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CON HEBE DE BONAFINI BAJO LA DICTADURA MILITAR ARGENTINA.
Por Néstor Kohan
En tiempos de negacionismo, impostada “nostalgia” por
la dictadura militar y apología bochornosa del neonazismo, la lucha histórica
de las Madres de Plaza de Mayo continuará marcando el camino. Y Hebe nunca se
irá de nuestros corazones.No fue la única madre de plaza de mayo ni tampoco la
primera. Pero muy probablemente sea la más conocida. Se ganó ese lugar
peleando, en primera fila, en plena dictadura. Vehemente, apasionada, siempre
polémica, Hebe se queda en lo mejor de la historia del pueblo argentino. Una de
las banderas inconfundibles de la Patria Grande. Los torturadores,
secuestradores y desaparecedores, perros sirvientes del empresariado y las
multinacionales, seguirán teniéndole miedo para siempre. A ella, a todas las
madres (de ambas líneas), a las abuelas, a los hijos y las hijas.
Quisieron enlodar a Hebe (y su pañuelo blanco) con
operaciones de inteligencia, pretendiendo ligarla a dinero sucio. Como eso
generó resistencia y muchas discusiones en la Universidad Popular Madres de
Plaza de Mayo, uno de los personajes sombríos, encargado de la tarea sucia,
confesó en un libro “Me llevó seis años erradicar a todos los troscos” [sic].
El objetivo era, claramente, dinamitar el mito, destruir su prestigio ético y
moral de alcance internacional, deslegitimar su lucha histórica.
No pudieron. Nunca podrán. Aunque vandalicen los
pañuelos. Aunque los mafiosos de la lumpen-burguesía, dueños de la TV, los
diarios y toda la economía argentina, continúen despotricando contra “el curro
de los derechos humanos” [sic], según el lenguaje de cloaca al que nos tienen
acostumbrados. (En Argentina “curro” no significa trabajo, sino robo).
Varias generaciones nos formamos en diversas
militancias junto a Hebe y las Madres, desde la dictadura militar en adelante.
Las bancamos en mil disputas, movilizaciones, iniciativas, marchas y rondas.
Sin obsecuencia. Discutiendo cuando había que discutir. De frente, cara a cara
e incluso por escrito. Pero sabiendo siempre de qué lado de la barricada y la
lucha de clases hay que ubicarse. Cuando los mercenarios de los grandes
monopolios de (des)información intentaron convocarnos para el insulto contra
Hebe, les dimos la espalda sin dudar un segundo. Idéntica actitud adoptaron
otros compañeros y compañeras. Con el enemigo… “ni un tantito así”, como dijo
alguien a quien Hebe admiraba mucho.
Reproducimos a continuación una entrevista que le hicimos a Hebe cuando estábamos organizando el centro de estudiantes de la escuela secundaria, todavía bajo la dictadura militar. La primera entrevista que le hacían chicos tan chicos, según la propia Hebe y Juanita, otra madre entrañable. La entrevista fue incorporada muchos años después a un libro prologado por Osvaldo Bayer: Las armas de la crítica y la crítica de las armas, del 2007.
Gracias Hebe, muchas gracias. Acá no termina nada. La
lucha sigue.
¡Hasta la victoria, siempre!
Néstor Kohan
20 de noviembre 2022
Era una típica
tarde triste de invierno porteño. Se cerraba junio de 1983. Ese día hacía frío
y estaba nublado. En el centro de Buenos Aires la humedad pegajosa potenciaba
el humo de los caños de escape hasta el hastío. Todavía la dictadura
militar estaba en el poder. Con la complicidad del empresariado y la
dirigencia política agrupada en la “Multipartidaria”, las Fuerzas Armadas
preparaban su retirada ordenada. Recién se levantaba la veda política. Enlas
universidades y en los colegios se volvían a organizar los centros de
estudiantes, todavía ilegales y clandestinos. Tres miembros del por entonces
naciente Centro de Estudiantes del ILSE (dos de 16 años y uno de 15)
entrevistamos a Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo.
Estos adolescentes se negaban a creer en el discurso pedagógico oficial que en
esos años escuchaban diariamente en las aulas (contra la “subversión” y el
“terrorismo”). Pero sospechaban que las Madres de Plaza de Mayo no los iban a
atender. Se equivocaron. Como si hubiesen sido periodistas famosos de una
cadena de noticias internacional, Hebe de Bonafini, a pesar de la ingenuidad de
aquellos jóvenes que hoy nos hace sonrojar, se sentó a conversar pacientemente
con ellos para explicar qué era realmente la dictadura militar y quiénes eran
sus cómplices civiles. Una actitud que esta madre de plaza de
mayo jamás abandonó y que sigue ejerciendo varias décadas después con nuevas
generaciones de estudiantes que se acercan con el mismo asombro y similar
inquietud a la recientemente fundada Universidad Popular Madres de Plaza de
Mayo.
Los siguientes son
los tramos centrales de aquella entrevista –hasta ahora inédita– de junio de
1983 que marca una pintura de época mostrando las complicidades políticas que
ya en aquel momento –mucho antes de la obediencia debida, el punto final y el
indulto– las Madres de Plaza de Mayo cuestionaban.
Pregunta: Nosotros
queremos hablar con ustedes. Estamos organizando un centro de
estudiantes, estamos haciendo una revista y queremos llevar su pensamiento al
colegio…
Hebe de Bonafini:
Te imaginás que es muy importante que jóvenes como ustedes estén interesados
por este problema…
P: ¿Algún colegio
las había entrevistado antes?
Hebe de Bonafini:
No, nunca de la escuela secundaria.
P: Nosotros lo que pretendemos es contar cómo nació el movimiento de las madres, la agrupación…
Hebe de Bonafini:
Ustedes saben que la dictadura militar a partir de un golpe de estado toma el
poder y comienza una brutal represión sistematizada y de a montones, sobre los
jóvenes, tanto universitarios como con los trabajadores que no tenían la misma
idea que la dictadura.Es decir, los jóvenes políticos que denunciaban todo lo
que esta dictadura iba a hacer. Ya se veía cómo venía y comenzaban las desapariciones
masivas. Si bien es cierto que ya desde 1974 y 1975 había habido
desapariciones, ya que los militares estaban en el gobierno peronista, a partir
de 1976 se hacen masivas y terribles. Entonces las madres, cada una que le iba
desapareciendo un hijo, comenzaba a hacer los trámites que le parecía, que
sabía o que alguien le decía. Aunque ninguna de nosotras, cuando desaparecen
nuestros hijos, sabemos qué es lo que realmente había que hacer. Unos aconsejan
una cosa, otros aconsejan otra, y entonces comenzamos a hacer todo tipo de
trámites: el trámite primero era el habeas corpus, después ir a ver a la
policía, después ir a ver al ejército de la zona. Cuando ya se salía de la zona
íbamos donde nos mandaban.
P: ¿En la
actualidad el trabajo cómo es?
Hebe de Bonafini:
Entonces nosotras a partir de eso nos fuimos viendo las mismas personas en los
mismos lugares. Un día resolvimos –a partir del 30 de abril de 1977– ir a la
plaza para juntarnos. Esto ocurrió a partir de la idea de una madre –Azucena
Villaflor de De Vincenti– que hoy está desaparecida; ir a la plaza a denunciar
y a juntarnos para ver si algún día podríamos “cruzar”, decíamos, la casa de
gobierno, y pedirle al gobierno que nos dijera dónde estaban nuestros hijos.
P: Cuántas madres
son?
Hebe de Bonafini:
La primera vez fuimos 14 madres. Hoy somos miles en todo el país, porque
tenemos grupos funcionando en todo el país.
P: ¿Hay madres en
otros países?
Hebe de Bonafini:
No, en todo nuestro país hay madres de plaza de mayo. En otros países hay
grupos de apoyo a las madres. En Alemania hay un grupo de madres, en Holanda,
en Francia. Cuando van las madres de aquí esas madres les dan apoyo.
P: ¿Y las madres
brasileñas, uruguayas?
Hebe de Bonafini:
Brasileñas no hay. Las madres uruguayas son madres con hijos desaparecidos en
la Argentina.
P: ¿Y madres
chilenas?
Hebe de Bonafini:
En Chile ya hay menos y luchan por los hijos desaparecidos en Chile. En cambio
las madres uruguayas luchan por los 120 uruguayos desaparecidos en la
Argentina.
Entonces a partir de eso este movimiento crece y desde 1978 –del mundial de
fútbol– nos conocen en todo el mundo. Porque el mundial hace que a pesar de
todo lo que pasa las madres no dejan de ir a la plaza, entonces nos empiezan a
filmar y así es como el mundo nos conoce. También a partir de las acciones de
las madres.
P: Hubo un episodio donde ustedes fueron a la plaza y el relator de fútbol Muñoz también llamó a toda la gente a la plaza. ¿Cómo fue ese hecho?
Hebe de Bonafini:
Eso fue en el ’79 con el mundialito de fútbol. Muñoz llamó a la gente a la
plaza cuando nosotros estábamos haciendo cola para denunciar ante la OEA. Fue
una cosa muy triste realmente.
P: ¿Fue allí cuándo
empezaron a filmarlas?
Hebe de Bonafini:
No, ya en el ’78 nos habían empezado a filmar. Pero para el exterior. En el
país realmente no éramos conocidas. Había muy poca gente que sabía que
existíamos. Y hoy [1983], todavía no hay mucha gente que sepa que las Madres de
Plaza de Mayo existimos y porqué existimos, qué es lo que hacemos. Inclusive la
gente está muy confundida.
Nosotras somos madres que de lavar, planchar y cocinar salimos a esto. Ninguna
de nosotras
hizo política antes.
P: En este momento,
¿hay actividad política?
Hebe de Bonafini:
Lo que nosotras hacemos es netamente político. Porque es un problema político y
a nivel nacional. Lo que nosotras no hacemos es partidismo ni propiciamos
ningún candidato. Y las madres de la comisión no se pueden afiliar a ningún
partido político. Por los estatutos, eso ya está prefijado así, otras madres
sí. Pero acá no se le pregunta a ninguna madre a qué partido político
pertenece, ni tampoco le preguntamos qué es lo que hacía el hijo.
Es una madre que tiene su hijo desaparecido. Nosotras luchamos por la vida y
por la libertad.
Esa es nuestra lucha.
P: ¿Podría
contarnos algún caso de desaparición?
Hebe de Bonafini:
En 1977 –el 8 de febrero– a la una y media de la tarde se llevan a mi hijo
Jorge. Un estudiante de Física a punto de recibirse, le faltaba sólo una
materia, cuarenta días para recibirse de físico, tenía tres cátedras en la
universidad, era ayudante también y desarrollaba una gran actividad
universitaria, política, por supuesto. Un brillante joven, estudioso,
trabajador.
Se lo llevan a la una y media de la tarde, lo torturan en su propia casa, él
era casado.
Se lo llevan. El 6 de diciembre de 1977 se llevan a mi hijo Raúl. Había una
huelga en una fábrica, él estaba en una reunión. También era estudiante de
Ecología y Ciencias Naturales, pero era sindicalista, porque trabajaba en YPF y
se lo llevan…
El 26 de mayo de 1978 se llevan a mi nuera. Estaba en una confitería
conversando con otras compañeras. Era estudiante de Psicología y Medicina y
profesora de francés…
P: ¿Por qué piensa
que ocurrieron estos hechos?
Hebe de Bonafini:
Mis hijos eran disidentes políticos, eran opositores a la dictadura.
Estaban completamente en desacuerdo con lo que la dictadura hacía y con
lo que iba a hacer. Para aplicar un plan económico como el de Martínez de Hoz
hubo que hacer desaparecer a 30.000 jóvenes. De otra manera no hubiera podido
suceder eso.
P: ¿Tuvo noticias
de ellos después?
Hebe de Bonafini:
Las noticias eran extraoficiales. Por alguna gente que salió del campo de
concentración. Mi hijo estuvo primero en la comisaría 5° de La Plata donde
había junto con él setenta jóvenes. Yo me entero de esto porque un hombre que
fue conmigo a la escuela, lo llevan por el robo de un reloj y lo meten en una
celda con setenta jóvenes y había un joven que hablaba de alguien que se
llamaba Hebe. Y este hombre dijo: “¿no será Hebe de Bonafini?” y él le dijo:
“Sí, mirá, es mi mamá. ¿Vos cómo sabés?” Y este hombre le respondió: “Yo fui
con tu mamá a la escuela. Cualquiera de los dos que salga se debe comprometer a
avisar”. Salió este hombre y me busca, ya que hacía 40 años que no me veía y me
dice: “Yo estuve con tu hijo, en una misma celda, estábamos en condiciones infrahumanas,
había 70 jóvenes, con un solo inodoro o piletón donde hacíamos las necesidades,
el botón lo apretaban los mismos milicos de afuera cuando se llenaba. Porque
eran 70 personas, imaginate vos… Nos daban de comer una sola vez al día, los
golpeaban con una goma constantemente, era una cosa espantosa…”. Mi hijo Raúl
estuvo en el campo de concentración Lacacha, de donde salieron varias personas
que tuvieron contacto conmigo y me han dicho cómo estaba y en qué condiciones.
Estaban permanentemente encapuchados y atados a un elástico de cama viejo,
roto, de pies y manos.
P: ¿Por qué piensa
que si se los llevaron a un campo de concentración, después los soltaron?
Hebe de Bonafini:
Esto fue tan indiscriminado que yo pienso que se llevaron al montón.
P: ¿No fue de una
determinada ideología a los que se llevaron?
Hebe de Bonafini:
Yo creo que a los de izquierda, por supuesto. Yo hablé con una joven que no
sabe por qué la dejaron en libertad. Ella cree que porque un vecino suyo que
era un alto jefe militar, que vivió toda la vida al lado de la casa de ella, la
conoció cuando la estaban torturando y él mismo le dijo: “¿vos reconocés mi
voz?” y ella le contestó que no, aunque sí la reconocía. Al otro día la
pasearon en un auto y la soltaron. Ella cree que a este hombre, que la vio
nacer, le dio lástima y la saltó. Ella cree, no sabe…
P: ¿Las Madres
fueron reprimidas?
Hebe de Bonafini:
Sí, claro. Muchas veces.
P: ¿En qué forma?
Hebe de Bonafini: Muchas
veces me llevaron detenida. Me reprimieron cuando hace poco me tomaron en una
esquina y tres tipos me dijeron que me van a matar. Tengo mi casa completamente
pintada de rojo. Como ustedes recién han visto al entrar, la Casa de las Madres
está pintada con leyendas como “Madres terroristas”, “Casa subversiva”, etc.
Una metodología netamente nazi, al mejor estilo nazi…
P: ¿Ustedes
pidieron protección policial?
Hebe de Bonafini:
Nosotras no queremos protección policial. Nosotras queremos que la policía investigue
quién pinta.
P: ¿Los que las
amenazan son grupos oficiales o extra oficiales?
Hebe de Bonafini:
Esto está totalmente comandado por la policía y el ejército. Acá no hay grupos
parapoliciales o paramilitares.
P: ¿Alguna vez fueron reprimidas en la plaza?
Hebe de Bonafini:
Sí, muchas veces. Pero nosotras tomamos la actitud de que cuando se llevan a
una, vamos todas. La última vez que nos llevaron se llevaban a tres madres y
nos fuimos 68, todas en un colectivo, todas presas a la comisaría por nuestra
propia voluntad.
P: ¿Cuándo fue eso?
Hebe de Bonafini:
En el ’80, la última vez.
P: ¿Hubo un
episodio con un cura, en la Iglesia, cuando ustedes se refugiaron en la
Catedral?
Hebe de Bonafini:
Sí, algunas veces cuando nos refugiábamos allí, la Catedral cerraba las
puertas…
P: ¿Y qué actitud
toman hacia la Iglesia?
Hebe de Bonafini:
Nosotras no vamos más a la Catedral. Cuando nos corren, preferimos que nos
corran los policías y no que nos saquen los curas.
P: ¿Y la Iglesia
qué opina de la entidad?
Hebe de Bonafini:
La Iglesia como cuerpo no ha hecho absolutamente nada por los desaparecidos. Se
ha silenciado. Es cómplice. La Iglesia que silencia es cómplice. Hay honrosas
excepciones, excelentes personas como Monseñor De Nevares, como el padre
Capitanio, como el padre Antonio Puigjané. Sí, hay honrosas excepciones.
P: ¿Qué opinan de
que Hesayne les había prohibido el paso a los militares?
Hebe de Bonafini:
No, es el padre Capitanio. Hesayne hizo una denuncia muy fuerte, pero no
prohibió la entrada de los militares en la Iglesia. Me parece perfecto que se
les prohiba entrar a la Iglesia, ojalá todos los curas tomaran esa actitud.
P: ¿Por qué cree
que tomaron esa decisión ahora y no en un principio?
Hebe de Bonafini:
El padre Capitanio desde siempre lo hizo. Lo que pasa es que ahora se hizo
público, y lo hizo como norma pastoral. Desde siempre tuvo la conducta de que
en su parroquia no entraran militares y lo decía en cada homilía. Yo soy muy
amiga del padre Capitanio, para mí es como un hijo, tiene los mismos años que
tiene mi hijo…
P: Si llegamos al
próximo gobierno constitucional, ¿el método de trabajo será el mismo?
Hebe de Bonafini:
Sí, el mismo. Si no cambian las cosas va a ser el mismo.
P: ¿Piensan que
obtendrán una respuesta?
Hebe de Bonafini:
Nosotros creemos que sí. Porque al gobierno que asuma no le va a quedar otra
salida: o nos deja o nos reprime.
P: ¿Hablaron con
algún partido político?
Hebe de Bonafini: Sí, con todos.
P: ¿Qué actitud
tomaron los dos principales partidos políticos?
Hebe de Bonafini: Esos partidos políticos se animaron a heredar 30.000
desaparecidos. Nosotras, desde siempre, le dijimos: ¡No hereden esto que es el
problema más grave que tiene el país! Ellos no hicieron lo que debían, o sea,
haber alzado su voz contra la Junta Militar. Por el afán de llegar a elecciones
se mantuvieron muy cautos… y no hicieron lo que debían.
P: ¿La propia Junta
Militar podría dar una solución?
Hebe de Bonafini:
Claro, si ellos saben qué pasó con nuestros hijos…
P: ¿Pero ellos
dirían que son culpables?
Hebe de Bonafini: Y bueno… no hay otra. Si lo hicieron que digan.
P: ¿La Justicia
Federal no sería mejor?
Hebe de
Bonafini:¿Qué Justicia? Ahora no hay Justicia. Ahora la Justicia es cómplice.
P: ¿Y durante el
gobierno constitucional?
Hebe de Bonafini:
Cuando llegue el momento vamos a ver qué pasa. Por ahora la Justicia es
cómplice.
P: ¿Por qué la
institución Madres de Plaza de Mayo no se une a las otras entidades por los
derechos humanos? ¿Por qué están tan separadas?
Hebe de Bonafini:
Hay muchas diferencias. Nosotras somos la única institución que lucha por los
derechos humanos de los desaparecidos. Por la libertad y la vida de los
desaparecidos.
P: ¿Y las demás?
Hebe de Bonafini:
Las demás luchan por muchas cosas…
P: ¿Ustedes van a
los actos políticos?
Hebe de Bonafini:
Vamos a los actos políticos y a los partidos políticos a hablar pero de nuestro
problema.
P: ¿A todos los
partidos políticos?
Hebe de Bonafini: A
todos. A dar charlas a todos los partidos políticos y a la Universidad y a
todos los lugares donde nos llaman. Esta noche vamos a una charla del PTP
[Partido del Trabajo y el Pueblo–PCR], hemos ido a la Unión Cívica Radical,
hemos ido al Justicialista, a la Juventud Peronista, al Partido Intransigente,
al Partido Obrero.
P: ¿Por qué no hay hombres en esta entidad?
Hebe de Bonafini:
Porque las madres salimos a pelear: primero solas, porque nuestros maridos
tenían que conservar el trabajo para mantener nuestras casas y después porque
las madres eran menos vulnerables.
P: ¿En qué sentido?
Hebe de Bonafini: Porque un hombre que sale a la calle a gritar en 1977 hubiera sido hecho desaparecer y a las madres nos menospreciaron. Dijeron: “estas mujeres…pobres locas…”.
P: ¿Hubo madres que
fueron hechas desaparecer por luchar por los desaparecidos?
Hebe de Bonafini:
Sí, tenemos tres madres desaparecidas: Azucena Villaflor de De Vincenti, María
Ponce de Bianco y Esther Ballestrini de Careaga. Ellas son tres de nuestras
madres que fueron hechas desaparecer por buscar a sus hijos.
P: ¿Tuvieron
noticias de ellas?
Hebe de Bonafini:
No, nunca.
P: ¿En qué fecha
ocurrió esto?
Hebe de Bonafini:
El 8 de diciembre, junto con las monjas francesas. Las llevaron, las hicieron
desaparecer en la Iglesia Santa Cruz, cuando se estaba juntando dinero para una
solicitada.
P: ¿Había gente
afuera?
Hebe de Bonafini:
Todo el mundo lo vio, pero nadie pudo hacer nada porque los grupos
perfectamente armados se llevaron a las madres que estaban en esa iglesia.
P: ¿Los hombres
estaban encapuchados o se los veía?
Hebe de Bonafini: A
los hombres se les veía la cara.
P: ¿Se hicieron
procesos judiciales?
Hebe de Bonafini:
No, nada. Nosotros abrimos y denunciamos pero los procesos nunca siguen…
P: Si comparamos la
actitud de la gente hace cinco años y ahora, ¿es la misma?
Hebe de Bonafini:
No, no es la misma. Porque la gente tomó conciencia de lo que estaba pasando.
P: Y fue
conociendo…
Hebe de Bonafini: Y fue conociendo a partir de las denuncias que hemos hecho constantemente las Madres. Creo que el movimiento de las Madres ha servido para eso: denunciar, denunciar y denunciar…y que la gente, el pueblo y sobre todo los jóvenes tomen conciencia de nuestra lucha y de porqué estamos luchando.
P: Usted dijo que
los militares se llevaban a la gente al montón. Pero ¿no fue bajo una
determinada ideología como la de la Seguridad Nacional?
Hebe de Bonafini:
Sí, es cierto, pero la ideología de la Seguridad Nacional era para ellos, para
los milicos, la seguridad era para ellos. Eso era un pretexto.
P: ¿Nos puede
explicar en qué consistía esa ideología?
Hebe de Bonafini:
La ideología de la Seguridad Nacional es la que se emplea en toda América
latina para reprimir al pueblo, para no dejarlo levantar cabeza, para no
dejarlo reclamar lo que le corresponde y la seguridad es nada más que para los
militares, ya que los militares ahora en América Latina se están mostrando como
los represores del propio pueblo.
En toda América
Latina los militares en lugar de defender a la patria se convierten en captores
del propio pueblo. Nosotros estuvimos años, y estamos todavía, bajo las botas.
Donde todo lo dirigen ellos, hasta el Teatro Colón. Se creen tan imponderables
que hasta eso
dirigen. Entonces esa “seguridad” es la de ellos.
P: ¿Dónde nació esa
ideología?
Hebe de Bonafini:
Esa ideología nació en una de las escuelas de Estados Unidos para militares
latinoamericanos, en el Wespoint.
P: Entonces los
militares argentinos están muy influidos por ellos…
Hebe de Bonafini:
Sí, por supuesto. Acá hay culpables…
P: ¿Qué actitud
tomaron las Madres el año pasado, cuando fue la guerra de las Malvinas?
Hebe de Bonafini:
Las Madres seguimos pidiendo por nuestros hijos. No creíamos para nada en lo
que los militares decían. Y mucha gente pensó que estábamos locas. Nosotras
decíamos: “van a ver cuando se den cuenta de todo lo que mienten los militares.
¡Esto es una farsa, esto es una mentira!”. Todo lo que han dicho los militares
en estos años es una inmensa mentira. Con el tiempo nos van a dar la razón.
Todo esto es una gran mentira.
P: En qué forma se
podría ayudar a las Madres de Plaza de Mayo?
Hebe de Bonafini: Difundiendo, explicando el drama de los desaparecidos en la Argentina para que el pueblo y fundamentalmente los jóvenes se enteren y tomen conciencia y también sepan qué piensan las madres.
Fuente:
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2022/11/20/con-hebe-de-bonafini-bajo-la-dictadura-militar-argentina-por-nestor-kohan/
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" —¿Eran los GRAPO un grupo terrorista organizado por la ultraderecha? Se argumenta esta posibilidad en El zorro Rojo (una biografía de Santiago Carrillo recientemente publicada por Paul Preston). Dice Preston (Página 298) que tres ministros (Gutiérrez Mellado, Martín Villa y De la Mata Gorostizaga) estaban convencidos de ello. Los secuestros de Antonio María de Oriol y Urquijo y de Emilio Villaescusa, que fueron reivindicados por el GRAPO, serían junto con los asesinatos de los abogados laboralistas del despacho de la calle Atocha, y siempre según esa teoría, esfuerzos de la ultraderecha para desbaratar la Transición.
ResponderEliminar—Hombre, después de lo de Pio Moa… El que redactaba los comunicados del GRAPO era el hoy escritor Pio Moa. Hay historias paralelas muy interesantes. ¿Sabía usted que los archivos del Movimiento Nacional se quemaron? Pues esta es una de esas cosas interesantes que poca gente sabe. Martín Villa ordenó en 1977 que se prendiera fuego a todos aquellos papeles. Con lo que, por ejemplo, toda la información sobre confidentes e infiltrados se la llevaron las llamas. En Barcelona se conoce la fábrica en la que se quemó todo. Eran mucho kilos de papel. Yo he trabajado (investigado) en los archivos de la administración que hay en la calle Alcalá, pero lo más interesante no está allí. Uno de los rasgos más característicos de la Transición es que se amnistiaron a sí mismos. Yo fui militante clandestino durante un montón de años. A mí me hubiera gustado saber qué confidente tenía yo. Yo sabía que había alguien de mi entorno que pasaba información sobre mí. Si esos archivos no se hubieran quemado, habría sabido quién fue. Pero siempre me quedaré con la duda. El GRAPO no fue una invención policial. Lo que si hubo fue lo que podríamos llamar una instrumentalización del GRAPO. Los integrantes del GRAPO venían de Galicia y eran claramente unos pringados a los que manipularon".
Gregorio Morán: «Los padres de la Transición eran absolutamente impresentables»
Fuente: http://www.derechos.org/nizkor/espana/doc/transicion3.html
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Yo, como Morán, también fui militante clandestino, pero no del PCE sino del PCE (i) y luego PTE. Y no fue ‘durante un montón de años’ sino poco más de media docena a partir de 1973, –acababa de cumplir 14 años– o sea de clandestino no llege´ a los tres años. Y es precisamente ‘la clandestinidad’ el caldo de cultivo perfecto para, ‘por razones de seguridad’, crear unas estructuras tan ‘secretas’ que acabas por no saber, y ni se te ocurra preguntar, quién tienes al lado, encima o abajo en una reunión de célula, una asamblea, una huelga, un ‘salto’ o cualquier otra actividad política, social o cultural. Repito: un caldo de cultivo perfecto para infiltrados de la policía o servicios de inteligencia extranjeros. Ejemplos un montón: hasta después de la revolución de octubre no se descubrió al policía zarista que, durante años, formó parte de la dirección bolchevique muy cerquita del propio Lenin. Hoy ya podemos ‘imaginar’ quién manipuló y ayudó a ETA para acabar con Carrero Blanco. Del GRAPO suscribo lo que cuenta Morán. Y para acabar, un párrafo de Sciascia acerca del asesinato de Moro a ‘manos’ de las ‘infiltradas’ Brigadas Rojas:
Eliminar“En una reunión en la que debe decidirse una acción terrorista, es desenmascarado un espía: es Martes. Un espía de la misma organización a la que pertenece Jueves. Después se descubre que también Viernes es un espía, siempre de la misma organización. Y a continuación que lo son todos; Domingo incluido, que era, además, el que les había contratado como espías y capitaneado como anarquistas. (…)
Pues bien: en la opinión pública –la que circula por debajo del papel impreso y las cadenas radiofónicas y televisivas– se está formando una convicción muy semejante al descubrimiento que el joven Syme, llamado Jueves, hace en las últimas páginas de la novela de Chesterton…”
Salud y comunismo
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