lunes, 16 de septiembre de 2024



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CARLOS MARX  / FEDERICO ENGELS

CORRESPONDENCIA

 

 

 

 

 

20. DE MARX A ENGELS

[Londres], 23 de febrero de 1853.

...Habrás visto que Kossuth, por intermedio de un filibustero norteamericano, el capitán Mayne Reid, ha renegado de su pretendida proclamación de Milán. Ahora bien, Szemere, escribiéndome ayer desde París, dice que sabe positivamente que la proclama era auténtica. En realidad, esto era evidente por su contenido. El Leader (mazzinista) “considera de su deber ¿poner sobre aviso a sus lectores que este asunto reside enteramente entre el señor Kossuth y el señor Mazzini, y que este último está ausente de Inglaterra. Habrás leído la declaración de Della Rocca en Daily News, dirigida directamente contra Agostini e indirectamente también contra Kossuth. La noble pareja de hermanos parece que está dividida. Kossuth es tan falso como cobarde...

 

Si bien es cierto que el asunto de Milán es un lastimoso finale de las eternas conspiraciones de Mazzini, y yo estoy firmemente convencido de que se ha dañado personalmente, me parece de igual modo cierto que este acontecimiento es en conjunto favorable al movimiento revolucionario. Especialmente por la forma brutal en que saquean los (Aquí el papel está dañado)[austríacos]. Si Radetsky (Radetsky, mariscal de campo que comandaba las fuerzas austríacas.) hubiera seguido el ejemplo de Strassoldo, elogiando a los ciudadanos de Milán por su “exhibición de orden", si hubiera descrito todo el asunto como un miserable putsch de unos pocos “malandrines”, y en señal de confianza hubiera permitido que aparentemente se aflojaran las riendas, el partido revolucionario habría quedado desacreditado ante Dios y el mundo. Pero, al introducir un sistema completo de pillaje, trasforma a Italia en ese “cráter de la revolución” que Mazzini nunca ha sido capaz de hacer entrar en erupción por medio de sus exclamaciones.

 

Y otra cosa. ¿Hubiera creído cualquiera de nosotros que después de sus cuatro años de victoria, de sus preparativos y jactancias de guerra, las fuerzas reaccionarias se iban a sentir tan desmedidamente débiles que dejarían escapar un considerable grito de terror al primer putsch? La fe de esos tipos en la revolución es inconmovible. Una vez más le han dado al mundo una prueba de su inseguridad. En tanto que los émigrés están en realidad completamente en bancarrota y no tienen fuerzas ni para asustar a los niños, todos los diarios del gobierno pregonan y difunden la creencia de que se está tejiendo una red de conspiraciones en torno de buenos ciudadanos.

 

 

[ La fracasada revuelta de Milán tuvo lugar en 1853 y fue tan sólo un fogonazo.

Kossüih, Lajos (Ludwig) (1802-1894). Nacionalista húngaro, dictador en 1848, presidente del Comité de Defensa Nacional. Después de la derrota de Temeszvar abdicó (el 11 de agosto de 1849) de sus poderes dictatoriales en favor del general Gorgei. Emigró a Inglaterra. Marx acusa de cobarde a este héroe de la burguesía, porque después de la derrota de la revolución renegó de sus proclamas que llamaban a la revolución. Sobre la actitud de Marx después de la derrota de la Comuna de París, ver La guerra civil en Francia y las cartas 155, 160, etc. ]

 

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21. DE ENGELS A MARX

[Manchester, aprox. 24 de mayo de 1853]

 

Ayer leí el libro sobre inscripciones árabes de que te hablé. La materia no carece de interés, aunque el clérigo y apologista de la Biblia lo espía todo de una manera repugnante. Su mayor triunfo es que puede demostrar unos pocos disparates cometidos por Gibbon en geografía antigua y de esto sacar como conclusión que también ha de rechazarse la teología de Gibbon. La cosa se llama The Historical Geography of Arabia [Geografía histórica de Arabia], por el reverendo Charles Forster.


Lo mejor que se puede sacar del libro es esto:

1) La pretendida genealogía de Noé, Abraham, etc, dada en el Génesis, es una enumeración bastante exacta de las tribus beduinas entonces existentes, de acuerdo con el mayor o menor grado de parentesco entre sus dialectos, etc. Es sabido que las tribus beduinas de hoy día se llaman siempre Beni Saled, Beni Yussuf, etc., es decir, hijos de tal y cual. Esta nomenclatura, que proviene de la antigua forma patriarcal de existencia, resulta finalmente en esa especie de genealogía. La enumeración del Génesis está más o menos confirmada por los antiguos geógrafos, al tiempo que viajeros más modernos demuestran que los viejos nombres siguen existiendo en su mayoría en un dialecto alterado.

 

Pero, todo esto revela el hecho de que los propios judíos no son sino una pequeña tribu beduina igual que el resto (puesta en oposición a los demás beduinos por condiciones locales, agricultura, etc.).

 

2) Respecto de la gran invasión árabe de que hablamos antes: los beduinos del mismo modo que los mongoles, efectuaron invasiones periódicas; los Imperios asirio y babilónico fueron fundados por tribus beduinas en el mismo lugar en que después estuvo el Califato de Bagdad. Los fundadores del Imperio babilónico, los caldeos, todavía existen en el mismo distrito y con el mismo nombre: Beni Jaled. La rápida fundación de grandes ciudades, Nínive y Babilonia, tuvo lugar exactamente del mismo modo que la creación, hace apenas 300 años, de ciudades igualmente gigantescas —Agrá, Delhi, Lahore, Multan— en la India oriental a consecuencia de las invasiones afganas o tártaras. Esto le quita a la invasión mahometana mucho de su carácter peculiar.

 

3) Allí donde se establecieron, en el sudoeste, los árabes parecen haber sido un pueblo tan civilizado como los egipcios, los asirios, etc.; lo prueban sus construcciones. Esto explica también mucho de la invasión mahometana. En lo que se refiere al engaño religioso, parece, por las antiguas inscripciones de la Arabia del sur —en que aún predomina la vieja tradición nacional árabe del monoteísmo (del mismo modo que entre los indios americanos) y de la cual la tradición hebrea es sólo una pequeña parte— que la revolución religiosa de Mahoma, como todo movimiento religioso, fue formalmente reaccionaria, con el pretexto de un retorno a las costumbres ancestrales, a la simplicidad.

 

Ahora se me aparece con perfecta claridad que las llamadas sagradas escrituras de los judíos no son otra cosa que el registro de las antiguas tradiciones religiosas y tribales de los árabes, algo modificadas por la primitiva separación de los judíos de sus vecinos tribalmente emparentados, pero nómades. La circunstancia de que del lado árabe Palestina está rodeada únicamente por el desierto, por las tierras beduinas, explica su desarrollo peculiar. Pero las antiguas inscripciones y tradiciones árabes y el Corán, a lo que se añade la facilidad con que ahora pueden desenmarañarse todas las genealogías, etc., prueban que el contenido fundamental fue árabe, o más bien semítico en general (en la misma relación que nuestras leyendas épicas germánicas guardan con los Eddas).

 

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