miércoles, 8 de junio de 2022

 

[ 155 ]

 

POR EL BIEN DEL IMPERIO

 

Josep Fontana

 

 

EL ASESINATO

 

“Este inicio del camino de la distensión no era bien recibido por una parte de la sociedad norteamericana, en especial por los grupos de extrema derecha, sostenidos con el dinero de los empresarios, que pasaron ahora de las amenazas de muerte a la organización de algunos intentos de magnicidio. En el otoño de 1963 arreció la feroz campaña contra Kennedy que hacía la extrema derecha, que acusaba al presidente y a toda su administración de ser comunistas. Temiendo que el tema de la ley de Derechos civiles iba a dividir al Partido Demócrata en el sur, lo que hubiera sido nefasto para sus aspiraciones a la reelección, en momentos en que los sondeos de la opinión pública le daban un 38 por ciento a él y un 54 a su contrincante republicano en las próximas elecciones, Barry Goldwater, Kennedy decidió hacer un viaje a Texas, un estado que le había dado los votos en 1960 gracias a la habilidad negociadora del vicepresidente Johnson, y que necesitaba también asegurarse para ser reelegido. Antes de marchar le dijo a su esposa: «Vamos hoy a una tierra de locos. Pero, Jackie, si alguien quiere dispararme desde una ventana con un rifle, nadie puede pararlo. Así que ¿para qué preocuparnos?».

 

La acción que condujo a su muerte en Dallas el 22 de noviembre de 1963 sigue siendo en la actualidad un acontecimiento con muchos aspectos oscuros. A los pocos minutos de recibir la noticia del atentado, Robert Kennedy trataba de averiguar si sus autores eran la CIA, los cubanos anticastristas, los millonarios petroleros de Texas, la mafia o una combinación de los esfuerzos de todos ellos. Aunque se le vendió al público la historia de la culpabilidad de un tirador desequilibrado, Lee Harvey Oswald, que era la versión más tranquilizadora, algunos analistas oficiales llegaron a la conclusión de que los principales organizadores eran H.L. Hunt y otros dos ricos petroleros de Texas, que consideraban a Kennedy débil con el comunismo y temían que iba a recortarles las ventajas fiscales de que gozaban. Pero ninguna de las muchas hipótesis presentadas parece convincente, de modo que, como se ha dicho, «la mitad del público norteamericano (y buena parte del resto del mundo)» comparte la idea de que existió una conspiración.

 

Robert Kennedy no aceptó nunca la versión oficial de la muerte de su hermano presentada por la comisión Warren, porque era consciente de cuáles eran las fuerzas oscuras que se enfrentaban a él, y pensaba que detrás del magnicidio estaban el crimen organizado y los grupos que propugnaban una acción violenta contra Cuba; aunque tal vez también la CIA. Se proponía reabrir la investigación una vez hubiese llegado a la presidencia, pero fue asesinado en el verano de 1968, cuando faltaban pocos meses para la elección presidencial, tal vez a iniciativa de las mismas fuerzas que habían organizado la muerte de su hermano.”

 

 

 

[ Fragmento de: Josep Fontana. “Por el bien del imperio” ]

 

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2 comentarios:

  1. Los magnicidios perpetrados en Estados Unidos son la más trágica prueba de la farsa de su sistema "democrático". A Kennedy lo mató la misma mano que asesinó a Allende, a Omar Torrijos y probablemente a Jovenel Moïse. La misma que intento cientos de veces asesinar a Fidel, solo que éste, a diferencia de los mencionados, además del gobierno tenía el poder. Es muy significativo que, hasta donde yo sé, ningún presidente de la URSS fuera asesinado.

    Salud y comunismo


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  2. Algo que me resulta cada día más incomprensible e insoportable es que esa camada de criminales, una exigua minoría incluso entre los de su clase opresora y explotadora, posea y manipule con tal eficacia los ‘medios de desinformación y embrutecimiento’ para que la inmensa mayoría de los ‘cerebritos’ de la silenciosa ‘opinión pública’ acabe apoyando incondicionalmente, ya sea por pasiva o por activa, sus aberrantes crímenes contra los propios seres humanos –‘que en su inconsciente estupidez les dejan hacer’– y para colmo contra la precaria posibilidad de existencia de las futuras generaciones de la especie humana en lo que va quedando del devastado planeta tierra.

    Salud y comunismo

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