lunes, 15 de mayo de 2023

 

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Notas sobre esclavismo, colonialismo, capitalismo, fascismo, imperialismo… cositas de la historia que nos conviene conocer y no olvidar:

 

EL PECADO ORIGINAL DEL SIGLO XX / DOMENICO LOSURDO

 

 

 

Bernard Mandeville, por ejemplo, ve al trabajador asalariado como un caballo al que no conviene de ninguna manera enseñar a leer y escribir («¡si un caballo supiera todo lo que sabe un hombre, yo desde luego no querría ser su jinete!».

 

Edmund Burke y Enmanuel J. Sieyès, por su parte, lo consideran un ‘instrumento vocale’, un «instrumento humano de la producción» o un «instrumento bípedo» (retomando así las categorías utilizadas por la antigüedad clásica para definir al esclavo).

 

A Tocqueville no se le escapa la realidad del colonialismo: en Argelia «hemos hecho a la sociedad musulmana mucho más miserable, desordenada, ignorante y bárbara de lo que era antes de conocernos».

 

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Hannah Arendt: “El colonialismo ha practicado tranquilamente «el exterminio de los indígenas», reduciendo, por ejemplo, la población del Congo «de los 20-40 millones de 1890 a los 8 millones de 1911».

 

Arendt, todavía en el transcurso de la guerra, definió el nazismo como: «el Imperialismo más horrible que haya conocido el mundo».

 

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Acercándonos al presente, la emancipación de los pueblos coloniales suma víctimas: «45.000 muertos en Sétif en 1945 (Argelia)», «los 90.000 muertos de Madagascar, 1947», «las 200.000 víctimas de la represión en Kenia, 1952». FRANTZ FANON, en 1957, acusaba a las autoridades francesas de aplicar una política «próxima al genocidio», de querer llevar a cabo «la campaña de exterminio más espantosa de los tiempos modernos». FANON reiteraba: «hace unos años el nazismo transformó toda Europa en una verdadera colonia».

 

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Arnold Toynbee llamó la atención sobre el hecho de que el fascismo y el nazismo surgían en países «miembros de nacimiento» de la «familia» de Occidente: si se quería comprender la infamia culminada en Auschwitz había que indagar en las páginas negras de su historia.

 

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“Durante 32 de los primeros 36 años de existencia de Estados Unidos, los presidentes fueron propietarios de esclavos, y también lo fueron quienes redactaron la Declaración de Independencia y la Constitución”

 

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Theodore Roosevelt (presidente de Estados Unidos desde 1901 hasta 1909) : “Cuando se emprende la difícil labor de civilizar territorios bárbaros y a razas inferiores, no hay que dejarse vencer por falsos sentimentalismos”.

(…)

“No llego al extremo de creer que los únicos indios buenos sean los indios muertos, pero sí creo que en nueve de cada diez casos es así; y en cuanto al décimo, más vale no hacer muchas averiguaciones”.

(…)

“…si a «una de las razas inferiores» se le ocurre agredir a la «raza superior», esta reaccionará con una guerra de exterminio»; los soldados blancos, lo mismo que los cruzados, tendrán entonces que «matar a hombres, mujeres y niños».

 

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El genocidio no se queda en la teoría.

 

“En Filipinas, anexionadas por Estados Unidos, se combate a la guerrilla no solo con la destrucción sistemática de sus cosechas y su

ganado, sino también recluyendo en masa a la población en CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, donde es diezmada por el hambre y las enfermedades. Un general imparte la orden explícita de convertir un poblado en un «páramo desolado» y matar a todos los varones de más de diez años. No es una simple explosión de furor, se trata –declara el secretario estadounidense de la Guerra– de «usar los métodos que hemos experimentado con provecho en el Oeste durante nuestras campañas contra los indios».

 

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“Entre 1904 y 1907 los herero se sublevan en África contra la Alemania imperial. La represión es despiadada.

 

General von Trotha:

«Cada herero sorprendido dentro de las fronteras [de las colonias dominadas por el Segundo Reich], con o sin fusil, con o sin ganado, será fusilado. Ya no acogeré a más mujeres ni niños, los devolveré a su pueblo y ordenaré abrir fuego contra ellos. Esta es mi decisión para el pueblo herero»

 

Es significativo el motivo que aduce el general von Trotha para tomar esta decisión soberana. Explica que «la nación como tal debe ser aniquilada» porque ya no se la puede usar ni siquiera como «material bruto».

 

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En la conferencia de Berlín de 1884-1885, en vísperas de la anexión del Congo, Leopoldo II de Bélgica había declarado:

 

«Llevar la civilización al único lugar de la tierra donde todavía no ha llegado, disipar las tinieblas que envuelven todavía a poblaciones enteras: esta es –me atrevo a decirlo– una cruzada digna de este siglo de progreso».

 

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Mussolini, en diciembre de 1934:

«Etiopía es el último rincón de África que no tiene amos europeos»; se trata de acabar, de una vez por todas, con los «horrores de la esclavitud» y con un «falso Estado bárbaro y negrero» dirigido por el «Negus de los negreros»

 

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Gramsci ironiza sobre el hecho de que incluso para un filósofo tan prestigioso como Bergson, « en realidad “humanidad” significa Occidente».

 

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Locke considera obvia y pacífica la esclavitud en las colonias o invita a no tener ninguna «compasión» con los «papistas» irlandeses que en ese momento estaban sufriendo una persecución feroz, por no decir una verdadera política de exterminio colonial.

 

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Mill exige «obediencia absoluta» a las «razas menores de edad» (o medio animales) o aplaude la guerra del opio como una cruzada por la libertad.

 

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Weber observa en 1917: Al Estado «se le atribuye hoy una fuerza ‘legítima’ sobre la vida, la muerte y la libertad»

 

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(Bajo el «totalitarismo») “Queda anulado el principio de responsabilidad individual, como lo demuestran, por ejemplo en Italia, la práctica de los castigos por sorteo y los castigos transversales que afectan a familiares inocentes de los desertores, las represalias contra la población civil y el ametrallamiento en masa: una medida ante la que no retrocede el gobierno británico en su esfuerzo por sofocar la rebelión irlandesa que estalla en 1916 y se prolonga hasta que la desdichada isla consigue la independencia.

 

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Campos de concentración. ¿Cuándo apareció y cómo se difundió el campo de concentración? No se le informa al lector de que España, en su lucha a muerte contra la revolución cubana, recurrió a esa institución, lo mismo que Inglaterra en su guerra contra los bóeres y Estados Unidos en la represión de la revuelta de Filipinas o en la guerra contra Japón. Del silencio se deduce que el campo de concentración sólo caracterizó al comunismo y al nazismo, que por ese motivo se pueden equiparar. Tal como se quería demostrar.


(…)

 


El universo concentracionario empieza a ser real durante la Segunda Guerra Mundial, cuando por orden de Franklin Delano Roosevelt se recluye en campos de concentración a los ciudadanos estadounidenses de origen japonés (incluidos mujeres y niños), capturándolos incluso en Latinoamérica. Todavía en 1950 se aprueba el McCarran Act (bloqueado, con la mirada puesta en Yugoslavia, por el veto Truman) para la construcción de seis campos de concentración destinados a los presos políticos en varias zonas del país. Entre los promotores de esta ley hay varios diputados que se harían famosos como presidentes del país: ¡Kennedy, Johnson y Nixon!

 

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Genocidio. “Pero el revisionismo histórico y el ‘Libro negro’ no son amigos de inútiles complicaciones conceptuales. Para ellos está todo claro. Hay dos tipos de genocidio: el racial, cometido por los nazis y sólo por ellos (se obvia la tradición colonial), y el de clase, cometido por los comunistas, que es anterior en el tiempo (entre otras cosas se olvida la tragedia de los armenios). Y así, a la postre se puede demostrar la equivalencia de nazismo y comunismo”

 

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“Hay una burguesía que desempeña un papel progresista no solo en los países coloniales sino también, según Lenin, en todas las situaciones en que la opresión imperialista pone sobre el tapete la cuestión nacional”.

 

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“El miembro de un grupo étnico cuya aniquilación se ha decidido no puede modificar con su comportamiento su propia identidad y pertenencia de grupo. Eso es lo que define el genocidio”.

 

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El bloqueo y el hambre como arma de guerra. “¿a partir de cuándo hacer pasar hambre a todo un pueblo se convierte en arma de guerra? Justo después del fin del primer conflicto mundial, Weber calcula que en Alemania murieron 750.000 personas a causa del bloqueo naval británico, que afectó sobre todo a la población civil y a los más débiles e indefensos, mucho más que a los combatientes. Inapelable es la condena de Gramsci, expresada en un artículo de agosto de 1916, a medida que trata de «cercar al pueblo alemán para debilitarlo primero y luego borrarlo de la faz de la tierra». E insiste en su acusación cuando los vencedores mantienen el bloqueo hasta mucho después de la firma del armisticio (hasta que los vencidos acepten firmar un tratado de paz humillante y vengativo): «Viena se descompone; su cohesión humana se disuelve; los niños mueren, mueren las mujeres; la población languidece y se agota en una prisión económica sin posibilidad de evasión».

 

Refiriéndose a la Primera Guerra Mundial, no sólo Luxemburgo sino también Gramsci habla en última instancia de genocidio, un genocidio cuya expresión más concentrada es el «hambre inducida» contra un pueblo entero. «Horror» por la prolongación del bloqueo expresa también Herbert Hoover. Pero más tarde es justamnte el alto comisario para el abastecimiento alimentario del gobierno Wilson y futuro presidente de Estados Unidos quien, para atajar la «infección» bolchevique, enuncia una estrategia brutal: los pueblos proclives a dejarse seducir por el ejemplo de la Rusia soviética deben saber que se exponen a un «hambre absoluta» y a la «muerte por inanición».

(…)

 

La “Food diplomacy” teorizada explícitamente por Estados Unidos aún se ha aplicado en nuestros días, como por ejemplo contra Cuba y contra Irak.

 

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Marx denunció por adelantado un aspecto esencial del «sofisma de Talmón» (el silencio de las colonias): «La civilización burguesa se quita el velo y su profunda hipocresía y la barbarie inherente que la sustenta se revelan ante nosotros en cuanto volvemos la mirada de las metrópolis, donde asume formas respetables, a las colonias, donde se muestra al desnudo».”

 

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Combatientes y población civil. “Ya no se hace distinción entre combatientes y población civil. Lo afirma con rotundidad Franklin Delano Roosevelt, quien declara: «Tenemos que ser duros con Alemania, y me refiero al pueblo alemán, no sólo a los nazis. Tenemos que castrar al pueblo alemán y tratarlo de modo que ya no pueda seguir produciendo gente que quiera comportarse como en el pasado». Y ahora leamos a Stalin que, en agosto de 1942, mientras la barbarie nazi asola la URSS, se preocupa de hacer una clara distinción: «Sería ridículo identificar a la camarilla hitleriana con el pueblo alemán, con el Estado alemán. Las experiencias de la historia demuestran que los Hitler van y vienen, pero el pueblo alemán, el Estado alemán, permanece. En ello radica la fuerza del Ejército Rojo, que no siente ni puede sentir ningún odio racial contra otros pueblos, ni siquiera contra el pueblo alemán».

 

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Rousseau /  Jefferson. “…cuando ya se vislumbran las contradicciones que desembocarán en la Revolución francesa, Rousseau afirma: «la sangre de un solo hombre vale más que la libertad de todo el género humano».

Y sin embargo a Rousseau se le sigue viendo como el padre del Terror(y el abuelo del gulag), y se le contrapone una vez más la tradición liberal anglosajona, imbuida –nos aseguran– del sagrado respeto a las razones de la moral y al individuo concreto. Sin embargo, menos de treinta después de la mencionada carta, encontramos otra no menos elocuente. Estamos en el verano de 1792 y en Francia ya se perfila el Terror. Tratando de justificarlo, el autor de esta segunda carta declara que antes que tolerar el triunfo del despotismo preferiría «ver la mitad de la tierra asolada». Concretamente: «Aunque solo quedaran Adan y una Eva en cada país, pero libres, sería mejor que como estamos ahora». Quien así se expresa es Jefferson. Se diría que hay una línea de continuidad entre esta visión y un eslogan que se oía bastante en los años más duros de la guerra fría, dominados por el espectro del holocausto nuclear: «¡Antes muertos que rojos!».

 

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Esclavitud. “La esclavitud solo es abolida después de una guerra sangrienta (en la que Lincoln hace gala de una despiadada energía jacobina) seguida de una dictadura militar sobre los estados secesionistas. Cuando la Unión renuncia a la mano dura, los blancos del Sur recuperan el derecho al ‘habeas corpus’ y al autogobierno local, pero a los negros se les niegan no solo los derechos políticos sino también, en gran medida, los derechos civiles”.

 

(…)

 

“La llamada «Segunda revolución estadounidense», en realidad, fue un fracaso, pues no logró la libertad de los negros y si abolió la esclavitud fue para dar paso a la violencia del régimen de supremacía blanca”.

 

(…)

 

Al historiador moderno pueden parecerle un poco ingenuas estas manifestaciones, pues pasaban por alto que por entonces la supremacía blanca dictaba su ley en Estados Unidos; en cierto sentido, comparada con los años anteriores a la Guerra de Secesión, la condición de los negros había empeorado, pues tenían que soportar una situación de aislamiento, intimidación y terror permanente (se multiplicaron los linchamientos).

 

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Dilemas políticos y morales. “Hemos visto cómo prestigiosos pensadores liberales equiparan con caballos, o con máquinas e instrumentos de trabajo, a los trabajadores asalariados, negándoles así la dignidad no solo de sujetos políticos, sino incluso de sujetos morales; una negación que se ha aplicado de un modo aún más radical y obstinado a los miembros de las «razas inferiores». Los golpes decisivos asestados a este mundo son momentos esenciales del reconocimiento a todo hombre, con independencia de su raza, condición o género, de la dignidad de sujeto moral, de fin en sí mismo. La Revolución francesa y la Revolución rusa, con su destacada contribución a este resultado, paradójicamente contribuyeron a elaborar los instrumentos teóricos y morales que permiten asumir, con respecto a ellas, una actitud de madura distancia crítica, más allá de la demonización trivial del «sofisma de Talmón». Cuando, con la vista puesta en las víctimas inocentes, en los sujetos morales autónomos que fueron reducidos, objetivamente, a medios durante las revoluciones que marcaron el nacimiento del mundo contemporáneo, nos preguntamos acerca de su legitimidad y oportunidad, no somos conscientes de que si podemos hacernos tal pregunta es justamente gracias a estas revoluciones.

 

Por otro lado sería ingenuo pensar que con la nueva situación han desaparecido los dilemas políticos y morales. ¿Fue justo apoyar la Guerra del Golfo y fue justo mantener el embargo? Las consecuncias de esta última medida se describen en un artículo de opinión publicado en el ‘Washington Post’ por el director del ‘Center for Economic and Social Rights’: «Según los cálculos realizados por los organismos de la ONU, más de 500.000 niños iraquíes han muerto de hambre y enfermedades, más o menos el tributo que resulta de sumar las dos bombas atómicas sobre Japón y el reciente flagelo de la limpieza étnica». Es un cálculo de junio de 1996; después el balance se agravó considerablemente.

 

Estamos ante una suerte de versión posmoderna del campo de concentración. En tiempos de globalización ya no hace falta deportar a un pueblo, basta con cortar la llegada de comida y medicinas, mientras los «bombarderos inteligentes» destruyen acueductos, alcantarillados e instalaciones sanitarias, como ha ocurrido en Irak. ¿Qué dirá el historiador del futuro de esta «carestía inducida», de esta condena a muerte colectiva, pronunciada no ya en el transcurso de una guerra civil despiadada o de una dramática lucha a vida o muerte entre grandes potencias, sino durante un periodo «pacífico», sin que exista siquiera justificación de la guerra fría?”

 

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Constitución jacobina: «la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes».

 

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[Fragmentos de: ‘El pecado original del siglo XX’, Domenico Losurdo]

5 comentarios:

  1. Tremenda andanada. Y la capital del "civilizado jardín", asentada hoy en el mismo lugar en el que asentó sus reales nalgas el asesino Leopoldo, que debería haber sido colgado de un baobab.

    Salud y comunismo

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  2. Lukács: “Todo el que por ahora ha intentado dejar atrás a Marx, ha terminado regresando a antes de Marx”

    Losurdo se vale del materialismo histórico –comunista tenía que ser– de una manera que, a mi entender, resulta especialmente eficiente. O sea, convincente. Sitúa los hechos –todos los hechos y no solo los canónicos de la historiografía ‘de la corriente principal’, Parenti dixit– y sus protagonistas más o menos activos y pasivos, en su concreto contexto histórico, además de ilustrarnos con información documentada sobre sus orígenes –¿de dónde?–, su complejo desarrollo –¿dónde?– y, si es el caso las consecuencias –¿hacia dónde?–.

    A Losurdo, por ejemplo tenemos que agradecerle que, realizadas en el mismo contexto, coloque también muy juntitas ante la mirada del lector las opiniones –luego avaladas por los hechos– ‘sobre los nazis y el pueblo alemán’, de líderes políticos tan mitificados o demonizados como Roosevelt y Stalin. Que dé cancha a un insigne historiador ‘de la corriente principal’ como Arnold Toynbee para señalar sus honestas y fundadas sospechas sobre la ‘¿desconocida historia?’ que, salvo improbable fenómeno atmosférico, culminó en ‘Auschwitz’. O que un genocida presidente de Estados Unidos cuente el infame chiste del indio bueno=indio muerto. Pienso que lo mejor de los estudios sobre el pasado histórico con que nos obsequia Losurdo, resulta ser la impagable luz que proyecta sobre el ‘oscurecido’ presente que padecemos. Véase si no el papel ‘histórico y actual’ de los yanquis y sus vasallos occidentales, los ucro-nazis y los rusos exsoviéticos en la imperialista guerra que ha provocado la OTAN contra la demasiado extensa, demasiado rica y convenientemente demonizada Federación Rusa…

    Salud y comunismo

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  3. Algo que, en gran medida, refleja el poema de León Felipe:

    No hay más que una hacha amarilla
    que ha afilado el rencor.
    Un hacha que cae siempre,
    siempre,
    siempre,
    implacable y sin descanso
    sobre cualquier humilde ligazón;
    sobre dos plegarias que se funden,
    sobre dos herramientas que se enlazan,
    sobre dos manos que se estrchan.
    La consigna es el corte,
    el corte,
    el corte,
    el corte hasta llegar al polvo,
    hasta llegar al átomo.

    Salud y comunismo

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  4. ESTAMOS NADANDO EN UN OCÉANO DE MENTIRAS OFICIALES

    “…Pensemos en el período previo al bombardeo de Yugoslavia por la OTAN en 1999 (13), las exageraciones deliberadas sobre la limpieza étnica en Kosovo y los anacronismos practicados después de la guerra para justificarla retroactivamente (14). Cambien los nombres y los lugares, y tendremos escenarios similares de mala conducta gubernamental, secretismo, encubrimiento, banderas falsas, narrativas falsas e historias de atrocidades (15) como en los Papeles del Pentágono. Podemos repasar la continua guerra de la información destinada a justificar la pretensión estadounidense a la hegemonía mundial, justificándola a los ojos del pueblo estadounidense, para que parezca plausible, que lo que dice nuestro gobierno es verdad y que lo que hace el gobierno es justo.

    Las pruebas están por todas partes en internet y en libros de investigación académica. Sólo es necesario abrir los ojos, leer, discutir con nuestros amigos. Pero primero debemos despojarnos de las escamas que cubren nuestros ojos y aceptar lo que el pueblo estadounidense aceptó en 1971, que nuestro gobierno miente sistemáticamente. Hemos visto escenarios similares en relación con nuestras guerras en Yugoslavia (16), Afganistán (17), Irak (18), Libia (2011) (19), Siria (en curso) (20), en relación con los acontecimientos de Maidan (21) en 2014, en Crimea (22) y el Donbas, y en la guerra por poderes de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania desde 2022. Estamos nadando en un océano de mentiras oficiales. Lo más revelador es la participación y la negación de Estados Unidos de la voladura de los gasoductos NordStream (23).


    Ahora volvamos a la manipulación oficial de la opinión pública revelada en los Papeles del Pentágono. ¿Por qué no hemos aprendido nada de aquellas revelaciones? Y después de las espectaculares mentiras que nuestros gobiernos nos contaron sobre Sadam Husein y sus armas de destrucción masiva, después de la vergüenza de mentir descaradamente ante el Consejo de Seguridad de la ONU (24), después de la revelación de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Irak y Afganistán por Wikileaks, ¿cómo podemos creer cualquier cosa que nos digan el Departamento de Estado o el Pentágono?

    Un enemigo indispensable: Rusia

    Daniel Ellsberg estaba y está en el lado correcto de la historia y del sentido común cuando nos recuerda que a pesar de toda la gestión narrativa de nuestro gobierno, “una guerra fallida es tan rentable como una victoriosa […] Es el viejo eslogan latino, Cui Bono, ¿quién se beneficia? […] Después de todo no somos una nación europea y no tenemos ningún papel particular en la Unión Europea. Pero en la OTAN -que es como dice la mafia Cosa Nostra, lo nuestro- controlamos bastante la OTAN y la OTAN nos da una excusa y una razón para vender ahora enormes cantidades de armas a las naciones del antiguo Pacto de Varsovia […] Rusia es un enemigo indispensable…”

    Completo aquí:
    https://mpr21.info/estamos-nadando-en-un-oceano-de-mentiras-oficiales/

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    1. Gracias por la información. Un excelente y bien documentado artículo: ¡32 notas y enlaces a pie de página!

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