viernes, 30 de agosto de 2024

 

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CARLOS MARX  / FEDERICO ENGELS

CORRESPONDENCIA

 

 

 

19. DE ENGELS A MARX

[Manchester] 24 de setiembre de 1852.

 

Los crapauds están acomodándose. Con la prosperidad momentánea y las perspectivas gloriosas de un imperio, los obreros parecen haber terminado por aburguesarse del todo. Se necesitará el severo castigo de una crisis para que pronto vuelvan a servir para algo. Si la próxima crisis fuera moderada, Bonaparte puede ser capaz de vadearla. Pero parece que va a ser endiabladamente seria. Ninguna crisis es peor que aquélla en que se desarrolla lentamente la sobre-especulación en producción, porque requiere tantos años para desenvolver sus resultados como meses requiere una crisis comercial de productos, existencias y acciones. Y con el viejo Wellington ha sido enterrado no sólo el sentido común de la vieja Inglaterra, sino la propia vieja Inglaterra en la persona de su único representante viviente. Lo que queda son personajes deportistas como Derby y estafadores judíos como Disraeli, caricaturas de los viejos tories, del mismo modo que Monsieur Bonaparte lo es de su tío.

 

[ Wellington, Duque de (1769-1852). Peleó en la India entre 1796 y 1805, primero en Mysore y después en la guerra de Mahratta. Mandó las fuerzas que derrotaron a los ejércitos napoleónicos en España y Portugal de 1808 a 1814, y los ejércitos aliados en Waterloo (1815), en que fue derrotado Napoleón I. Primer ministro de 1828 a 1830. Se opuso a la Reform Bill (sufragio universal), pero depuso su actitud al ver que ésta era inútil. Se opuso a la abolición de los castigos en el ejército. Organizó las fuerzas militares contra las grandes manifestaciones cartistas de abril de 1848. (N. de la ed. inglesa.)

 

Acerca de Wellington había escrito Engels en una carta a Marx del 11 de abril de 1851:

 

“También estoy empezando gradualmente a comprender a Wellington. Un inglés voluntarioso, duro, obstinado, con todo el buen sentido y el arte de utilizar los recursos de su nación; lento en sus reflexiones, cauto; nunca se confía a la suerte, a pesar de su suerte inusitada; sería un genio si el sentido común no fuese incapaz de encumbrarse a la genialidad. Todos sus actos son ejemplares y ninguno una obra maestra. Un general como él es como hecho a la medida del ejercito inglés, en que cada soldado, cada subteniente, es en su esfera, un pequeño Wellington. ]

 

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20. DE MARX A ENGELS

[Londres], 23 de febrero de 1853.

 

...Habrás visto que Kossuth, por intermedio de un filibustero norteamericano, el capitán Mayne Reid, ha renegado de su pretendida proclamación de Milán. Ahora bien, Szemere, escribiéndome ayer desde París, dice que sabe positivamente que la proclama era auténtica. En realidad, esto era evidente por su contenido. El Leader (mazzinista)

“considera de su deber poner sobre aviso a sus lectores que este asunto reside enteramente entre el señor Kossuth y el señor Mazzini, y que este último está ausente de Inglaterra”.

 

Habrás leído la declaración de Della Rocca en Daily News, dirigida directamente contra Agostini e indirectamente también contra Kossuth. La noble pareja de hermanos parece que está dividida. Kossuth es tan falso como cobarde...

 

Si bien es cierto que el asunto de Milán es un lastimoso finale de las eternas conspiraciones de Mazzini, y yo estoy firmemente convencido de que se ha dañado personalmente, me parece de igual modo cierto que este acontecimiento es en conjunto favorable al movimiento revolucionario. Especialmente por la forma brutal en que saquean los [austríacos]. Si Radetsky hubiera seguido el ejemplo de Strassoldo, elogiando a los ciudadanos de Milán por su “exhibición de orden", si hubiera descrito todo el asunto como un miserable putsch de unos pocos “malandrines”, y en señal de confianza hubiera permitido que aparentemente se aflojaran las riendas, el partido revolucionario habría quedado desacreditado ante Dios y el mundo. Pero, al introducir un sistema completo de pillaje, trasforma a Italia en ese “cráter de la revolución” que Mazzini nunca ha sido capaz de hacer entrar en erupción por medio de sus exclamaciones.

 

Y otra cosa. ¿Hubiera creído cualquiera de nosotros que después de sus cuatro años de victoria, de sus preparativos y jactancias de guerra, las fuerzas reaccionarias se iban a sentir tan desmedidamente débiles que dejarían escapar un considerable grito de terror al primer putsch? La fe de esos tipos en la revolución es inconmovible. Una vez más le han dado al mundo una prueba de su inseguridad. En tanto que los émigrés están en realidad completamente en bancarrota y no tienen fuerzas ni para asustar a los niños, todos los diarios del gobierno pregonan y difunden la creencia de que se está tejiendo una red de conspiraciones en torno de buenos ciudadanos.

 

[ La fracasada revuelta de Milán tuvo lugar en 1853 y fue tan sólo un fogonazo.

Kossüih, Lajos (Ludwig) (1802-1894). Nacionalista húngaro, dictador en 1848, presidente del Comité de Defensa Nacional. Después de la derrota de Temeszvar abdicó (el 11 de agosto de 1849) de sus poderes dictatoriales en favor del general Gorgei. Emigró a Inglaterra. Marx acusa de cobarde a este héroe de la burguesía, porque después de la derrota de la revolución renegó de sus proclamas que llamaban a la revolución. Sobre la actitud de Marx después de la derrota de la Comuna de París, ver La guerra civil en Francia y las cartas 155, 160, etc. ].

 

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