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CARLOS MARX / FEDERICO ENGELS
CORRESPONDENCIA
1. DE ENGELS AL COMITE COMUNISTA
DE CORRESPONDENCIA DE BRUSELAS
(Carta del Comité [Núm. 3])
París, de octubre de 1846.
Acerca del asunto de los Straubingers de aquí, no hay mucho que decir. Lo principal es que las controversias tenidas hasta ahora con esos muchachos ya han sido arregladas; el principal partidario y discípulo de Grün, Papa Eisermann, ha sido separado, la influencia del resto de sus adeptos sobre la masa ha sido completamente vencida, y conseguí una resolución unánime contra ellos.
En resumen, esto es lo que ocurrió:
El proyecto proudhoniano de asociación fue discutido durante tres noches. Al comienzo tuve en mi contra a casi toda la camarilla, pero al final sólo a Eisermann y los otros tres partidarios de Grün. El punto principal fue probar la necesidad de la revolución por la fuerza y, en general, demostrar que el "verdadero socialismo" de Grün -que ha tomado nuevo impulso con la panacea de Proudhon- es antiproletario, pequeñoburgués, straubingeriano. Al final me puse furioso con la sempiterna repetición de los mismos argumentos por parte de mis opositores, y llevé un ataque directo contra los Straubingers, lo que provocó gran indignación entre los partidarios de Grün, pero en cambio me permitió atraerlo al esforzado Eisermann a un ataque abierto contra el comunismo. Cuando terminó le di una paliza tan despiadada que no volvió a la carga.
Entonces hice uso del arma que Eisermann había puesto en mis manos -el ataque al comunismo-, tanto más por cuanto Grün intrigaba constantemente, merodeando por los talleres, convocando gente para los domingos, etc., etc., y el domingo siguiente a la mencionada sesión cometió él mismo la enorme estupidez de atacar al comunismo en presencia de ocho o diez Straubingers. Por eso anuncié que antes de tomar parte en otras discusiones debíamos votar si habíamos de reunirnos aquí como comunistas o no. En el primer caso, debía procurarse que no se repitieran ataques contra el comunismo tales como el de Eisermann: en el segundo caso, si se trataba simplemente de que un cualquiera podía discutir lo que se le ocurriese, nada tenía yo que hacer con ellos y no volvería a concurrir. Esto indignó mucho a los grünistas; ellos se reunían “para bien de la humanidad", para su propio esclarecimiento, ellos eran espíritus progresistas y no unilaterales, eran intelectuales, etc., etc. ¿Cómo podía calificar de "cualquiera" a tan dignas personas? Más aun, ellos debían saber primero qué era en realidad el comunismo (¡estos canallas, que durante años se han dicho comunistas y sólo abjuraron por miedo a Grün y Eisermann, quienes se han arrastrado entre ellos utilizando como pretexto el comunismo!). Naturalmente no me dejé atrapar por su simpático pedido de contarles, en dos o 'tres palabras, a ellos, ignorantes, lo que es el comunismo. Les proporcioné una definición extremadamente simple que, sin salirse del cuadro de los puntos en discusión, comprendía la reivindicación de la comunidad de bienes, excluía la actitud pacífica tierna o considerada para con la burguesía, incluyendo a los Straubingers, y finalmente, a la sociedad por acciones proudhoniana con su conservación de la propiedad individual y lo que de ella deriva. Más aun, dicha definición no contenía nada que pudiera dar pie a disgresiones y evasiones de la votación propuesta. Por ello definí los fines de los comunistas de esta manera: 1) promover los intereses del proletariado en oposición a los de la burguesía; 2) hacer esto por medio de la abolición de la propiedad privada y su sustitución por la comunidad de bienes; 3) no reconocer otro medio de lograr estos objetivos que una revolución democrática por la fuerza.
Esto se discutió durante dos noches. En la segunda el mejor de los tres grünistas, al percibir el estado de ánimo de la mayoría, se puso completamente de mi parte. Los otros dos se contradijeron constantemente sin advertirlo. Varios muchachos que hasta entonces nunca habían hablado, abrieron de pronto la boca y se pronunciaron bastante decididamente en mi favor. .Antes de esto sólo Junge lo había hecho. Algunos de estos homines novi, aunque temblaban por temor a parecer presumidos, hablaron bastante bien y en general parecen ser mentes bastante sanas.
En definitiva, cuando llegó la votación, la reunión se declaró comunista en el sentido de la definición dada anteriormente, por trece votos contra los dos que seguían siendo fieles a Grün (uno de los cuales explicó después que tenía el más vehemente deseo de convertirse).
Esto por lo menos despejó el campo y ahora se puede empezar a hacer algo de los muchachos, en la medida de lo posible. Grün, quien se había librado fácilmente de sus preocupaciones pecuniarias debido a que sus más grandes acreedores eran estos mismós grünistas, sus principales partidarios, ha quedado ahora muy desacreditado ante la mayoría e incluso ante un sector de sus partidarios, y a pesar de todas sus intrigas y experimentos (por ejemplo, ir de gorra a reuniones en las barrieres[*], etc., etc.), ha tenido un fracaso de primer orden con su Sociedad Proudhon. Aun cuando yo no hubiera estado presente, nuestro amigo Ewerbeck habría arremetido contra ello de cabeza...
[*] Barrières, , distritos que rodeaban las puertas y fortificaciones de París; refugio preferido por los obreros para las diversiones, reuniones y paseos dominicales. (Nota de la edición inglesa)
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Engels se había trasladado a París, en la segunda mitad de 1846, comisionado por el Comité Comunista de Correspondencia de Bruselas, con el objeto de llevar adelante el esclarecimiento de los obreros y jornaleros alemanes residentes en París en gran número por esa época, y de ganarlos para las nuevas ideas marxistas del socialismo científico y de la lucha proletaria de clases.
SAUBINGERS, aprendices ambulantes en Alemania. Marx y Engels denominaban así a los artesanos y obreros de conciencia de clase atrasada y sin desarrollar, llenos de prejuicios pequeñoburgueses y que sólo con dificultad podían superar las limitaciones del viejo punto de vista artesanal. Marx y Engels debieron sostener una dura lucha para despertar la conciencia de clase proletaria también en estos elementos, como lo atestigua la carta de Engels. La tarea principal era vencer la influencia de Proudhon y de los "verdaderos socialistas" alemanes, especialmente de Karl Grün. Wilhelm Weitling, el primer escritor proletario alemán -quien sin embargo era partidario de una forma utópico-revolucionaria del socialismo con la consigna pequeñoburguesa de la "igualdad" como lema principal-, también desempeñó un gran papel en estos grupos, especialmente por cuanto él mismo era jornalero.
En una carta a Marx, fechada en París en octubre de 1846 (alrededor del 23 de octubre), Engels dice:
"Crün ha hecho un daño considerable. Ha transformado todo lo que estaba bien definido para los compañeros en meros sueños diurnos, esfuerzos por la humanidad, etc. Con el pretexto de atacar a Weitling y otras formas del comunismo abstracto, ha rellenado sus cabezas de vagas frases literarias y pequeñoburguesas, decretando que todo lo demás es comercio sistemático. Incluso los afiliados, que nunca fueron partidarios de Weitling -a lo sumo lo eran uno o dos de ellos-, le han cobrado un terror supersticioso al espantajo del 'comunismo de pan y cebolla' y -por lo menos antes de que fuera tomada la decisión- se hubieran asociado más bien a los sueños más visionarios, a los planes para la paz y la felicidad, etc., que a este comunismo de pan y cebolla'. La confusión que aquí reina es inacabable. Hace poco dirigí a Hamey un suave ataque contra el pacifismo de los demócratas fraternales y también le escribí que debiera mantenerse en correspondencia con todos ustedes."
GRÜN, Karl (1817-1887). Escritor. A partir de 1842, director del periódico burgués avanzado Mannheimer Abendzeitung (Vespertino de Mannheim). Después de 1844, uno de los principales representantes del "verdadero socialismo". (Ver Marx y Engels, La ideología alemana y Manifiesto Comunista, III.)
Engels, en el apéndice a su traducción del Fragmento sobre el comercio de Fourier, escribe lo siguiente respecto del contenido teórico del "verdadero socialismo":
"Algo acerca de la 'humanidad', como recientemente fue designada la cosa; algo acerca de la 'realización' de esta humanidad, o más bien monstruosidad; un poco acerca de la propiedad, tomando de Proudhon (de tercera o cuarta mano) algunos lamentos acerca del proletariado; la organización del trabajo, miserables asociaciones para el mejoramiento de las clases inferiores del pueblo, todo ello combinado con una ignorancia ilimitada de la economía política y de la sociedad real: esto es todo el asunto, que, además, la imparcialidad teórica, la absoluta calma del pensamiento, desangra hasta la última gota, hasta su último vestigio de energía y elasticidad."
Y en su Ludwig Feuerbach Engels escribe:
"Pero lo que no debiéramos olvidar es que era precisamente a esas dos debilidades de Feuerbach [el lindo estilo y a veces incluso el estilo pomposo' y la 'extravagante glorificación del amor'] que se adhirió al 'verdadero socialismo' -el que se difundió como una plaga a través de la Alemania 'culta' a partir de 1844, sustituyendo el conocimiento científico con frases literarias y poniendo, en lugar de la emancipación del proletariado por medio de la trasformación económica de la producción, la liberación de la humanidad por medio del 'amor'. En resumen, se perdió en la desagradable fraseología literaria y en el sentimentalismo sofocante, cuyo modelo era el señor Karl Grün."
PAPA EISENMANN. Artesano alemán residente en París.
JUNGE, Adolf Friedrich. Comunista de Colonia, emigrado a París.
EWERBECK , August Hermann (1816-1860). Escritor. Emigrante en
París. Miembro de la Liga Comunista.
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" ...Grün intrigaba constantemente, merodeando por los talleres, convocando gente para los domingos... "
ResponderEliminar¡Vaya! Mira tú por donde, como hoy mismo.
Salud y comunismo
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¿Adónde irá el buey que no are?
EliminarEscribe Luis Britto: “Nacemos dos veces: cuando venimos al mundo, y cuando tomamos el control de nuestra vida”. Pero como ya señalaba Engels hace 177 años, al acoquinado rebaño de ignorantes la clase dominante le tiene entrenado, laborables y festivos, para no tomar nunca el control de su propia vida, para no pensar nunca críticamente por cuenta propia sino sólo para consumir acríticamente “las venenosas ideas” que les “regalan” sus generosos amos… y esto un año sí y otro también. Pero el pasado que nunca acaba de pasar no es principalmente el pasado individual de cada uno, que también, sino sobre todo, el pasado de la clase social (el proceso histórico de la lucha de clases) a la que se pertenece. Pasado que mayoritariamente se ignora, voluntaria o involuntariamente, cuando se carece de una mínima conciencia de clase que hay que cultivar, claro está. En la guerra de las ideas lo tenemos teóricamente muy clarito, pero casi todo por hacer…
Salud y comunismo
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