SUELTO / 006
NEGRO SOBRE NEGRO
Leonardo Sciascia
«…Y para tener una idea precisa de las cosas en que el diablo metía mano, tomemos “Gli assempri” de Filippo degli Agazzari, fraile y luego prior del convento de Lecceto cerca de Siena. En número de sesenta y dos, estos assempri, es decir, ejemplos, fueron elegidos por fray Filippo, entre los muchos que habían llegado a su conocimiento, con el criterio de la fiabilidad:
“y solo escribo aquello que he oído de buenas y devotas personas y dignas de fe, de las cuales en mi mente no he tenido ninguna duda, y me parece estar cierto de que se me ha dicho la verdad”.
Tomando en consideración aquellas en que el diablo está presente en persona y no a través de vagos influjos y sugestiones, obtenemos esta lista de las cosas suministradas por él en el siglo XIV; la usura; los beneficios ilícitos (o sea, el comercio fraudulento y las falsificaciones lucrativas); la moda femenina, y especialmente el uso de cosméticos; el juego; “el maldito vicio contra natura”. Pero las administra, conviene decirlo, como un pobre diablo. Por dar también nosotros unos ejemplos: va a embellecer a una joven señora, y le descarna la cara como si utilizara vitriolo en lugar de afeite; se ayunta con el frailecillo que “a muchos hacía caer en pecado”, entre sus compañeros, y he aquí que éste abandona el vicio y asustado y desanimado muere. Y no hablemos de las compras de almas, que de ordinario le salen mal por su ingenua costumbre de pagar anticipadamente.
Realmente un pobre diablo. Un buen diablo. Un diablo a la italiana. Ese diablo –me contaba Tono Zancanaro– que las madres de un barrio popular de una antigua ciudad papal, caprichosa y tiernamente, enseñaban a apreciar, seguramente a los niños: “¿A quién quieres más, al diablillo o a la madonnaccia?”.
Pero, bromas aparte, este pobre diablo del que habla fray Filippo tenía ciertamente su aspecto terrible en el siglo en el que se le describía y pintaba y se contaban sus gestas. No sabemos cuántos usureros habrán dejado de practicar la usura, cuántas mujeres de usar afeites, cuántos comerciantes de defraudar, oyendo los assempri o viéndolos pintados. Claro que fustigaban unos males sociales exactamente identificados, definidos y a veces personificados. La usura, el lujo, el fraude y el juego eran los males de la sociedad comunal: y la mejor parte del mundo católico los llamaba diabólicos, directamente producidos por el diablo y los atacaba y condenaba sin reservas.
Hoy se vuelve a hablar del diablo y del mal, pero no de los males que produce, de las maléficas actividades en que se manifiesta, de las personas (de las personas, ¿por qué no?) en que se encarna. Ya no se habla más, en suma, por assempri. Por lo que la usual invitación a explicar con un ejemplo, cuando se habla de cosas no del todo claras, es especialmente válida en este caso. El Papa dice: el diablo existe. De acuerdo…, pero que se explique con un ejemplo, con ejemplos, con assempri. O sucederá que, de acuerdo con el proverbio, hablando del diablo se verá asomar sus cuernos, sí, pero sólo los cuernos como elemento de ridículo e irrisorio adorno.
Para ser claros: la usura ya no existe, si no es en algunas áreas perdidas del mundo campesino; pero ¿no puede ser considerada usura la posesión de los medios de producción y de las instituciones financieras, y en cualquier caso el beneficio y la renta que proceden de la explotación del hombre por el hombre? ¿Y del beneficio ilícito no participa, además de la explotación, la publicidad que lo acompaña e incrementa? ¿Y no es posible descubrir la presencia del diablo en los productos cosméticos, no en cuanto sirven para embellecer y seducir sino en la medida en que contribuyen desproporcionadamente a la acumulación del beneficio ilícito?
Y luego está la guerra. Y también, en algún caso, la paz. Y el bienestar de determinados pueblos al que corresponde el hambre de otros. Cosas todas ellas en las que, si creyéramos, veríamos asomar los cuernos, las manos, los dientes y el vientre del diablo. Y no del pobre diablo».
[ Fragmento de NEGRO SOBRE NEGRO / Leonardo Sciascia ]
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