama brillante: una característica que empuja a atenuar y relativizar la diferencia entre “cuadernos especiales” y “misceláneos” y que representa una expresión ejemplar del estilo adisciplinar y relacional, o reticular, de los Cuadernos.
La comprensión orgánica del tema «americanismo y fordismo» implica tanto su descomposición en sus elementos constitutivos individuales – «americanismo», «fordismo», «taylorismo» – como su recomposición unitaria, de la cual nos ocupamos. Hay que señalar que, mientras en la primera carta programática a su cuñada Tania, del 19 de marzo de 1927, Gramsci no había hecho mención a este, en otra misiva del 25 de marzo de 1929 indica «el americanismo y el fordismo» como uno de los «tres temas» en los cuales se condensa su «plan intelectual» (LC, 248). Es una novedad importante, que implica una modificación de este «plan» desde su primera germinación en 1927 al inicio de su realización en 1929. Entre estas dos fechas se sitúa un intenso periodo de “estudios americanos”, entre los cuales tiene especial importancia la lectura y traducción de gran parte del número especial del 14 de octubre de 1927 de la revista alemana “Die literarische Welt”, el cual está dedicado a la literatura de los Estados Unidos. No hay duda de que el encuentro con libros de Siegfried, Romier, Philip o del propio Ford, con novelas en traducción francesa como Babbit de Sinclair Lewis y Petróleo de Upton Sinclair o con numerosos artículos de revista, haya despertado un interés por las grandes novedades provenientes del fordismo y de los Estados Unidos, las cuales representaban un punto de referencia ya en la experiencia del Gramsci ordinovista; y que este interés renovado haya servido de contrapunto, en la génesis de las ideas-guía de los Cuadernos, en la necesidad de reconocimiento nacional y en los grandes interrogantes suscitados por la construcción del socialismo en un solo país.
La expresión específica aparece como título a una nota densa y decisiva del Cuaderno 4 (C 4, p52) y es replanteada como “apéndice” al listado de los «Saggi principali» ideados «para una historia de los intelectuales italianos» al inicio del Cuaderno 8. Después de eso, aparte de C 9, p72 y C 9, p74, al menos aparentemente, no se menciona, hasta explotar de nuevo en el Cuaderno 22. En su conjunto el Cuaderno 22 se limita a transcribir, con pocas variaciones, sobre todo notas de los primeros Cuadernos. Son omitidas, probablemente también por motivos técnicos, notas de importante valor (cuya ausencia en el “cuaderno especial” tiene un cierto peso). La articulación del Cuaderno 22 es notablemente rapsódica. La primera nota introductoria, la única de nueva redacción, confiere sin embargo a todo el abordaje del argumento un salto cualitativo capaz de justificar el papel que este desempeña en el “plan” de los Cuadernos.
Se empieza por afirmar que el Cuaderno afrontará una «serie de problemas que deben ser examinados bajo este título general y un poco convencional de Americanismo y Fordismo» (C 22, p1, 61). Estamos así advertidos de que nos encontramos en presencia de una expresión que no es inmediatamente transparente y significativa, sino en cierto modo elíptica. Es cierto que la «serie de problemas» indicada parece profundizar y extender el alcance de «americanismo y fordismo» respecto al significado que este tiene en los primeros cuadernos. Lo que cuenta es que en esta nota, Gramsci especifica las razones de la importancia epocal de «americanismo y fordismo»: este representa la respuesta capitalista al problema esencial de los tiempos modernos, lo mismo que, bajo otras condiciones, da origen a la necesidad del socialismo, es decir, la «necesidad» de una «economía programada»; es todavía incierto si esta respuesta «puede determinar un desarrollo gradual del tipo, en otro lugar examinado, de las “revoluciones pasivas” propias del siglo pasado o si, por el contrario, representa solamente la acumulación molecular de elementos destinados a producir una “explosión”, o sea una transformación de tipo francés» (Ibid.).
Hay que señalar la conciencia de que la potente originalidad y la perspectiva incierta que caracterizan a «americanismo y fordismo» son contextualizados «en las condiciones contradictorias de la sociedad moderna, lo que determina complicaciones, posiciones absurdas, crisis económicas y morales de tendencia a menudo catastrófica, etcétera» (Ibid.). Es una advertencia importante que empuja todavía más a la cautela, actitud con la que se mueve Gramsci, desde su punto de observación, privilegiado por un lado, dada la objetiva distancia crítica que lo caracteriza; cuestionable por otro, dada la enorme precariedad de las informaciones y de sus conocimientos.
Significativa de la “amalgama” que caracteriza a la escritura carcelaria de Gramsci, y que no niega sino que cualifica la energía sistemática de su planteamiento, es «el registro de algunos de los problemas más importantes o interesantes» suscitados por «americanismo y fordismo», «aunque a primera vista no parezcan de primer plano» (Ibid.). Se trata de cuestiones económicas (centralidad de la producción industrial; intento «extremo», gracias al fordismo, de «superar la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia»; los «llamados “altos salarios” pagados por la industria fordizada y racionalizada»); cuestiones demográficas (¿qué repercusión tendrá sobre Europa la «“racionalización”» de la composición demográfica, «condición preliminar», dirá Gramsci en la nota siguiente, de la modernidad de la sociedad americana?); cuestión de moral pública y privada («el Rotary Club y la Masonería»); finalmente, y sobre todo, cuestión de “gran política”. Hemos ya citado el dilema «revolución pasiva»-«transformación de tipo francés». A esto se une una cuestión que retoma las dicotomías fundamentales que Gramsci propone en los Cuadernos, en algunos casos acentuando el carácter opositivo (guerra de maniobras-guerra de posiciones; estructuras-superestructuras, que Gramsci tiende a traducir en aquella economía-ideología o hegemonía; sociedad civil-Estado, etc.): la «cuestión», esto es, de «si el desarrollo debe tener el punto de partida en el seno del mundo industrial y productivo o puede provenir del exterior, por la construcción cautelosa y masiva de una armazón jurídica formal que guíe desde el exterior los desarrollos necesarios para el aparato productivo» (Ivi, 62).
¿Qué perspectivas abre «americanismo y fordismo» desde el punto de vista de las relaciones de clase? Gramsci señala la manera en que «una ola de pánico» y por otro lado un impulso “simiesco” caracterizan a los «elementos que empiezan a sentirse socialmente eliminados de la operación (todavía destructiva y disolutiva) de los nuevos cimientos en formación» (C 22, p15, 93). ¿Y «las fuerzas subalternas»? Ellas, «que deberían ser “manipuladas” y racionalizadas según los nuevos fines, resisten necesariamente». ¿Puede cambiar esta situación? Según Gramsci, el hecho de «que un intento progresista sea iniciado por una u otra fuerza social no carece de consecuencias fundamentales» (C 22, p1, 61). La palanca de mando está firmemente en manos de los monopolios y el Estado. ¿Pero hasta cuándo? La conclusión del discurso es inequívoca: «no es de los grupos sociales “condenados” por el nuevo orden que se puede esperar la reconstrucción, sino de aquellos que están creando, por imposición y con sus propios sufrimientos, las bases materiales de este nuevo orden: ellos “deben” encontrar el sistema de vida “original” y no de marca americana, para convertir en “libertad” lo que hoy es “necesidad”» (C 22, p15, 93-94).
GIORGIO BARATTA
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Libro completo aquí:
file:///Users/miguel/Downloads/52-Libro-569-1-10-20220802.pdf
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De LA PUPILA INSOMNE
Las voces del pensar. Por Gulliermo Castro Herrera
[ https://lapupilainsomne.wordpress.com/2022/11/07/las-voces-del-pensar-por-gulliermo-castro-herrera/ ]
Está disponible en Internet un libro de extraordinaria utilidad en nuestra América. Se trata del Diccionario Gramsciano (1926-1937), editado por Guido Liguori, Massimo Modonesi y Pasquale Voza, cuya versión en español ha estado a cargo de Maria Cristina Secci y el propio Modonesi.[1]
Este Diccionario recoge y analiza una selección de conceptos y voces que expresan lo producido por Gramsci durante su vida en prisión en sus Cuadernos de la Cárcel y su correspondencia.[2] La selección de esos conceptos y voces fue llevada a cabo “privilegiando la cita textual, para ‘sugerir una atención al texto que no siempre se encuentra en la crítica’ y la secuencia cronológica que permitiera reconocer la ‘estrategia del pensamiento y de la escritura de Gramsci’”, de modo que “la escritura de las voces” aparezca a los ojos del lector “lo más limpia posible”, hilada por una intervención discreta de los autores “y sin la interferencia de las referencias a los debates entre las diversas interpretaciones existentes en la literatura sobre los puntos, aspectos o conceptos expuestos.”
La elaboración del Diccionario fue precedida por la selección de 101 palabras fundamentales, que para los editores constituyen “la columna vertebral del pensamiento gramsciano.” Este proceder, dice Modonessi, “recorta y simplifica”, sin pervetir el sentido del diccionario de lo analizado. Por el contrario, dice, “opera en la misma lógica, ofreciendo, sin embargo, un recorrido más breve, más compacto y conciso, atreviéndose a proponer una síntesis, queriendo ser más operativo, menos enciclopédico.” Se trata, añade, de una operación con doble filo porque la obra de Gramsci invita a ser interpretada pero, al mismo tiempo, se resiste a representaciones que puedan ser reduccionistas o pretendan ser definitivas. De por sí la forma diccionario tiende a circunscribir y aislar los conceptos y si a eso le agregamos un recorte y una delimitación más estrecha, lo que ganamos en síntesis lo perdemos por ensanchar el margen de arbitrariedad.
Por otra parte, la selección ha contadocon un elemento articulador proveniente del propio pensar de Gramsci, el cual – “por azar e ironía alfabéticos” – se encuentra en la última de las voces analizadas: la de “voluntad colectiva”, que nos remite una preocupación de fondo en “el conjunto de su pensamiento:”
la de la constitución de una voluntad colectiva que se proyecta de la subalternidad a la autonomía y la hegemonía, es decir de la formación de un sujeto social y político organizado y creador/portador de una concepción del mundo susceptible de impulsar una revolución socialista que incluya una reforma moral e intelectual.
Para Modonessi, esa preocupación muestra “los pliegues distintivos del marxismo gramsciano”, cuya originalidad se inserta y se monta “en el marco de una específica interpretación del marxismo como filosofía de la praxis.”
En este sentido, el Diccionario opera “a contrapelo de la tendencia a usar de forma aislada y entrecortada frases célebres de los Cuadernos, desarticulando su pensamiento y desanclándolo del marxismo del cual fue abrevando.” Con ello, contribuye a sostener la idea de una contribución cuya originalidad es interna y renovadora de una tradición y no externa y contestataria de la misma. De allí que nos aparece un Gramsci tanto clásico como actual y contemporáneo, en tanto recorre temáticas y cuestiones de alcance universal que siguen rondando nuestra época, no un simple autor de colección o de culto, sino una punta de lanza especialmente filosa de una corriente que insiste en querer cruzar la interpretación y la transformación del mundo.
Así, el Diccionario se constituye en “una herramienta intelectual que combina cualidades divulgativas, acompañadas de precisión textual y rigor filológico pero que ofrece, al mismo tiempo, específicos ángulos de lectura abiertos, obviamente, a la interpretación de los lectores.” Con ello, los editores y colaboradores esperan que el Diccionario “se inserte provechosamente en la porción hispanohablante del mundo, en donde los estudios gramscianos han tenido un desarrollo muy relevante en la última década.”
Tal desarrollo, explica Monadessi, ha tenido hasta ahora tres direcciones que definen ya una agenda de investigación colectiva. La primera de ellas se constituye a partir de “estudios sobre la obra de Gramsci de tipo más filológico o más teorizante, según el caso”. La segunda comprende “indagaciones sobre su recepción en autores, países y campos disciplinarios de carácter más panorámico o, en alternativa, de profundización en el terreno de la historia intelectual”, mientras la tercera procura aplicar conceptos o enfoques “al análisis de procesos sociales y políticos del pasado o del presente con un mayor o menor apego o coherencia con la letra, el texto y la perspectiva gramsciana original.”
Este Diccionario, concluye Modonesi, desearía contribuir directamente con la primera y la tercera tareas de esa agenda, para facilitar “la aplicación rigurosa de las palabras y los conceptos gramscianos, como imprescindibles claves de lectura y de acción colectiva en el “mundo grande y terrible’ en el que vivimos”. En esa tarea, el Diccionario Gramsciano bien podría servir de modelo y apoyo a una cuarta tarea: la de conocer y dar a conocer los fundamentos de la vigencia del pensar de los grandes fundadores de nuestra contemporaneidad, empezando por José Martí y José Carlos Mariátegui, en lo que va de 1880 a 1930.
Gramsci nos ofrece, en esta perspectiva, un ejemplo de la riqueza de los vínculos entre comunidades intelectuales que compartieron el hecho de haber formado parte de la periferia y la semiperiferia del sistema mundial en el periodo en que éste transitaba desde su organización colonial de origen a la interestatal / internacional cuya geocultura se desintegra hoy ante nuestros ojos. En nuestra América, hemos ingresado en esa transición tras padecer durante casi medio siglo una dominación neoliberal empeñada en hacer de la lucha de la civilización contra la barbarie la clave única de comprensión de nuestros problemas y nuestras opciones de futuro. Por eso mismo resalta tanto la necesidad de atender – y restablecer – la clara advertencia que nos legara José Martí 131 años atrás: que aquí, entre nosotros, “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza.”[3]
En esa tarea, si de voces fundamentales se trata, cabría proponer en primer término las de virtud, mejoramiento humano, patria, humanidad y nuestra América. En torno a esos conceptos fundamentales del pensar y el hacer martianos, giraría sin duda mucho de lo que va del socialista indoamericano José Carlos Mariátegui hasta el jesuita latinoamericano Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco. Eso contribuirá sin duda a renovar la circunstancia que permitió a Martí señalar que, en nuestra América, “el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico.” [4]
Guillermo Castro H./ Especial para Con Nuestra América
Alto Boquete, Chiriquí, 30 de octubre de 2022
[1] Diccionario Gramsciano (1926-1937). Guido Liguori, Massimo Modonesi, Pasquale Voza (edts.)
Edición al español de Maria Cristina Secci y Massimo Modonesi. Cagliari UNICApress 2022. Tertulias #3.
https://massimomodonesi.net/2022/08/05/diccionario-gramsciano-1926-1937/
[2] Modonesi, Massimo: “Prefacio”, Diccionario Gramsciano (1926-1937).
[3] “Nuestra América”. El Partido Liberal, México, 30 de enero de 1891. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VI, 17.
[4] Idem.
https://connuestraamerica.blogspot.com/2022/11/las-voces-del-pensar.html?spref=fb&m=1
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