[ 457 ]
DIARIOS A RATOS PERDIDOS 3 Y 4
Rafael Chirbes
14 de julio / 2006
“Leo el libro de Gregorio Morán sobre el PCE. Hay momentos en los que la lectura me resulta casi insoportable, de tan dolorosa. Militantes encarcelados, torturados, fusilados: sufrimientos que sirvieron para muy poco, y algunos usaron como moneda para adquirir poder, posiciones. Leyendo, recuerdo lo mucho que duraba un minuto en la DGS, cuando esperabas sin saber muy bien qué podía suceder, o mientras te golpeaban: tomabas conciencia de la relatividad del tiempo. Descifro la cantidad de sufrimiento encerrado en cada línea del libro cuando habla de los años cuarenta, de los militantes de Madrid, acosados; de las partidas que se movían por las sierras de Asturias, Galicia o Valencia, y a las que los guardias civiles cazaban como conejos. Qué debían de sentir esos hombres sin horizonte, sin apoyos ni esperanzas, convertidos en alimañas, hambrientos y sedientos, sabiendo que la única salida que les quedaba era la muerte violenta. Morir matando. Cuánto debió de durarles aquel tiempo. Como del infierno de Santa Teresa -para siempre, para siempre- nos resulta hoy difícil tener idea de la textura de un tiempo así, conocer los infinitos matices del miedo que pueden meterse en un par de segundos. Había en el ambiente de aquellos años una violencia escondida y una suciedad que nosotros, convertidos en civilizados ciudadanos del oeste de Europa del siglo XXI, imaginamos o reconstruimos con dificultad. Algo de eso -de esa suciedad moral y física que Morán describe- conocí aún a fines de los sesenta y principios de los setenta en la DGS y en la cárcel de Carabanchel. Y arriba, por encima de esa maraña de crueldad, en el exterior, casi impasibles, los altos dirigentes del partido, manejando pro domo sua ese dolor, convirtiéndolo en plusvalía, acumulándolo como capital propio y encima buscando salvarse para la historia (Carrillo, Semprún, la Pasionaria), levantándose para la historia sobre todos los encarcelados y muertos anónimos. Morán incluye una cita de El rey Lear: «La verdad es un perro que hay que echar a la perrera, y hay que echarlo a latigazos.» La escritura de un libro así es como un ladrido -ni siquiera un bocado, la escritura no muerde- de ese perro, antes de que lo encierren para siempre. Al final, hasta la acción más odiosa, la del guardia que cumplía con su no pocas veces duro trabajo entre las breñas, persiguiendo a los maquis, tiene un punto de realismo laboral del que carece el dirigente, que es el que trafica con el esfuerzo y el trabajo ajenos”.
(…)
17 de julio
“Sigo con el libro de Morán. En la Semana Santa de 1960, Pradera envía una carta al CC del PCE en la que apunta una salida monárquica al franquismo, y la integración en el mercado común. Nadie puede negarle clarividencia. Puesto a ser cabrón, diré que esa clarividencia que te da el cinismo: no sentirte ligado a nadie que no sea tu ego te libra de las presiones ideológicas ajenas. Con eso, con información privilegiada (siempre la ha tenido) y con inteligencia (no le ha faltado) la lucidez está servida. Hoy, tantos años después, podría decirse que Pradera sigue igual, pero por entonces la lucidez le servía para conocer las cosas, mientras que hoy le sirve nada más que para enredarlas, para taparlas y ocultarlas. Eso sí: su yo sigue intocado y, además, multiplicado por la creciente admiración ajena. Su capacidad de intriga también ha crecido de forma exponencial.”
(…)
19 de julio
“De la realidad en estado puro he aprendido poco: ni siquiera cuando he sido un modesto Oliver Twist (orfelinatos) o un personaje de La madre de Gorki (tres palizas en comisaría, cuatro o cinco meses de cárcel, casi uno en la DGS) he tenido conciencia de que eso tuviera mayor interés. Las cosas -incluso las peores- en la vida ocurren con una intrascendente grisura: los golpes en la DGS con la toalla mojada, con un zapato y con la guía de teléfonos, las patadas, prolongaban los castigos en el internado. Nada interesante, ni heroico, nada digno de mención. Al menos, en la comisaría tenías una tonificante sensación de destino y sabías que habías jugado meditadamente con el peligro y habías sido derrotado: eras un adulto. Lo grave era lo del internado, tú no habías buscado nada, aquello era sobrevenido, y no servía para cubrir aspiración alguna. Los hombres hechos y derechos que en el internado golpeaban con saña a un niño que no podía pedir auxilio a nadie que no estuviera a menos de setecientos kilómetros seguramente se castigaban a sí mismos, azotaban su cobardía, su desamor, creo que pegaban más quienes más amaban o deseaban y lo hacían porque se negaban a reconocer esa inclinación: nada puede excitar (enfurecer) más a alguien que desea que el desamor o el simple desinterés de un inocente. No digo que en comisaría no se diera ese juego perverso de sentimientos entre torturador y torturado, pero ellos -los policías- tenían un cimiento laboral, de trabajo, una frialdad que no calificaré de científica (nada más alejado de la policía franquista que la ciencia, aunque tampoco eran tan brutos como nosotros mismos nos hacíamos creer), pero sí precientífica, ejercían un oficio, practicaban la observación metódica, fase previa a la delación o denuncia: observación, espionaje, acumulación de experiencia cotidiana: era un trabajo; para ellos su especialidad, algo que convertía en banal la ceremonia de la tortura sin dejar de ser especialmente odiosa. Que a algunos les excitaba aquel ambiente, la sordidez corpórea de las torturas, que, por decirlo pronto, se les ponía dura, pues sí, pero eso se llama exceso de celo. Trabajar en lo que te gusta. Tener verdadera vocación.
Releo lo que escribí hace unos días sobre Pradera. Seguramente quería hacerme el bueno ante mí mismo. No sé por qué voy a pensar que su inteligencia le servía para conocer y algo así como ser el mejor hace cincuenta años. Yo lo conocí de refilón hace treinta y tantos y ya era tan intrigante y malévolo como hoy. Tenía fama de serlo, yo escuchaba a sus amigos hablar de él sin afecto, con una temerosa admiración. Y eso que entonces todo tenía un aire inocente, de noble resistencia antifranquista. Conclusión, listo sí que lo ha sido siempre. Su vocación, dominar a los demás. Siempre, incluso en el PCE (y eso que era de una de las familias centrales del régimen), ha estado arriba, se me dirá que estar arriba es destino de los mejores (los Pradera, una de las grandes familias de San Sebastián, Javier era sobrino del mártir, Víctor Pradera: tenía una calle importante en Madrid y en otras ciudades, la actual Martín de los Heros, su padre no sé si fue gobernador civil de San Sebastián en la inmediata posguerra, creo recordar que sí). Su frustración, no haber creado esa sólida obra teórica que lo ratificaría como el hombre de arriba, y no un intrigante -que es lo que ha acabado siendo al no dejar ningún volumen sólido-, sino como una verdadera autoridad intelectual. Permanece más firme lo que dejó su desdeñada cuñada Carmen Martín Gaite que lo suyo, artículos oportunistas en el día a día del periódico y de sus estrategias, nada grandioso. Ella, que a él le parecía poco dotada y liviana, ha acabado siendo sólido mineral. El leve es él. Creo que lo de escribir una obra teórica se lo ha impedido su propio orgullo, lo ha paralizado el pánico a que la obra no esté a la altura del desmesurado personaje que él mismo se ha construido.”
[ Fragmento de: Rafael Chirbes. “Diarios A ratos perdidos 3 y 4” ]
*
" ...sufrimientos que sirvieron para muy poco, y algunos usaron como moneda para adquirir poder, posiciones".
ResponderEliminarCuán cierto. Me identifico, por principio y vivencia propia, con tan doloroso aserto. La mera mención de dichas siglas, DGS, lleva aparejado todo el espanto de una época imposible de olvidar por quienes la sufrieron. "...sufrimientos que sirvieron para muy poco...". En efecto, porque sobre sus hoy olvidadas mazmorras, testigos de tanta tortura y brutal represión, perfumadas de "democracia", la FRANCOCRACIA sigue asentando sus fascistas nalgas. Aún puedo sentir el tremendo y traicionero golpe 'gris' que me derribó dejándome sin sentido, y las infames humillaciones a las que tantos y tantas fuimos reiteradamente sometidos por los sádicos esbirros del dictador. Tozuda, la memoria mantiene viva la llama de la insumisión, del NO, pero también conlleva una inevitable, amarga y dolorosa impotencia ante la triste y amnésica realidad que hoy padecemos.
Salud, comunismo y memoria. Aunque duela.
★
LECTURAS QUE HACEN POSO…
ResponderEliminarA la supuesta izquierda integrada en la FRANCOCRACIA, en esencia PCE y PSOE, se le encomendó, por parte de los poderes fácticos: en esencia la CIA, la misión de borrar “la realidad de los hechos” de la memoria histórica: el periodo republicano, el golpe militar fascista, la guerra civil y sobre todo la criminal posguerra dentro de los cuarenta años de dictadura franquista. De modo que esa supuesta izquierda dejó de hablar de cualquiera de las facetas de la lucha de clases mientras la derecha franquista devenida en “demócrata de toda la vida” siguió practicándola día a día y ahora, para más recochineo, desde “las poltronas constitucionales”. Toda esta pantomima en nombre de un supuesto “consenso nacional” que, más allá de ridículos cambios cosméticos (TOP por AN), incluía la prolongación integra del franquismo (poder financiero, militar, judicial, policial…) y en esencia los intereses sacrosantos de los yanquis (Bases, OTAN, Multinacionales…). En consecuencias los militares fascistas siguieron tutelando la España, Una, Grande y Libre. Los banqueros corruptos se adueñaron de la banca pública, las cajas de ahorros y “la burocracia ministerial”, el aparato judicial fascista en comandita con la policía franquista siguió persiguiendo y torturando, y ahora premiados con ascensos, medallas y pensiones VIP, a todos aquellos que no obedecieran la orden de acatar el “consenso nacionalista españolista” y… en fin, que digo yo que menos mal que nunca falta un Morán, un Chirbes, un Garcés, un Grimaldos, un Espinosa… que, blanco sobre negro y de forma rigurosamente documentada, sigue reivindicando la memoria histórica basada en la realidad objetiva de los hechos… que, por eso es tan incómoda, es la única que ayuda a desvelar la farsa actual del Régimen 78, del bipartidismo al servicio de los yanquis y el IBEX35 o la FRANCOCRACIA en cualquiera de sus múltiples y fraudulentos envases…
Salud y comunismo
*