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LA LUCHA DE LA CULTURA
Michael Parenti
( 12 )
HIPERINDIVIDUALISMO,
REALIDAD Y PERCEPCIÓN.
BONDADES Y DESÓRDENES DE LA NUEVA ERA
A finales de la década de 1960, dentro de la “cultura de la juventud”, “cultura alternativa” o “contracultura”, que de todas estas maneras se le ha llamado, surgieron unas ideas y prácticas imprecisas que recibieron el nombre común de Nueva Era. La idea de la Nueva Era persiste hoy día como una amalgama de misticismo oriental, ocultismo occidental, psicología de autoayuda y estilos de vida y tratamientos de salud alternativos. Gran parte del pensamiento de la Nueva Era no es nuevo en absoluto, sino que proviene de antiguas disciplinas transmitidas por gurús, lamas y chamanes de la India, Japón y el Tibet.
Mucha gente sigue los enunciados de la Nueva Era leyendo y practicando a su aire y sólo ocasionalmente asistiendo a un seminario o conferencia. Los libros, cintas, artilugios y programas de la Nueva Era constituyen una industria de mil millones de dólares. Una encuesta nacional estimó que unos diez millones de americanos estaban enganchados en algún aspecto al misticismo oriental. Millones de otros siguen una línea más secular de “autoayuda”. Un número menor está sometido al régimen totalitario de algún grupo o culto comunales. Como fenómeno cultural, ¿qué es todo esto?
Los que proponen la Nueva Era nos han ofrecido muchas cosas de valor. Cuando la buena vida se definía como la vida inmóvil (cuanto menos esfuerzo, mejor), algunos entusiastas de la Nueva Era hacían yoga y aeróbic. Mientras las compañías de refrescos promocionaban sus bebidas azucaradas y las industrias de la carne y la leche nos convencían de que unas buenas dosis diarias de vaca y leche eran vitales para nuestra salud, los nutricionistas alternativos estaban promocionando la dieta sin azúcar, vegetariana y con poca grasa. Muchos seguidores de la Nueva Era han tomado una postura de culto a la salud, dándole gran importancia a la ciencia nutricional, a la medicina preventiva, la acupuntura, la naturopatía, la homeopatía, los tratamientos con hierbas y otras alternativas no alopáticas. Algunos incorporan la meditación y otras disciplinas mentales en su programa diario, en un intento de rebajar sus niveles de estrés, mejorar su salud y encontrar una mayor paz mental.
Los seguidores de la Nueva Era nos han urgido a vivir con menos excesos y más cerca de la naturaleza. Mientras las corporaciones agrícolas no han hecho nada para evitar la contaminación de la tierra y los cultivos con herbicidas tóxicos y pesticidas, inyectando al ganado grandes dosis de antibióticos y hormonas y produciendo alimentos modificados genéticamente, los que proponen el nuevo estilo de vida alternativo han optado por cultivos orgánicos y alimentos naturales.
Los seguidores de la Nueva Era fueron una parte de los primeros movimientos medioambientales. Los mejor informados de entre ellos han argumentado que los recursos de la naturaleza son finitos, no infinitos, incluyendo la capacidad de la tierra para absorber el calor de nuestro consumo energético. Mantienen que los seres humanos necesitan eliminar su necesidad de los combustibles fósiles altamente contaminantes e ir hacia energías medioambientalmente sostenibles, como la solar, la eólica y las mareas. Ellos (junto con otra gente que practica el pensamiento de la Nueva Era pero que no se considera seguidora de la misma), argumentan que los niveles progresivos de toxicidad, calentamiento global, reducción del ozono, deforestación, destrucción del suelo y contaminación de los océanos están dañando la salud de todo el género humano y llevándonos al desastre ecológico total.
Apreciando los valores de los indios americanos, los seguidores de la Nueva Era han atacado la postura industrial de occidente que considera a la naturaleza como algo que hay que dominar y de lo que se puede disponer de acuerdo con nuestros deseos. Algunos dicen que todos estamos conectados unos con otros, con otras especies y con nuestro entorno natural. Por sus esfuerzos ecológicos, ellos, junto con otros defensores del medio ambiente, han sido tachados de “eco-terroristas” por los conservadores que propugnan el mercado libre, cuya razón de ser es transformar la naturaleza viviente en mercancías y las mercancías en capital muerto.
Los seguidores de la Nueva Era también tienen un punto de vista crítico sobre los valores militaristas y patrioteros y han jugado un papel prominente en las actividades contra la guerra, recordándonos, como dicen sus señales de protesta, que “la guerra es insana para los niños y otros seres vivientes”.
El “enfoque” de la Nueva Era está constituido por una amalgama de entusiasmos y prácticas a veces contradictorios. Algunos de sus seguidores están menos dedicados al activismo social que a estudiar lecturas esotéricas, las cartas del tarot, la quiromancia, la curación por las piedras, la curación por el cristal, las cartas astrológicas, la reencarnación, la vuelta al pasado, la levitación y otras estratagemas cuestionables. Los resultados que proclaman van desde asuntos menores hasta curaciones milagrosas, desde ser capaz de despertarse sin despertador hasta transformar totalmente una personalidad.
Aquí yo deseo examinar críticamente la ideología de la Nueva Era que pregona el hiperindividualismo y la autosuficiencia sin límites, el enfoque súper-subjetivista que reduce el valor e incluso niega la existencia de las fuerzas sociales objetivas. Al contrario de los valores de la Nueva Era que tienden a fomentar una preocupación por los problemas sociales, el hiperindividualismo desalienta el compromiso con el mundo. En vez de mirar críticamente a la sociedad que nos rodea e involucrarnos en acciones sociales que pudieran ayudarnos a poner al mundo —y a nosotros mismos— en un camino mejor, el hiperindividualismo nos invita a sumergirnos en nosotros mismos, a encontrar un universo de poder sólo en nuestro interior. Es el gran decreto del solipsismo.
Para el hiperindividualista la realidad externa parece contar poco. Lo que importa es cómo se percibe esa realidad. Como proclamó Werner Erhard, “la realidad es hacer creer”. Han surgido varias organizaciones para ayudarnos a desarrollar el poder “de crear la realidad que tú quieras, el poder para estar en sintonía con los aspectos más elevados de tu naturaleza”. Lo que Jeffrey Masson dice sobre ciertos psicoterapeutas que ponen poca atención a la realidad social lo mantendrían muchos gurús inspiradores. Desde su punto de vista del mundo, “no hay análisis de clase, ni pobreza, ni desigualdad, hambre o traumas tales como la guerra, la violación y el abuso infantil”.
El enfoque inspirador sobre el conocimiento es completamente diferente del método científico que considera las experiencias puramente subjetivas como poco fiables. Para el inspirador, la intuición se superpone a la razón ; cuanto más subjetiva y arraigada en el sentimiento personal es una percepción, más verdadera debe ser, como la revelación mística y otras experiencias de la fe. La inefable calidad de una experiencia a veces se toma como evidencia de su profundidad, y si viene profundamente de uno mismo, entonces debe ser cierta.
Otros argumentarían que una cosa es afirmar nuestra fe en el valor individual y otra ver la realidad sólo a través del prisma de uno mismo. Una vez que tratamos la experiencia interior como lo más importante, estamos dando un paso para proclamar la omnipotencia personal. Para algunos seguidores de la Nueva Era todo hombre es autor de su propio destino: “Tú haces tu propia realidad”, “tú escoges tu propio destino”. La suerte en nuestra vida es sólo un asunto de cómo decides pensar y actuar. La realidad social se convierte en poco más que un asunto mental y de propia voluntad.
Tales ideas sirven fácilmente de apoyo a la ideología de derechas y se pueden llevar a extremos llamativos. Eileen Marie Gardner, ayudante especial del Mínisterio de Educación de los Estados Unidos durante la administración Reagan, mantuvo que incluso los retrasados y mutilados pueden construir su propio destino:
Ellos asumen falsamente que la lotería de la vida les ha penalizado de forma fortuita. Esto no es así. Nada le ocurre a un individuo que, en algún punto de su desarrollo, él mismo no haya originado. Cada uno de nosotros es responsable de su situación en la vida... En el universo no hay injusticias. Por muy desagradable que pueda ser, las circunstancias externas de una persona se corresponden con su nivel de desarrollo espiritual interno... Los retrasados que buscan que otros soporten sus cargas y eliminen sus barreras quieren evitar el tema central de sus vidas.
Ese “tema central” incluye el síndrome de Down, la esclerosis múltiple, la parálisis, la espina bífida y otras afecciones de incapacidad.
Las ideas oscurantistas de Gardner tienen un enorme parecido con el punto de vista del yoga sobre que las discapacidades congénitas son merecidas, porque reflejan el desarrollo del karma de nuestra alma. En otras palabras, si tú has nacido con fibrosis quística, es un castigo por tus pecados en vidas pasadas.
Lo mismo sirve para nuestra condición de clase. Como señaló un desilusionado devoto hindú: “Nuestro líder espiritual nos enseñó que si tú has nacido como campesino pobre en el Tercer Mundo, destinado a vivir toda tu vida en una miseria desesperada, es porque actuaste mal en vidas pasadas. A la inversa, si has nacido rico o acumulas riqueza es porque te has ganado esa buena fortuna por medio de acciones buenas previas. Debes disfrutar de estar libre de culpa.
En resumen, los más devotos del hiper-subjetivismo de la Nueva Era mantienen las siguientes máximas:
La voluntad del individuo es todopoderosa y determina su destino.
Lo que son pobres y pasan hambre, o han sido violados o asesinados, se lo han buscado de alguna manera.
Sufrir es simplemente el resultado de una conciencia imperfecta.
Los que viven bien en medio de tantas privaciones tienen una conciencia más elevada, y por tanto merecen su premio.
Si uno piensa que algo es cierto es que es cierto, porque la verdad es idéntica a la creencia.
Si “no hay injusticia en el universo”, como proclama una próspera conservadora bien alimentada como Gardner, entonces es cierto que no hay injusticia en nuestra sociedad. Si tú creas tu propia realidad no tienes que protestar sino de ti mismo, o de tu propio pasado. Las opresiones raciales, de género o de clase son sólo nuestro propio invento. Ningún dirigente plutócrata podría haberlo expresado mejor.
Para ser exactos no hay nada malo en cultivar nuestras capacidades internas de sosiego y contento. Todos tenemos un entorno intrapsíquico que a veces necesita atención. A nuestra paz mental la puede ayudar la meditación, el ejercicio, la buena dieta y la liberación de los falsos valores. Tales cosas pueden constituir una diferencia notable en nuestra vida. Esta es la mejor contribución de la cultura alternativa, influenciando a muchos que no se consideran seguidores de la Nueva Era.
Pero la mejora personal y la preocupación centrada en uno mismo no debe pensarse que abarca la totalidad de la vida o incluso la totalidad de la experiencia individual. Hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que sueña la filosofía de la Nueva Era…
(continuará)
[ Fragmento de: “La lucha de la cultura” / Michael Parenti ]
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