lunes, 1 de julio de 2024

 

 

 

[ 602 ]

 

 

 

CARLOS MARX  / FEDERICO ENGELS

CORRESPONDENCIA

 

 

 

 

11. DE MARX A ENGELS

 

Londres, 13 de julio de 1851.

 

 

... De tu carta deduzco que la presencia de tu viejo [ El padre de Engels ] en Manchester te ha impedido enterarte de que en Kolnische Zeitung [ “Gaceta de Colonia” ] se publicó un segundo documento con el título de “Liga de los Comunistas”. Se trata del mensaje a la Liga que redactamos juntos; en el fondo, nada más que un plan de guerra contra la democracia. Desde cierto punto de vista es bueno que se haya publicado, en contraste con el documento de Bürgers con su forma más o menos absurda y su asunto no muy consolador. Pero, por otra parte varios pasajes podrán hacer las cosas más difíciles para los actuales presos  [ Once miembros de la Liga de los Comunistas de Alemania habían sido arrestados en mayo de 1851. El mensaje de Marx y Engels fue publicado por la Kolnische Zeitung como prueba contra los presos. El proceso tuvo lugar en Colonia, de octubre a noviembre de 1852. Tres de los presos fueron sentenciados a tres años de prisión (por “intento de alta traición”), tres a cinco años y uno a tres años. El resto fue absuelto. El folleto de Marx sobre el proceso, Revelaciones sobre el proceso a los comunistas de Colonia, fue publicado en febrero de 1853. ].

 

Me informan [... ] de Colonia que Bürgers escribe muy lúgubremente desde Dresde. Por otra parte, hay en Colonia la creencia general de que Daniels será puesto en libertad; no hay nada contra él y todos los gritones de la ciudad sagrada gritan en su favor. Naturalmente que lo consideran incapaz de tales “payasadas”.

 

Miquel ha escrito de Góttingen. Su casa ha sido registrada varias veces. No se encontró nada. No ha sido arrestado. Cinco nuevos emisarios —caballeros— han ido de Góttingen a Berlín, etc. La persecución de los judíos acrecienta, sin duda, el celo y el interés. Lo más gracioso de esto es que el imbécil Augsburger Allgemeine Zeitung [Gaceta general de Augsburg] prohíja el documento que escribimos a los señores Mazzini y Ruge, se golpea repetidamente el pecho y no puede hallar mejor modo de expresar su estupor que gritando “¡Locura!” repetidas veces. ¡Locura! ¡Locura!

 

El Triersche Zeitung [ “Diario de Treveris” ] —es decir, Karl Grün— ha asumido, naturalmente, una actitud arrogante probando, mediante el primer documento, la impotencia material y, mediante el segundo, la impotencia “espiritual” del partido. Desde luego, no faltan frases iluminadas y en extremo “anarquistas”: ¡Todo ha de hacerse desde arriba! ¡Un Estado policial! ¡Aquellos cuyas opiniones difieren deben ser formalmente excomulgados y excluidos! ¡Mon Dieu! ¡Esto es más de lo que uno pueda aguantar!

 

 

[ El documento a que aquí se hace referencia es el Mensaje del Comité a la Liga de los Comunistas (marzo de 1850), en que Marx y Engels, analizando los resultados de la revolución de 1848-1849, explicaban a los miembros del partido sus opiniones sobre los problemas tácticos.

En respuesta a la carta de Marx, Engels escribía el 17 de julio de 1851: “El viejo documento sólo puede perjudicar a los presos por el pasaje que se refiere a los ‘excesos'; todos los demás están dirigidos contra los demócratas, y harían más difícil la posición de los presos únicamente si comparecieran ante un jurado semidemocrático; pero parece que serán llevados ante un jurado seleccionado y especial o federal, si es que los hacen comparecer ante jurado alguno. E incluso esas cosas ya habían sido usadas en su mayor parte en el documento de Bürgers, que fue denunciado al comienzo. Pero en todo otro respecto es una ventaja enorme que el asunto haya sido publicado y reproducido en todos los diarios. Los aislados y tranquilos grupos comunistas en desarrollo, que nos son bastante desconocidos, y que a juzgar por experiencias pasadas deben establecerse en todo punto de Alemania, hallarán en ello un espléndido apoyo, e incluso el artículo del Augsburger muestra que la cosa ha producido un efecto muy diferente de las primeras revelaciones. La manera en que interpretan su contenido muestra que han comprendido demasiado bien la ‘locura’; en realidad era imposible dejar de comprenderla.

"Mientras tanto, la loca y ciega arremetida de la reacción feudal es tal que toda agitación intimidatoria no produce el menor efecto sobre la burguesía. Es graciosísimo ver cómo ahora la Kolnische Zeitung predica diariamente que il faut passer par la mer Rouge [es preciso cruzar el mar Rojo] y admite todos los errores de los constitucionalistas de 1848.

Pero, realmente, con un hombre como Kleist-Retzow nombrado Oher-prasident en Coblenza, y el desvergonzado Kreuzzeitung que abusa cada vez más de sus malas bromas y cantilenas, ¿qué puede hacer la refinada y sosegada oposición constitucional? Es una lástima que no hayamos conseguido la Kreuzzeitung. Estoy viendo toda clase de extractos de ella. Es inconcebible el estilo prusiano espantosamente bajo, cloacal e inmundamente estúpido en que este periodicucho les cae a los corteses, acomodados y respetables jerarcas constitucionales. Si los Beckerath y compañía conservasen un poco de dignidad y capacidad de resistencia, no cabe duda de que preferirían los maltratos y abusos de una vil copia renana del Pére Duchesne y todo el terror rojo al tratamiento que diariamente les dispensan hoy los junkers y la Kreuzzeitung...”

Bürgers, Heinrich. Revolucionario, colaborador del Vorwárts de París en 1844. Expulsado de París en 1845, se estableció en Colonia. Cuando en 1848, apareció la Neue Rheinische Zeitung (carta núm. 4), Bürgers fue incorporado al comité editorial como representante de los demócratas de Colonia, pero sólo desempeñó un papel insignificante en el periódico. En mayo de 1851 fue arrestado por pertenecer a la Liga Comunista, siendo condenado en el Proceso de Colonia, de noviembre de 1852, a seis años de prisión.]

 

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12. DE ENGELS A MARX

[Manchester, aprox. 20 de julio de 1851]

 

... Me gusta la carta de Miquel. Al menos el muchacho piensa y sin duda resultaría muy bueno si viniera al extranjero durante un tiempito. Sus temores acerca de los efectos desfavorables que tendrá sobre los demócratas nuestro documento recientemente publicado  son, sin duda, bastante justificados en su distrito; pero esos primitivos campesinos medianos de tendencia democrática de la Baja Sajonia, cuyos traseros ha estado besando últimamente la Kolnische Zeitung, ofreciéndoles una alianza, no están tramando nada y están situados muy por debajo de los demócratas pequeñoburgueses de las grandes poblaciones, por los cuales son, sin embargo, dominados. Y esta democracia pequeñoburguesa corriente, aunque evidentemente muy molesta por este documento, está por su parte demasiado agobiada y exprimida como para no llegar, mucho antes que la gran burguesía, a la conclusión de la necesidad de cruzar el mar Rojo. Los tipos se resignarán cada vez más la necesidad de un reinado temporario del terror bajo el proletariado; ¡después de todo no puede durar mucho, porque el contenido positivo del documento es tan carente de sentido que no puede imaginarse la dominación permanente de esa gente o la ejecución de tales principios hasta sus últimas consecuencias! En cambio, los campesinos pequeños o medianos de Hannover, que no tienen más que su tierra, y cuya casa, granja, granero, etc., están expuestos a todos los daños por la previsible ruina de todas las compañías de seguros, y que, además de esto, desde los tiempos de Ernesto Augusto han gustado por demás las delicias de la resistencia legal, este labrador alemán acomodado se cuidará mucho de meterse en el mar Rojo a menos que se vea obligado...

...Volvamos al efecto producido por nuestro documento sobre los demócratas. Miquel debiera recordar, empero, que de manera continua e ininterrumpida hemos atacado a esos caballeros en escritos que después de todo eran, más o menos, manifiestos del partido. ¿Por qué, entonces, todo este griterío acerca de un programa que sólo resume lo que ya ha sido publicado hace mucho tiempo? ¿Acaso nos repudiaron en esa ocasión nuestros partidarios del continente y se comprometieron con los demócratas más de lo que permitían la política y el honor del partido? Si los demócratas chillaban en forma tan revolucionaria por pura falta de resistencia, ¿quién es responsable de esa falta de resistencia? Por cierto que no nosotros, sino a lo sumo los comunistas alemanes en Alemania. Y esto parece ser ciertamente el nudo de la cuestión. Cualquier demócrata con alguna inteligencia debe haber sabido de antemano qué podía esperar de nuestro partido; el documento no podía contener mucho que fuera nuevo para él. Si ellos hicieron una alianza temporaria con los comunistas, tenían perfecta conciencia de las condiciones y de la duración de la alianza, y a nadie que no fuese un campesino medio o un abogado hannoverianos podría haberle sorprendido que, desde 1850, los comunistas habían cambiado los principios y la política de la Nene Rheinische Zeitung. Es verdad que Waldeck y Jacoby nunca se permitieron pensar en tales cosas. De todos modos, ninguna publicación de esta clase puede a la larga, hacer nada contra “la naturaleza de las cosas” o contra “la concepción de la relación”, como diría Stirner, y la gritería y las intrigas democráticas oscilarán nuevamente y actuarán mano a mano con los comunistas. Y nosotros sabíamos desde hace tiempo que los tipos le jugarían algunas sucias pasadas al movimiento al día siguiente; ninguna diplomacia puede detener esto.

 

Por otra parte, el hecho de que, como yo lo había presumido, se están formando pequeños grupos comunistas en todas partes en base al Manifiesto, me ha causado gran placer. Teniendo en cuenta la debilidad de nuestra dirección hasta ahora, esto es justamente lo que nos hacía falta. Siempre se puede hallar soldados si la situación está bastante desarrollada, pero es muy agradable tener la perspectiva de una dirección que no consista de Straubingers  y que permita una selección mejor que la actual, que es tan sólo de un hombre con alguna educación por cada veinticinco. Sería bueno hacer una recomendación general de que se haga propaganda entre los oficinistas. Si tuviera que formarse una administración, estos hombres serían indispensables: están acostumbrados al trabajo duro y a la contabilidad inteligible, y el comercio es la única escuela práctica para empleados útiles. Nuestros abogados, etc., no sirven para esto. Empleados para la contabilidad y el trabajo de oficina, hombres con talento y bien educados para redactar despachos, cartas, documentos: esto es lo que necesitamos. Con seis empleados yo podría organizar una rama administrativa infinitamente más sencilla, amplia y práctica que con sesenta consejeros de Estado y expertos en finanzas. Estos últimos ni siquiera saben escribir en forma legible, y emporcan todos los libros en forma tal que nadie podría hacer nada con ellos. En vista de que se estará cada vez más obligado a prepararse para esta eventualidad, el asunto no carece de importancia. Además, estos oficinistas están acostumbrados a la continua actividad mecánica y tienen menos exigencias; es más fácil alejarlos de la holgazanería y, si no sirven, librarse de ellos.

 

 

[ Miquel, Johann (1829-1901). Comunista en su juventud, alrededor de 1860 se convirtió en líder de los liberales nacionales, el partido de la gran burguesía alemana. Desde 1890 hasta el fin de su vida fue ministro prusiano de finanzas.

Waldeck (1802-1870). Político prusiano, demócrata burgués que se distinguió por la consistencia de su democracia, lo que le granjeó el respeto de Marx y Engels. ]

 

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