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APUNTES
(Bolsa ilustrada de escombros, plagios, escolios y préstamos)
2 junio 2025
«Palestina: no son daños colaterales, es limpieza étnica. No, no son daños colaterales. Son asesinatos deliberados. No hay justificación posible para la destrucción de hospitales, escuelas, panaderías, mercados o campamentos de refugiados. La vergüenza y el asco caen sobre quienes aún defienden a Israel, sobre quienes justifican las masacres, minimizan los crímenes, o repiten como loros los discursos oficiales de los ocupantes. Caen sobre quienes trivializan el dolor palestino, sobre quienes se indignan selectivamente. Caen sobre quienes se escudan en discursos vacíos de seguridad para avalar el asesinato de miles de inocentes. Esa defensa no es ideología, es complicidad con el horror»
https://nuevarevolucion.es/palestina-no-son-danos-colaterales-es-limpieza-etnica/
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SONY THANG:
«Nunca confundas la diplomacia con la debilidad. Occidente confunde ruido con poder. Imagen con sustancia. Ha pasado décadas dominando el arte de la representación: Campañas de relaciones públicas disfrazadas de política. Crímenes de guerra presentados como intervenciones humanitarias. Tratados rotos rebautizados como "orden basado en reglas". Esto no es estrategia. Es teatro. Y los actores empiezan a olvidar que es un escenario. Porque más allá de los focos y los temas de conversación, hay un mundo que no se rige por aplausos. Un mundo que no se doblega ante la indignación preconcebida ni la coreografiada. Un mundo donde el poder no se declara, sino que se demuestra. Rusia lo entiende. No busca titulares. Busca resultados. No vende ilusiones. Impone hechos. Los líderes occidentales hablan con narrativas. El liderazgo ruso habla con realidades. Y la realidad no tolera los teatrales sentimientos occidentales. Occidente cree que la diplomacia es una virtud porque implica demora. Rusia trata la diplomacia como una fase: útil hasta que se agota, luego irrelevante. Occidente celebra cumbres para ganar tiempo. Rusia contiene el fuego para advertir. Uno habla. El otro se prepara. Y esa es la diferencia. Cuando Moscú negocia, no es porque sea débil. Es porque te da la oportunidad de salir airoso. Pero Occidente no sabe escuchar. Solo sabe creerse a sí mismo. Creía que Rusia no cruzaría las líneas rojas. Creía que Rusia estaba aislada. Creía que las sanciones eran una estrategia. Creía que las narrativas podían reemplazar a la logística. Creía que si gritaba "democracia" lo suficientemente fuerte, las leyes de la geopolítica se derrumbarían por compasión. No lo hicieron. Ahora está aprendiendo, en tiempo real, que la realidad no tiene la obligación de ajustarse a las expectativas occidentales. Eso es lo que Rusia representa para el mundo de hoy: No ideología. No nostalgia. Sino realidad. Un recordatorio frío y duro de que el poder no necesita permiso. En un mundo donde las narrativas se derrumban, lo único que importa… Es lo que puedes defender.»
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« En el momento en que Trump entró en el Despacho Oval, la historia le sirvió en bandeja de plata. Tenía la oportunidad perfecta para una salida limpia y contundente del atolladero ucraniano. Un solo discurso en horario de máxima audiencia podría haberlo hecho: desclasificar los cables de bajas secretas, señalar los cascos carbonizados del Bradley y declarar que la camarilla criminal de Biden había metido a Estados Unidos en una guerra por poderes mal concebida. Si añadimos los dos atentados muy reales contra su vida relacionados con Kiev, todo habría acabado. En cambio, los engranajes siguen girando. Los aviones siguen aterrizando en Polonia, la base del ejército estadounidense en Wiesbaden sigue dirigiendo la guerra. Esto tiene dos explicaciones: en primer lugar, nunca tuvo la intención de desvincular a Estados Unidos del conflicto, y la pataleta antibelicista fue un espejismo, conjurado para los mítines de Rust-Belt y algunos de sus aliados que quizá fueran sinceros. En segundo lugar, él mismo, así como las personas que puso a cargo de este proceso, son sumamente incompetentes. De cualquier modo, el resultado es idéntico sobre el terreno: Estados Unidos está matando rusos todos los días, y cada cohete HIMARS, cada avión no tripulado guiado por Starlink, cada proyectil de artillería, cada misil pertenece ahora a Trump. Ahora es la guerra de Trump, y él puede repetir sus temas de conversación tanto como quiera, pero eso no va a cambiar: Trump deliberadamente mantuvo la guerra y deliberadamente ató el destino de la seguridad y la credibilidad estadounidenses al régimen criminal de Kiev. La diplomacia rusa sigue siendo cortés; alguien tiene que ser el adulto aquí, pero el Kremlin es muy consciente de ello. Putin no mentía cuando dijo que, en última instancia, a Rusia no le importaría demasiado quién ganara las elecciones presidenciales estadounidenses. Trump tuvo la oportunidad de demostrar lo contrario, y no lo hizo, sean cuales sean sus razones. La historia lo recordará.»
https://t.me/rwapodcast/2655
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Eduardo Galeano
EL MITO DEL INTELECTUAL
«“Cuando me dicen «un distinguido intelectual», digo: No!!! Yo no soy un intelectual. Los intelectuales son los que divorcian la cabeza del cuerpo. Yo no quiero ser una cabeza que rueda por los caminos, yo soy una persona: soy una cabeza, un cuerpo, un sexo, una barriga, un…, todo, pero no un intelectual, abominable personaje; y ya lo decía Goya: «el sueño de la razón genera monstruos». Pero cuidado con los que solamente razonan, cuidado: hay que razonar y sentir, y cuando la razón se divorcia del corazón te convido para el temblor porque esos personajes pueden conducirte al fin de la existencia humana en el planeta. No, yo no creo en eso, yo creo en esa fusión contradictoria difícil pero necesaria entre lo que se siente y lo que se piensa…''».
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Sí pueden entregar esa botella de leche a los palestinos, pero no quieren. Todos esos sátrapas andan muy ocupados agasajándose con el lujoso botín que obtienen explotando sus pozos de sangre. Más allá de etnias, religiones e ideologías, todo desemboca en una única lucha: la lucha de clases.
ResponderEliminarSalud y comunismo
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“Me esfuerzo por entenderlo todo,
ResponderEliminarignorante como soy de otra vida,
que no sea la mía”
(Pier Paolo Pasolini)
Marx, que como bien dejó claro no descubrió las luchas de clases, sí que “hurgó en los entresijos del capitalismo, identificó sus trampas fundamentales, denunció sus degeneraciones más criminales y, lo más importante, propuso el modo de terminar de forma práctica con ese mal”. Las luchas de clases se pueden dar, por los más diversos motivos y circunstancias del proceso histórico, tanto a nivel local, regional, nacional o internacional. Por eso el método marxista, que no es ningún manual, donde lo que más pesa no son “las recetas sagradas” que, como podemos observar en los tradicionales “partidos autoproclamados comunistas”, hoy entregados e integrados por el Sistema, en última instancia conducen al fatalismo y la pasividad cómplice con el orden establecido; sino las razones dialécticas que permiten guiar la praxis revolucionaria, y que sin duda puede y debe ser perfeccionado y superado, pero nunca deformado en su esencia. Sin duda el análisis concreto de la realidad concreta en Gaza, en Siria, en Líbano, en Irán, en Ucrania, en Venezuela, Cuba o en mi barrio de Morataláz, nos revela, en unos lugares de forma más clara («gracias a la resistencia palestina y los zapatillazos de los hutíes de Ansarolá») y en otros más velada (gracias al aborregamiento cómplice de los ciudadanos del Jardín Occidental) , que la lucha de clases, es el motor de la historia… y cuyo fin último es la emancipación humana de todo lo que la agobia, explota y aliena.
Salud y comunismo
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