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Bertolt Brecht

entrevistado en julio de 1926

 

 

–Mi poesía tiene más bien un carácter privado. En el drama no revelo mi estado de ánimo personal sino, por así decirlo, el estado de ánimo del mundo. En otros términos, una observación objetiva, lo contrario de lo que se entiende comúnmente por estado de ánimo, sobre todo en poesía.

 

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–Yo no permito que mis sentimientos se deslicen en la composición dramática. Deformarían el mundo. Busco un estilo que dependa mucho del entendimiento. Yo no escribo para un público que sólo tiene en cuenta la emoción.

 

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–La única señal de respeto al espectador consiste en no subestimar su inteligencia. Yo apelo a la razón.

 

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–Yo me conformo con exponer los hechos, para que el público pueda pensar por su cuenta. Por ello necesito un público con los sentidos bien aguzados, capaz de observar y de divertirse haciendo trabajar su intelecto.

 

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–El espectador debería ser bastante psicólogo como para analizar por su cuenta el material que le ofrezco. Concedo la máxima libertad al espectador para que interprete mis obras.

 

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–La teoría puede ser verificada a la luz de los propios hechos.

 

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–El público debe comprender y no hallar el pretexto para identificarse. El sentimiento es cosa privada e inestable. El razonamiento, en cambio, es leal y relativamente general…

 

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–De todas maneras no soy tan tremendamente caótico como se cree en general. Es cierto que en mis dramas me limito a presentar los hechos lisa y llanamente, pero sólo elaboro lo que es típico; selecciono, ése es mi orden. Así, cuando uno de mis personajes se debate entre contradicciones es porque un ser humano no puede ser el mismo a cada instante. Las circunstancias exteriores cambian sin cesar y por ello el equilibrio interior del hombre se modifica. El yo inmutable es un mito. El hombre es un átomo en continua descomposición y reconstrucción. Se trata de dar forma a lo que es. 

 

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–El caos existe sólo porque nuestra mente es imperfecta. Consideramos irracional a todo lo que está fuera de su alcance.

 

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–En general las opiniones de la gente me interesan mucho más que sus sentimientos. Sólo la experiencia vivida es a veces más primaria aún. Pero ya se sabe que no todas las opiniones tienen su origen en la experiencia.

 

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–Todo acto es la consecuencia de una toma de conciencia. Estrictamente hablando, no hay ningún acto verdaderamente impulsivo. Siempre interviene la inteligencia.

 

 

 

30 julio 1926

 

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