lunes, 22 de abril de 2024

 

[ 568 ]

 

 

 

CARLOS MARX  / FEDERICO ENGELS

CORRESPONDENCIA

 

 

 

4. DE ENGELS a MARX

(en Colonia)

 

Barmen, 25 de abril de 1848.

 

...Podemos contar muy poco con la participación de este lugar.  Blank, a quien ya le había escrito sobre el asunto, y que sigue siendo el mejor del grupo, se ha trasformado en la práctica en un burgués, y los otros todavía más, ahora que están establecidos y han entrado en conflicto con los obreros. La gente rehuye como la peste cualquier discusión sobre problemas sociales; la llaman incitación. He malgastado las más finas flores de la oratoria y he ejercido toda forma posible de diplomacia, sin obtener más que respuestas titubeantes. Ahora haré un intento final, y si fracasa todo terminará. Dentro de dos o tres días sabrás definitivamente el resultado. En el fondo, la cosa es que también estos burgueses avanzados ven en nosotros a sus principales enemigos del futuro, y no quieren poner en nuestras manos armas que muy pronto volveríamos contra ellos.

[ Después del comienzo de la revolución en Alemania (el levantamiento de Berlín, del 18 de marzo de 1848), Engels volvió a su país desde París, a fin de conseguir accionistas para la publicación de un periódico, entre aquellos de sus conocidos que simpatizaban con la democracia y el comunismo. Blank era uno de los viejos amigos de Engels que habían sido entusiastas del comunismo. Hasta la revolución había existido entre la juventud burguesa gran entusiasmo por el comunismo. Pero en la revolución salieron a la luz verdaderos intereses de clase y los “comunistas” de la víspera revelaron su naturaleza clasista. ]

 

Engels escribía a Marx el 9 de mayo de 1848:

 

“Las dos clases de gentes que ponen más dificultades son, en primer lugar, los jóvenes republicanos de guante amarillo que temen por su dinero y ventean el comunismo, y en segundo lugar los caudillos locales, quienes nos consideran sus competidores.”

 

[ El 1 de junio de 1848 se publicó el primer periódico marxista, Neue Rheinische Zeitung (Nueva gaceta renana). De él escribió Lenin en 1914 —en su ensayo Carlos Marx— que “es hasta hoy el órgano mejor, no superado del proletariado revolucionario”. Durante el período de la ley marcial, proclamada a fines de setiembre de 1848, el periódico fue prohibido, pero pronto reapareció y siguió publicándose hasta el 19 de mayo de 1849, en que fue clausurado. ]

 

En una carta de Bernstein (del 2 de febrero de 1881), Engels, aconsejándole acerca de cómo debía ser dirigido el órgano central de la socialdemocracia alemana de la época, escribe:

 

“Como usted posee la Neue Rheinische Zeitung, haría bien en leerla en ocasiones. El desprecio y la burla con que tratábamos a nuestros opositores fue precisamente lo que nos atrajo casi 6.000 suscriptores en los seis meses que terminaron con la declaración de la ley marcial, y aunque en noviembre volvimos a empezar por el principio, tuvimos la misma cantidad y aun más en mayo de 1849.”

 

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5. DE ENGELS a JENNY MARX

Vevey, 25 de julio de 1849.

 

...El mismo día que le escribí a Marx (desde Kaiserslautern) llegaron noticias de que Hamburgo había sido ocupada por los prusianos y que, en consecuencia, habían sido cortadas las comunicaciones con París. De modo que no pude despachar la carta y fui a lo de Willich. En Kaiserslautern yo me había desvinculado totalmente de la llamada revolución; pero cuando llegaron los prusianos no pude resistir el deseo de mezclarme en la guerra. Willich era el único oficial que servía para algo, por lo cual lo entrevisté y me convertí en asistente suyo. Estuve en cuatro encuentros, de los cuales dos fueron bastante importantes, especialmente el que tuvo lugar en Rastatt, y descubrí que el tan cacareado coraje de arrojarse a la batalla es la más común de las cualidades que cualquiera pueda poseer. El silbido de las balas es cosa pequeña, y a pesar de gran dosis de cobardía no llegué a ver, en toda la campaña, una docena de personas que se comportasen cobardemente durante la lucha. Pero en cambio había mucha “valiente estupidez”. Para terminar, me fue bien en todas partes, y al fin de cuentas es bueno que estuviera presente alguno de la Nene, Rheinische Zeitung, porque estaba toda la canalla democrática de Badén y el Palatinado, y se están jactando de todas las acciones heroicas que jamás cumplieron. Hubiéramos vuelto a oír la misma historia: los caballeros de la Neue Rheinische Zeitung son demasiado cobardes para luchar. Pero de todos los caballeros democráticos, Kinkel y yo fuimos los únicos que peleamos. Kinkel se alistó en nuestro cuerpo como mosquetero y se comportó bastante bien; en el primer encuentro en que tomó parte una bala le rozó la cabeza y fue tomado prisionero.

 

Una vez que nuestro cuerpo hubo cubierto la retirada del ejército de Badén, nos encaminamos, 24 horas después que todos los otros, hacia Suiza, y ayer llegamos aquí, a Vevey.

 

[ Engels hace un excelente y detallado relato de la insurrección de 1849 en Badén y el Palatinado, en su serie de artículos sobre Die Deutsche Reichsverfassungskampagne (La campaña por una Constitución alemana).

 

El 18 de mayo de 1849, Marx recibió la orden de su expulsión de Colonia, y el 19 de mayo apareció —impreso en rojo— el último número de la Neue Rheinische Zeitung. Después de abandonar Colonia, Marx y Engels fueron primero a Badén y luego al Palatinado, donde se convencieron de que las organizaciones revolucionarias no habían hecho ningún preparativo militar en esos distritos, que se suponía afectados por el levantamiento. La frontera no estaba custodiada, ni se habían tomado medidas para extender la insurrección. Los líderes del movimiento eran demócratas pequeñoburgueses que predominaban en los “Comités de salud pública’’ y en los “Gobiernos provisionales”, pero no hacían otra cosa que hablar. Marx fue a París porque allí se esperaba acontecimientos decisivos. Engels se quedó y tomó parte en la guerra. Así fue cómo pudo observar en la práctica a la pequeña burguesía en su papel en la revolución, volcando los resultados de sus experiencias en los artículos antes mencionados.]

 

Ahí escribe lo siguiente sobre la pequeña burguesía:

“La historia de todos los movimientos políticos desde 1830, tanto en Alemania como en Francia e Inglaterra, invariablemente nos muestra a esta clase hablando fuerte, formulando ruidosas protestas e incluso empleando a veces frases extremas, tan largas cuanto puedan hacerlas sin riesgo; nerviosos, cautos y conciliadores tan pronto como se acerca el menor peligro; asombrados, ansiosos, vacilantes, tan pronto como el movimiento que ellos mismos excitaron es tomado ¡y en serio! por otras clases; traicionando a todo el movimiento en aras de su existencia pequeñoburguesa, tan pronto como llega a la toma de las armas y a la lucha; y finalmente, gracias a su indecisión, siempre bien defraudados y maltratados una vez que ha triunfado el partido reaccionario...”

 

Pero, detrás del grueso de la pequeña burguesía hay otras clases y grupos que se manifiestan con mayor energía: el proletariado y el sector más avanzado de la pequeña burguesía.

 

“Estas clases, con el proletariado de las grandes ciudades a la cabeza, tomaron las ruidosas promesas en favor de la Constitución nacional más en serio de lo que querían los agitadores pequeñoburgueses. Si la pequeña burguesía, como lo juraba a cada minuto, estaba dispuesta a sacrificar ‘su propiedad y su sangre’ por la Constitución nacional, los obreros —y en muchos distritos también los campesinos— estaban listos para hacer lo mismo, con la condición —perfectamente conocida por todos los partidos, aunque no mencionada— de que, una vez conquistada la victoria, la pequeña burguesía tendría que defender esa misma Constitución nacional en contra de esos mismos proletarios y campesinos.”

 

Al resumir los resultados de las luchas políticas de esos años de revolución, escribía Engels en 1850:

 

“Ahora que [la campaña en favor de una Constitución nacional] se ha perdido, la única posibilidad de victoria reside en la monarquía feudal burocrática levemente constitucionalizada, o bien en una revolución genuina. Y la revolución ya no puede ser llevada a cabo en Alemania a menos que culmine en el predominio completo del proletariado.”

 

También en el Mensaje del Comité Central de la Liga de los Comunistas a sus miembros, de marzo de 1850, figura un excelente análisis de las experiencias de las luchas revolucionarias. Engels volvió sobre el problema de la democracia pequeñoburguesa y su papel en la revolución, en una carta a Bebel, del 11 de diciembre de 1884.

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Willich, August (1810-1878). Ex oficial prusiano de artillería. Republicano convencido, se retiró del servicio en 1846. Tomó parte activa en la revolución de 1848-1849. Después del aplastamiento de la revuelta, emigró a Londres. Junto con Karl Schapper fue el líder de la fracción de “izquierda” de la Liga Comunista. A fin de ganarse la vida aprendió el oficio de carpintero. Viajó a Norteamérica en 1853. Al principio trabajó allí como carpintero y en 1858 se hizo periodista. Durante la guerra civil del Norte contra el Sur (1861-1865) peleó del lado de los norteños, distinguiéndose y llegando a general. Después de la guerra ingresó en la administración pública y ocupó elevados cargos en Cincinnati. En 1870 volvió por un tiempo a Alemania. Murió en Estados Unidos. En su nota final a las Revelaciones sobre el proceso a los comunistas de Colonia, escribe Marx: “En la guerra civil de Norteamérica, Willich demostró ser algo más que un visionario”.

 

Kinkei, Gottfried (1815-1882). Escritor y poeta alemán, demócrata burgués que tomó parte en la revolución de 1848. Arrestado y sentenciado a prisión perpetua en una fortaleza, logró evadirse. Como refugiado en Londres, desempeñó un papel ridículo y fue uno de los principales intrigantes contra Marx entre los refugiados enzarzados en rencillas fraccionistas y mutuas calumnias, en lugar de dedicarse al trabajo revolucionario serio, por lo cual cayeron en el estancamiento.

 

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