domingo, 6 de abril de 2025




[ 756 ]

 

 


CONTRAHISTORIA DEL LIBERALISMO

 

Domenico Losurdo

 

(…)

 

 

 

 

capítulo quinto

 

 

LA REVOLUCIÓN EN FRANCIA Y EN SANTO DOMINGO,

LA CRISIS DE LOS MODELOS INGLÉS Y NORTEAMERICANO

Y LA FORMACIÓN DEL RADICALISMO EN LAS DOS RIBERAS DEL ATLÁNTICO

 

 

 





 

 

LA TRANSFIGURACIÓN EN TONO UNIVERSALISTA DE LA «DEMOCRACIA NORTEAMERICANA PARA EL PUEBLO DE LOS SEÑORES»

 

Al llamar la atención sobre el problema de la esclavitud, la polémica que se desarrolla en ambas riberas del Atlántico, más que a los colonos sediciosos, desacredita en primer lugar a la Inglaterra protagonista de la trata negrera: «lo que mancha el carácter de esta nación —observa Diderot en 1774— es el hecho de que sus negros son los más infelices entre los negros»; sí, «el inglés, enemigo de la tiranía en su patria, es el déspota más feroz, una vez que sale de ella». La Historia de las dos Indias confirma: 

 

 

«Los ingleses, este pueblo tan celoso de su libertad, se burlan de los demás hombres» y no titubean en recurrir a los métodos más bestiales y a los tormentos más refinados para sofocar cualquier señal de revuelta y cualquier aspiración de sus esclavos a la libertad; «el comercio y la esclavitud de los negros han conducido, necesariamente a los usurpadores a este exceso de barbarie».

 

 

Más tarde, cuando se alía con las potencias del Antiguo Régimen para combatir a la Francia revolucionaria y se niega a seguir el ejemplo de esta última en la abolición de la esclavitud (decretada por la Convención jacobina en febrero de 1794, paralelamente a la revolución de los esclavos negros guiada por Toussaint Louverture), Inglaterra se desacredita ampliamente en Europa. No es solo Robespierre quien declara que la isla del otro lado de la Mancha podía parecer un modelo de libertad solo en el momento en que Francia gemía bajo el despotismo monárquico. Esa es también la opinión de Kant: 

 

 

«Inglaterra, que en una época podía contar con la simpatía de los mejores hombres del mundo […] ahora ha decaído por completo en esa simpatía».

 

 

Mientras estimula la crisis del modelo inglés, la revolución norteamericana suscita representaciones y esperanzas, destinadas a revelarse del todo irrealistas. Surte efecto la ilusión por la cual, en la república surgida de una gran lucha por la libertad, la institución de la esclavitud está destinada a desaparecer rápidamente. En estos términos se expresan de manera explícita los fundadores de la Sociedad Galo-Americana: «El más bello gesto de que se honra el espíritu público en los Estados Unidos, es “la emancipación de los negros”; gracias también a la agitación abolicionista de los cuáqueros, será pronto universal en toda esta parte del mundo, de manera que solo los europeos vinculados aún a la trata de esclavos y a la opresión de los negros, tendrán que sonrojarse de “su barbarie».

 

 

De manera análoga se expresa Condorcet: los colonos sediciosos son los «amigos de la libertad universal»; por lo tanto, se puede partir del presupuesto de que la mancha de la esclavitud será rápidamente lavada:

 

 

«La esclavitud es considerada universalmente en los trece Estados como un crimen de lesa humanidad […]. Ahora, es difícil que con esta opinión el interés particular de los propietarios de esclavos pueda prevalecer durante mucho tiempo en un país en el que la prensa es libre y donde todas las medidas de la autoridad pública, todas las deliberaciones del cuerpo legislativo […] son necesariamente actos públicos».

 

 

Es una ilusión que se puede explicar bien: hay confusión entre abolición de la trata (efectivamente prevista por la Constitución de los Estados Unidos, que aprueba su fin para 1806) y abolición de la esclavitud (que continúa floreciendo); y da la sensación de que el proceso puesto en marcha en el Norte terminará en breve tiempo por abarcar a toda la Unión en su conjunto. Más en general, la apasionada denuncia del despotismo y de la esclavitud política por parte de los colonos sediciosos suena como una declaración de guerra contra toda forma de servidumbre y, por tanto, como el inicio de la emancipación de los negros.

 

 

El proceso de transfiguración de los acontecimientos que se producen al otro lado del Atlántico se convierte en ocasiones en un total malentendido. Cuando saluda con entusiasmo a los colonos sediciosos, Raynal anuncia un premio para el que responda a la pregunta de si «el descubrimiento de América ha sido útil o nocivo para el género humano». Las cuatro respuestas enviadas concuerdan todas en denunciar el acontecimiento como precursor de intolerancia y de esclavitud y en señalar en la revolución norteamericana el remedio para esos males. ¡La rebelión desencadenada también en nombre del derecho a la libre expansión hacia las tierras habitadas por los salvajes es entendida, de este modo, en sentido directamente opuesto!...

 

(continuará)

 

 

 


[ Fragmento de: Domenico Losurdo “Contrahistoria del liberalismo” ]

 

**

 

 

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