sábado, 13 de julio de 2024

 

[ 607 ]

 

 

 

CARLOS MARX  / FEDERICO ENGELS

CORRESPONDENCIA

 

 

 

 

 

13. DE ENGELS A MARX

 

[Manchester] 21 de agosto de 1851.

 

 

...He leído a Proudhon [ El libro de Proudhon, Idee Générale de la Reoolution au XIX Siécle (Idea general de la revolución en el siglo XIX). ] hasta la mitad y encuentro muy acertada tu opinión. Su llamamiento a la burguesía, su retomo a Saint-Simon y a otras cien cosas, inclusive en la parte crítica, demuestran que considera a la clase industrial, a la burguesía y al proletariado, como realmente idénticos, y puestos en conflicto únicamente por la circunstancia de que la revolución no ha sido completada. Es evidente la base seudofilosófica sobre la que se construye la historia: antes de la revolución, la clase industrial en sí; 1789-1848, en contradicción, la negación; luego la síntesis de Proudhon para enlazarlo todo con un floreo. Todo el asunto me parece ser un intento final de retener teóricamente a la burguesía; nuestras premisas acerca de la iniciativa histórica decisiva de la producción material, de la lucha de clases, etc., son adoptadas en gran medida, tergiversadas en su mayoría, y sobre esto se basa una tentativa de dar, por una prestidigitación seudohegeliana, la apariencia de una vuelta del proletariado al seno de la burguesía. Todavía no he leído la sintética sección I. En los ataques a L. Blanc, Robespierre, Rousseau, hay algunas cosas buenas, pero tomados en conjunto no se puede hallar nada más pretenciosamente superficial que esta crítica política; por ejemplo, sobre la democracia, en que —como la Neue Preussisclu: Zeitung y toda la vieja escuela histórica— se pierde en minucias y no se avergüenza de construir sistemas a partir de minúsculas consideraciones prácticas dignas de un escolar. Y ¡qué gran idea esa de que el poder y la libertad son contradicciones inconciliables y que ninguna forma de gobierno puede darle a él suficiente fundamento moral para obedecerlo!

Entonces, ¿para qué diablos se necesita el poder?...

 

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14. DE MARX A WEYDEMEYER

Londres, 11 de setiembre de 1851.

 

...Considero que la política de Mazzini es fundamentalmente errónea. Al incitar a Italia al rompimiento de relaciones, trabaja por entero en favor de Austria. Por otra parte, no apela a ese sector de Italia que ha sido oprimido durante siglos el campesinado, y prepara así nuevas fuentes contrarrevolucionarias. El señor Mazzini sólo conoce las ciudades con su aristocracia liberal y sus ciudadanos cultos. Las necesidades materiales de la población agrícola de Italia —que como la irlandesa es exprimida hasta la última gota, agotada y embrutecida sistemáticamente— son naturalmente demasiado bajas para las palabras celestiales de su manifiesto cosmopolita-neocatólico-ideológico. Pero es verdad que habría requerido cierto valor informar a la burguesía y a la aristocracia que el primer paso hacia la independencia de Italia es la completa emancipación de los campesinos y la trasformación de su sistema de aparcería en la libre propiedad burguesa. Mazzini parece creer que es más revolucionario conseguir un empréstito de diez millones de francos que ganar a diez millones de hombres. Mucho me temo que en caso de extrema necesidad el propio gobierno austríaco altere el sistema de la propiedad en Italia y lo reforme a la manera “galitziana”...

 

 

[ Marx y Engels concedían gran importancia a la lucha revolucionaria de los campesinos y ponían gran atención al problema agrario. En su libro El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852), Marx señaló que, con el desarrollo de las condiciones capitalistas, los intereses de los campesinos dejan de armonizar con los de la burguesía, con los del capital, entrando en oposición con ellos. Entonces los campesinos “hallan su aliado natural y su líder en el proletariado urbano, cuya misión es el derrocamiento del orden social burgués” (capítulo VII).

En aquella época Italia se hallaba todavía en el período de la manufactura, y la gran industria estaba sólo en sus comienzos. La clase obrera estaba aún lejos de haber sido completamente expropiada y proletarizada. Los obreros urbanos todavía poseían sus propios instrumentos de trabajo. En el campo, los pequeños campesinos y granjeros ejercían simultáneamente la agricultura y la industria. El proletariado no había tomado conciencia aún de sí mismo como clase independiente, y la energía revolucionaria de la burguesía continuaba inalterada. La división de Italia fue provocada únicamente por la dominación extranjera de Austria, bajo cuya protección ricos príncipes llevaron al país al borde de la ruina.  Inclusive la aristocracia estaba a favor de la unidad y la independencia nacional. La unificación de Italia fue realizada de manera revolucionaria (el desembarco de Garibaldi en Sicilia). La Casa de Saboya supo hacer uso de la revolución y en 1861 recibió la corona de Italia.

 

Weydemeyer, Joseph (1818-1866). Oficial prusiano de artillería y escritor. Al principio apoyó al "verdadero socialismo” y en 1845-1846 se hizo partidario de Marx y Engels. Visitó al primero en Bruselas, donde permaneció durante un tiempo y asistió a las conferencias de Marx. Allí también copió con claridad gran parte del manuscrito de la Deutsche Ideologie (Ideología Alemana). Colaboró en periódicos socialistas: el Westphalisches Dampfboot (El vapor westfaliano) y la Neuc Rheinische Zeitung. En 1851 emigró de Alemania a Norteamérica. En Estados Unidos ejerció el periodismo y tomó parte en la guerra contra los esclavistas del Sur, como coronel de un regimiento del ejército del Norte.

 

Mazzini, Giuseppe (1805-1872). Político burgués italiano que desempeñó un papel rector en el movimiento revolucionario burgués, especialmente en la intelectualidad urbana y la aristocracia liberal. Vivió en el exilio y. en 1831-1832 fundó la “Joven Italia”, organización revolucionaria que tenía por objetivo la unificación de Italia, todavía dividida en aquella época en muchos Estados diferentes. Tomó parte en las luchas revolucionarias italianas de 1848. Después de esto fue nuevamente emigrado en Londres, donde fundó el Comité Democrático Europeo, cuya finalidad era unir al movimiento revolucionario burgués de los diferentes países. Su programa republicano reclamaba la independencia y la unidad de Italia y una república democrática; su lema era “Dio e Popolo” (Dios y Pueblo). Marx criticó el carácter inconsistente y antiproletario del programa de Mazzini, librando una enérgica lucha contra él y su Comité.

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